RELATO EN EL AIRE
Noticieros de tevé: lejos del pluralismo
El experto analiza el primer informe producido por la Defensoría del Público, creada por la ley de servicios audiovisuales, sobre la presencia de fuerzas políticas en los informativos de televisión abierta. Los datos no confirman la diversidad que plantea el organismo.
Un novedoso monitoreo de los noticieros de los canales de televisión abierta del área metropolitana de Buenos Aires (2, 7, 9, 11 y 13) realizado por la Defensoría del Público contiene datos reveladores sobre el nivel de pluralismo de los informativos y es un valioso insumo para evaluar parte de los objetivos contenidos en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual a casi cinco años de su sanción. El resultado muestra un esquema polarizado con escaso pluralismo político.
Si se aprovechan los datos aportados por el monitoreo de la Defensoría referidos a 2013 y se los procesa en función de las menciones y del tiempo asignado a las distintas fuerzas políticas, en casi todos los casos el oficialismo es protagonista. Pero, superada esta coincidencia inicial que se corresponde con la preeminencia del Frente para la Victoria a nivel nacional (no en el distrito en el que operan las licencias privadas comprendidas por el estudio), afloran las diferencias. Los canales 7 (estatal), 9 (del mexicano Angel González González) y Telefe (grupo Telefónica) son los más oficialistas, mientras que los canales 13 (grupo Clarín) y 2 (grupo Vila-Manzano-De Narváez) destinan más espacio a la oposición. Las emisoras privadas conforman dos bloques: las oficialistas (Canal 9 y Telefe) y las opositoras (Canal 13 y América TV-Canal 2).
El Canal 7 (cuyo eslogan es “TV Pública”) dedicó un mínimo del 62,4% de las menciones en sus noticieros al oficialismo y un máximo del 77,3%. El primer porcentaje sólo incluye las fuentes políticas y del Poder Ejecutivo Nacional y el segundo contempló a los gobiernos provinciales.
Como el monitoreo de la Defensoría del Público no distingue entre ejecutivos provinciales, para este artículo se procesó ese dato separadamente en dos escenarios, considerando que el subtotal de menciones de gobiernos de las provincias no suma al oficialismo nacional en una primera hipótesis, y añadiéndolo en una segunda hipótesis. De este modo, el canal estatal que pertenece a Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA-SE) concedió un máximo de 37,6% y un mínimo de 22,7% de las menciones a otras fuerzas.
Sistematizar las fuentes políticas en los noticieros es importante porque la televisión sigue siendo la principal fuente de información de los argentinos, que invierten un promedio de casi tres horas diarias frente a la TV. Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales del Sistema de Información Cultural, el 73% de los habitantes mira informativos. A su vez, los canales de televisión abierta del área metropolitana de Buenos Aires son los principales productores del país. Sus contenidos son retomados por canales en el interior y las propias señales porteñas suelen sintonizarse a través de los operadores de TV por cable o satélite en todo el territorio, además de que están disponibles en internet.
Si se aprovechan los datos aportados por el monitoreo de la Defensoría referidos a 2013 y se los procesa en función de las menciones y del tiempo asignado a las distintas fuerzas políticas, en casi todos los casos el oficialismo es protagonista. Pero, superada esta coincidencia inicial que se corresponde con la preeminencia del Frente para la Victoria a nivel nacional (no en el distrito en el que operan las licencias privadas comprendidas por el estudio), afloran las diferencias. Los canales 7 (estatal), 9 (del mexicano Angel González González) y Telefe (grupo Telefónica) son los más oficialistas, mientras que los canales 13 (grupo Clarín) y 2 (grupo Vila-Manzano-De Narváez) destinan más espacio a la oposición. Las emisoras privadas conforman dos bloques: las oficialistas (Canal 9 y Telefe) y las opositoras (Canal 13 y América TV-Canal 2).
El Canal 7 (cuyo eslogan es “TV Pública”) dedicó un mínimo del 62,4% de las menciones en sus noticieros al oficialismo y un máximo del 77,3%. El primer porcentaje sólo incluye las fuentes políticas y del Poder Ejecutivo Nacional y el segundo contempló a los gobiernos provinciales.
Como el monitoreo de la Defensoría del Público no distingue entre ejecutivos provinciales, para este artículo se procesó ese dato separadamente en dos escenarios, considerando que el subtotal de menciones de gobiernos de las provincias no suma al oficialismo nacional en una primera hipótesis, y añadiéndolo en una segunda hipótesis. De este modo, el canal estatal que pertenece a Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA-SE) concedió un máximo de 37,6% y un mínimo de 22,7% de las menciones a otras fuerzas.
