EXPEDIENTES MAGLIETTI EN BENDITA TV
El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión analizó el
fragmento del programa Bendita TV, titulado Expedientes Maglietti, y
emitido por canal 9 de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 10 de abril de
2014.
El fragmento es presentado por el conductor del programa Beto Casella,
como un informe periodístico, en ocasión de un nuevo aniversario del cuádruple
femicidio cometido por el odontólogo Barreda en 1992, cuando asesinó a su
esposa, su suegra y a sus dos hijas. El informe Maglietti relata los
hechos del caso superponiendo al menos dos registros discursivos: uno verbal
informativo (la voz de la panelista Alejandra Maglietti leyendo la crónica de
los hechos) y otro visual y sugestivo (con imágenes sensuales e insinuantes de
la propia panelista).
En efecto, la lectura “neutra” de los hechos, relatados por Maglietti, es
acompañada aquí de imágenes muy sugestivas de la panelista, tomadas como en un
streep tease con efectos de edición visuales y sonoros (música sensual, luces
rojizas, etc), con el objeto de generar humor. La superposición y la mezcla de
registros discursivos no constituyen una novedad sino que consiste en un recurso
corrientemente utilizado por los comunicadores sociales.
En este caso particular, desde el Observatorio de la Discriminación en
Radio y Televisión consideramos que el tratamiento brindado por Bendita
TV al caso Barreda resulta contrario a la normativa nacional e
internacional en vigor. En este marco es preciso señalar que la Ley N°
26.485 de “Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales” establece diferentes tipos de violencia. Entre ellas,
la violencia simbólica, que a través de “patrones estereotipados, mensajes,
valores, íconos o signos” trasmite y reproduce “dominación, desigualdad y
discriminación en relaciones sociales”. De la misma manera, una de las
modalidades sobre las que la ley prevé que puede manifestarse esta violencia es
a través de los medios de comunicación (violencia mediática), cuando se
“injurie, difame, discrimine, deshonre humille o atente contra la dignidad de
las mujeres” legitimando o construyendo “patrones socioculturales reproductores
de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.
Los múltiples reclamos llegados a este espacio revelan que el mensaje
pretendidamente “humorístico” del segmento Expediente Maglietti fue
decodificado en forma reactiva por un amplio sector del público, en un contexto
en el cual la violencia de género constituye un fenómeno que cobra cada vez
mayor visibilización y deja en evidencia las terribles consecuencias que tiene
en nuestra sociedad. Asimismo, además de los debates en torno al tema por parte
de la ciudadanía, la normativa vigente nos obliga a atender y tomar determinadas
responsabilidades desde el lugar desde el cual nos toca desenvolvernos. Los
medios de comunicación no están al margen y son parte fundamental, por lo que
sería de real importancia su contribución para erradicar la violencia de género
a partir de otro tipo de tratamiento informativo.
Por lo expuesto, consideramos que la aproximación humorística a un caso
de cuádruple femicidio como fuera el perpetrado por Barreda, no aporta reflexión
a la problemática sino que banaliza la violencia ejercida en este caso
particular y con ella, a la violencia hacia las mujeres.
Por otro lado, autores como Rafael Núñez (1) señalan además que el
mensaje humorístico crea una imagen de su autor, dejando entrever su
posicionamiento ante la realidad, su valoración de los grupos humanos (en este
caso preciso el de las mujeres) y su actitud ante los conflictos y problemas de
la sociedad.
En esa línea, invitamos a reflexionar sobre la importancia de asumir
otros roles y formas de proponer al público temas sociales como éste que implica
cuatro femicidios.
Por último, les hacemos llegar las recomendaciones formuladas por este
Observatorio en el marco de unMonitoreo sobre violencia contra las mujeres en programas de
televisión realizado durante el año 2013 y disponible en nuestra página web
www.obserdiscriminacion.gob.ar
RECOMENDACIONES
La violencia contra las mujeres es una problemática social y de interés
público, por tanto su cobertura no debe entronizar el relato del episodio
individual, personal y aislado, teñido de matices
sensacionalistas.
En tanto que la violencia contra las mujeres es una
problemática de derechos humanos, en su tratamiento debe ser prioritario
respetar que las imágenes o relatos no afecten su dignidad.
Omitir discursos audiovisuales que representen una imagen
erotizada de las mujeres víctimas de violencia de género.
Evitar los detalles escabrosos, las descripciones morbosas
y todo otro tipo de elementos o utilización de recursos que pudieran configurar
un tratamiento sensacionalista desde la musicalización, y las reconstrucciones o
infografías.
No ofrecer motivos o justificaciones de la violencia contra
las mujeres como caminaba por una calle oscura”, “se vestía de modo
provocativo”, “era muy linda y extrovertida”, etcétera. No hay justificación
posible a los actos de violencia que deriven de las conductas de sus
víctimas.
No apelar a construcciones tales como “Otro caso de
violencia…”, “Nuevo caso de…”, puesto que su frecuente reiteración, además del
tratamiento aislado de la problemática, conduce a un efecto anestesiante que
banaliza la gravedad del problema.
En algunos casos puede ser ofensivo para la victima
nombrarla con diminutivos, apócopes, apodos, etc. ya que esas formas suelen
infantilizarlas y subestimarlas.
Solicitar capacitación o sensibilización sobre la
problemática a los organismos del Estado pertinentes o a organizaciones sociales
reconocidas que trabajen esta problemática.
Evitar que las personas afectadas por los delitos de trata
y explotación sexual sean convertidas nuevamente en víctimas –esta vez, de los
medios de comunicación– en el momento de ser contadas sus
historias.
Tratar de indagar en las causas – sociales, culturales y
económicas– por las que han sido sometidas, así como en las consecuencias sobre
su salud física y psíquica, evitando estigmatizaciones a menudo vehiculizadas
mediáticamente. Su exposición pública a través de los medios puede implicar
nuevos riesgos para ellas.
Diferenciar claramente entre el/la explotador/a y la/s
víctima/s. A fin de evitar todo efecto de revictimización, eludir todo juicio de
valor sobre la situación de estas últimas, tratando de omitir los detalles de
los sometimientos sexuales que padecieron.
Evitar aquellos modos del relato habitual como “Ejercía el
oficio más viejo del mundo” que produce a menudo efectos de justificación, o
“Conseguía plata fácil”, que podría provocar un efecto de
reculpabilización de personas en situación de prostitución.
Adjuntar siempre información útil que facilite la denuncia
de situaciones de violencia contra las mujeres.
Difundir mensajes que fortalezcan y colaboren con la
equidad y el tratamiento igualitario de mujeres y varones.
Utilizar un lenguaje no sexista.
No recurrir al uso de estereotipos, mitos o creencias que
supongan relaciones de subordinación o dominación de las mujeres por parte de
los varones o que resulten degradantes y reductoras. No situar a las mujeres en
posición de inferioridad o dependencia.
Cuidar el tratamiento de los temas que involucren a las
mujeres, evitando acentuar prejuicios e ideas naturalizadas o
degradantes.
Abordar las noticias propiciando un tratamiento con
perspectiva de género y enfoque de derechos.
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