Denuncian el control socialista sobre la información
El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) alerta sobre la situación del ejercicio del periodismo en Rosario, donde se dan tres factores principales que limitan sobremanera el desarrollo de la profesión: 1) el uso por parte de los gobiernos provincial y municipal de la pauta oficial para influir en el contenido periodístico, 2) la poca vocación de los dueños de medios en promover un periodismo de calidad y, 3) la creciente presencia del crimen organizado en la ciudad.
En el informe se describen los que resultaron los principales obstáculos para el desarrollo del periodismo en la ciudad: el crecimiento de la violencia asociada al crimen organizado, la actitud de los dueños de los medios de comunicación, y el uso de la publicidad oficial como herramienta de control de la agenda.Una delegación nacional de FOPEA visitó Rosario entre el 21 y el 24 de mayo pasado, y realizó entrevistas con periodistas, legisladores, funcionarios judiciales y funcionarios políticos, para evaluar el estado de situación del periodismo en la ciudad ante el aparente agravamiento de las condiciones de seguridad para el ejercicio de la profesión. La delegación estuvo integrada por los miembros de la comisión directiva, Néstor Sclauzero y Fernando Ruiz, y por la coordinadora del Monitoreo, Mónica Baumgratz.
Una de las principales conclusiones de la misión de FOPEA en Rosario es que la estructura de pinzas contra los periodistas entre un gobierno que interviene en el criterio editorial a través de la pauta, y directivos que no valoran el periodismo y utilizan sus medios con fines empresariales y/o políticos, generan severas restricciones a la práctica periodística. Finalmente, la autocensura empieza a consolidarse. Las dificultades laborales refuerzan el status quo periodístico, reduciendo los incentivos para la innovación.
La publicidad oficial provincial y municipal
La publicidad oficial es cuantiosa en la provincia y en el municipio, y eso provoca un alto control de la agenda pública. “No hay llamados para sacar periodistas, pero sí para sacar temas”, nos dijo un periodista de un diario impreso. Sin embargo, en algún caso se ha pedido que sean determinados periodistas y no otros los que realicen coberturas relacionadas con el gobierno. Esto ocurre en todos los temas de la agenda pública, pero ahora en especial se produce con la crisis de violencia urbana que vive la ciudad.
Un episodio muy revelador de esta influencia gubernamental en los medios se produjo cuando la versión impresa del diario La Capital decidió reformar su estructura de secciones. Para darle más impacto a la apertura de su diario, y hacer más fuerte sus primeras páginas, los jefes periodísticos del diario resolvieron unificar la sección Ciudad y Policiales y llevarla a la página dos. De esa forma, apenas se abría el diario, aparecían las noticias policiales que solían tener más impacto periodístico que las de la sección Ciudad. Ante ese cambio de estructura, que generaba de hecho una jerarquización de las noticias policiales, funcionarios del gobierno provincial analizaron muy críticamente ese nuevo formato. Evaluaron que sería negativo para la gestión oficial y eso los podría afectar políticamente. Por eso, presionaron al diario para que cambie ese rediseño lo que finalmente se hizo.
Tanto el gobierno provincial como el municipal tienen una legítima preocupación en evitar la estigmatización de la ciudad. El gobierno provincial conjuntamente con el municipal han utilizado la expresión “pacificar Rosario” para tratar de terminar con este ciclo de violencia que afecta a la ciudad y además impacta negativamente en su imagen externa. Para ellos, una dimensión de esa “pacificación” es mediática, por lo tanto les piden a los periodistas que eviten una sobrecarga de noticias policiales en la agenda pública. El problema es que el peso de la publicidad oficial convierte ese pedido en casi una obligación para los profesionales.
La alta influencia de funcionarios provinciales y municipales en la agenda de los medios genera una gran insatisfacción en las redacciones, tanto de medios impresos como audiovisuales. En una asamblea de periodistas del diario La Capital, se discutieron estas interferencias. Los gerentes de noticias de los canales abiertos reciben continuamente pedidos de evitar las noticias “negativas”. Y por supuesto esas presiones son constantes en los medios más chicos, generalmente más dependientes. También hubo presiones para digitar qué periodistas realizan las coberturas de las actividades oficiales.
Finalmente, esta estructura de presión sobre la agenda, termina fabricando una autocensura permanente que va desmotivando también a los periodistas. En esta compleja trama de censura y autocensura, se van silenciando temas de interés público. El delito de cuello blanco en Rosario tiene poca difusión periodística. Al lavado de dinero que puede provenir del narcotráfico, se le suma la importante proporción de ventas de cereales en negro. Tampoco el poder judicial provincial parece avanzar en estos temas, y los propios funcionarios judiciales nos reconocieron que no pueden hacerlo por los pocos recursos especializados que tienen disponibles. Según los periodistas consultados, otros temas silenciados por los medios más masivos son los cuestionamientos a los desarrollos inmobiliarios o al Casino City Center, el casino más grande del país, propiedad del mega empresario relacionado con el poder político nacional, Cristóbal López.
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