Sistematizar las fuentes políticas en los noticieros es importante porque la televisión sigue siendo la principal fuente de información de los argentinos, que invierten un promedio de casi tres horas diarias frente a la TV. Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales del Sistema de Información Cultural, el 73% de los habitantes mira informativos. A su vez, los canales de televisión abierta del área metropolitana de Buenos Aires son los principales productores del país. Sus contenidos son retomados por canales en el interior y las propias señales porteñas suelen sintonizarse a través de los operadores de TV por cable o satélite en todo el territorio, además de que están disponibles en internet.
Polos. En el contexto de polarización y emoción violenta a la que son propensos los noticieros y programas políticos de la TV, que necesitan atender al mismo tiempo los gustos de las audiencias, la línea política de la emisora (sea estatal o privada) y los tiempos de un lenguaje audiovisual melodramático, el pluralismo suele enarbolarse como insignia, pero en la práctica se lo menoscaba. Que el pluralismo sea una insignia es síntoma de que aún los contenidos intemperantes necesitan legitimarse detrás de un concepto que, en los hechos, queda huérfano de representantes en la televisión criolla.
El tiempo asignado por los noticieros a las fuerzas parlamentarias es un indicador elocuente: el estatal Canal 7 reservó el 67,6% del tiempo a fuentes del oficialismo y la segunda fuerza más nombrada, UNEN, quedó relegada a un magro 5,1%. Las demás agrupaciones contaron con menos tiempo aún.
También las emisoras privadas están reñidas con el equilibrio: mientras que el Canal 13 del grupo Clarín destinó 67% del tiempo a fuerzas opositoras y el 30,9% al Frente para la Victoria, América TV le asignó el 51,4% del tiempo a representantes del Frente Renovador de Sergio Massa y sólo el 30,9% al partido de gobierno. Siempre con relación al tiempo, Telefe fue la emisora menos sesgada de las comprendidas por el estudio, al dedicar 45,2% del tiempo al oficialismo y 54,8% a formaciones opositoras, de las que UNEN fue la más beneficiada. El Canal 9 confirmó su manifiesto alineamiento con el Gobierno con 61,5% del tiempo de sus fuentes parlamentarias reservado para el oficialismo. Canal 7 otorgó más tiempo que menciones al Frente para la Victoria. “La presencia del bloque oficialista se presenta mayormente de modo directo y con un amplio protagonismo, en general debido a la realización de entrevistas en piso con los/as protagonistas”, reconoce la Defensoría en el monitoreo, que tiende a justificarlo con consideraciones sobre la tradición presidencialista de los regímenes políticos latinoamericanos.
Las disparidades se incrementarían si el monitoreo hubiese contabilizado a las fuentes del Poder Ejecutivo, ya que el Congreso ingresa sólo “marginalmente” en la agenda de los noticieros de televisión abierta. También las organizaciones sociales y los reclamos o manifestaciones públicas ocupan un lugar secundario. Por el contrario, el Poder Ejecutivo (principalmente el Nacional, en menor medida los provinciales y municipales) y las fuentes privadas se destacan como fuentes privilegiadas por los informativos. Es claro que el pluralismo en los contenidos no remite únicamente a la participación de agrupaciones políticas en los informativos, sino que abarca desde los géneros de la programación, la diversidad de puntos de vista sobre temas que desbordan la noción estrecha de la política partidaria, la expresión del federalismo, la probabilidad de la audiencia de hallar posiciones diferentes de forma accesible y la presencia en pantalla de grupos sociales que, por razones socioeconómicas, culturales o étnicas, son relegadas, entre otros aspectos.
Además, si bien no existe consenso sobre el significado de pluralismo político y distintas regulaciones en otros países ensayan variantes sobre cómo alcanzar una información política plural, lo cierto es que la predominancia de una fuerza política, es decir, la exhibición de una perspectiva en detrimento de otras opiniones, reduce la diversidad de puntos de vista. Es lo que ocurre en los canales 7 y 9 en el caso del oficialismo y en el Canal 2 en el del Frente Renovador. Estas emisoras, además, cuentan junto con el Canal 13 con otros programas que no fueron monitoreados y que refuerzan, exacerbándola, la tendencia reseñada. Ejemplo de ello son los ciclos Periodismo para Todos, conducido por Jorge Lanata en el 13, o Bajada de Línea, conducido por Víctor Hugo Morales en el 9. Si un televidente desea contrastar posiciones políticas, debe hacer zapping entre emisoras, pero es improbable que pueda hallar opiniones diversas sobre un tema estratégico en un mismo canal.
El tiempo asignado por los noticieros a las fuerzas parlamentarias es un indicador elocuente: el estatal Canal 7 reservó el 67,6% del tiempo a fuentes del oficialismo y la segunda fuerza más nombrada, UNEN, quedó relegada a un magro 5,1%. Las demás agrupaciones contaron con menos tiempo aún.
También las emisoras privadas están reñidas con el equilibrio: mientras que el Canal 13 del grupo Clarín destinó 67% del tiempo a fuerzas opositoras y el 30,9% al Frente para la Victoria, América TV le asignó el 51,4% del tiempo a representantes del Frente Renovador de Sergio Massa y sólo el 30,9% al partido de gobierno. Siempre con relación al tiempo, Telefe fue la emisora menos sesgada de las comprendidas por el estudio, al dedicar 45,2% del tiempo al oficialismo y 54,8% a formaciones opositoras, de las que UNEN fue la más beneficiada. El Canal 9 confirmó su manifiesto alineamiento con el Gobierno con 61,5% del tiempo de sus fuentes parlamentarias reservado para el oficialismo. Canal 7 otorgó más tiempo que menciones al Frente para la Victoria. “La presencia del bloque oficialista se presenta mayormente de modo directo y con un amplio protagonismo, en general debido a la realización de entrevistas en piso con los/as protagonistas”, reconoce la Defensoría en el monitoreo, que tiende a justificarlo con consideraciones sobre la tradición presidencialista de los regímenes políticos latinoamericanos.
Las disparidades se incrementarían si el monitoreo hubiese contabilizado a las fuentes del Poder Ejecutivo, ya que el Congreso ingresa sólo “marginalmente” en la agenda de los noticieros de televisión abierta. También las organizaciones sociales y los reclamos o manifestaciones públicas ocupan un lugar secundario. Por el contrario, el Poder Ejecutivo (principalmente el Nacional, en menor medida los provinciales y municipales) y las fuentes privadas se destacan como fuentes privilegiadas por los informativos. Es claro que el pluralismo en los contenidos no remite únicamente a la participación de agrupaciones políticas en los informativos, sino que abarca desde los géneros de la programación, la diversidad de puntos de vista sobre temas que desbordan la noción estrecha de la política partidaria, la expresión del federalismo, la probabilidad de la audiencia de hallar posiciones diferentes de forma accesible y la presencia en pantalla de grupos sociales que, por razones socioeconómicas, culturales o étnicas, son relegadas, entre otros aspectos.
Además, si bien no existe consenso sobre el significado de pluralismo político y distintas regulaciones en otros países ensayan variantes sobre cómo alcanzar una información política plural, lo cierto es que la predominancia de una fuerza política, es decir, la exhibición de una perspectiva en detrimento de otras opiniones, reduce la diversidad de puntos de vista. Es lo que ocurre en los canales 7 y 9 en el caso del oficialismo y en el Canal 2 en el del Frente Renovador. Estas emisoras, además, cuentan junto con el Canal 13 con otros programas que no fueron monitoreados y que refuerzan, exacerbándola, la tendencia reseñada. Ejemplo de ello son los ciclos Periodismo para Todos, conducido por Jorge Lanata en el 13, o Bajada de Línea, conducido por Víctor Hugo Morales en el 9. Si un televidente desea contrastar posiciones políticas, debe hacer zapping entre emisoras, pero es improbable que pueda hallar opiniones diversas sobre un tema estratégico en un mismo canal.
Mérito a medias. El Canal 7 es el menos proporcionado en el tiempo asignado a las distintas formaciones políticas y el más sesgado en las fuentes informativas citadas, pero a ello hay que añadir que el resto de su programación no monitoreada en el trabajo de la Defensoría refuerza su subordinación al gobierno nacional con animadores, columnistas y entrevistados que, con pocas excepciones, activan en el oficialismo y con el envío diario de 6,7,8 que, con su estilo contrainformativo de exaltación militante, cuestiona toda perspectiva ajena a la versión oficial.
El documento de la Defensoría se esfuerza en excusar al Canal 7 por la ausencia de pluralismo a pesar de que la ley audiovisual establece que los medios públicos deben “respetar y promover el pluralismo político, religioso, social, cultural, lingüístico y étnico”. Para ello, el monitoreo recorta su examen a las fuerzas parlamentarias, es decir, elude la omnipresencia del Poder Ejecutivo Nacional en los noticieros, en los programas políticos y en los de interés general. De esta forma, los datos procesados por la Defensoría conducen a conclusiones opuestas a las del presente artículo, claro que a costa de confinar su observación a menos del 10% de las fuentes políticas de los noticieros.
Aún así, el trabajo de la Defensoría del Público aporta datos meritorios y asume matices que no son frecuentes en los voceros del oficialismo. Por ejemplo, para el presidente de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, Tristán Bauer, el Canal 7 “es plural porque arrancamos la programación con el noticiero del tiempo en todo el país” (entrevista publicada por Página 12 en abril de 2013).
A la hora de ponderar la representación en la pantalla de las distintas fuerzas políticas, hay que agregar que, además de ser la principal fuente noticiosa, el Gobierno cuenta con dispositivos estratégicos que descompensan la exposición de otras fuerzas políticas frente a la ciudadanía. Ejemplo de ello son las cadenas oficiales de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el uso discrecional de la publicidad oficial (que no es privativo del Ejecutivo Nacional, ya que las gestiones Sergio Massa, Mauricio Macri, Daniel Scioli o José Manuel de la Sota replican en sus distritos esa discrecionalidad) y el proselitismo desplegado en el programa Fútbol para Todos. Los períodos de publicidad electoral gratuita son, en este marco, excepcionales y su propósito de trato ecuánime a las distintas agrupaciones se desdibuja frente a una normalidad en donde la competencia por el acceso a los recursos audiovisuales es despareja.
La ausencia de pluralismo es más preocupante en la emisora estatal que en las privadas ya que, como indica la Defensoría, “existe un vasto marco
jurídico a nivel internacional que atribuye a los medios públicos un plus de obligación frente a los medios privados en cuanto a abogar por un pluralismo político interno”. Pero, en todos los casos, los datos procesados en este artículo permiten ampliar el debate sobre los objetivos de diversidad expuestos en la ley audiovisual a casi un lustro de su aprobación por el Congreso
El documento de la Defensoría se esfuerza en excusar al Canal 7 por la ausencia de pluralismo a pesar de que la ley audiovisual establece que los medios públicos deben “respetar y promover el pluralismo político, religioso, social, cultural, lingüístico y étnico”. Para ello, el monitoreo recorta su examen a las fuerzas parlamentarias, es decir, elude la omnipresencia del Poder Ejecutivo Nacional en los noticieros, en los programas políticos y en los de interés general. De esta forma, los datos procesados por la Defensoría conducen a conclusiones opuestas a las del presente artículo, claro que a costa de confinar su observación a menos del 10% de las fuentes políticas de los noticieros.
Aún así, el trabajo de la Defensoría del Público aporta datos meritorios y asume matices que no son frecuentes en los voceros del oficialismo. Por ejemplo, para el presidente de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, Tristán Bauer, el Canal 7 “es plural porque arrancamos la programación con el noticiero del tiempo en todo el país” (entrevista publicada por Página 12 en abril de 2013).
A la hora de ponderar la representación en la pantalla de las distintas fuerzas políticas, hay que agregar que, además de ser la principal fuente noticiosa, el Gobierno cuenta con dispositivos estratégicos que descompensan la exposición de otras fuerzas políticas frente a la ciudadanía. Ejemplo de ello son las cadenas oficiales de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el uso discrecional de la publicidad oficial (que no es privativo del Ejecutivo Nacional, ya que las gestiones Sergio Massa, Mauricio Macri, Daniel Scioli o José Manuel de la Sota replican en sus distritos esa discrecionalidad) y el proselitismo desplegado en el programa Fútbol para Todos. Los períodos de publicidad electoral gratuita son, en este marco, excepcionales y su propósito de trato ecuánime a las distintas agrupaciones se desdibuja frente a una normalidad en donde la competencia por el acceso a los recursos audiovisuales es despareja.
La ausencia de pluralismo es más preocupante en la emisora estatal que en las privadas ya que, como indica la Defensoría, “existe un vasto marco
jurídico a nivel internacional que atribuye a los medios públicos un plus de obligación frente a los medios privados en cuanto a abogar por un pluralismo político interno”. Pero, en todos los casos, los datos procesados en este artículo permiten ampliar el debate sobre los objetivos de diversidad expuestos en la ley audiovisual a casi un lustro de su aprobación por el Congreso
*Especialista en medios. En Twitter, @aracalacana.
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