“Igualdad y solidaridad son condiciones para estar bien”
Gloria Bonder, directora del Área de Género de Flacso, señaló que los medios deben empezar a mostrar que luchar contra la desigualdad implicará un cambio cultural que beneficiará a todos.
La psicóloga y especialista en género, Gloria Bonder, estuvo en Santa Fe hace un par de semanas para trabajar junto a quienes llevan adelante el Plan de Igualdad de Oportunidades y Derechos de la provincia. En su paso por la ciudad dialogó con Diario UNO sobre los desafíos que implican las políticas de género y resaltó el valor del plan santafesino.
Además, la directora del Área Género, Sociedad y Políticas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) se refirió a los prejuicios sociales que existen respecto a la lucha por la igualdad y al papel de los medios de comunicación para lograr un mejor entendimiento de la importancia de dar ese cambio cultural.
Bonder estuvo invitada por el Ministerio de Desarrollo Social para realizar aportes al Plan de Igualdad. Silvina Boschetti, subsecretaria de Innovación en Gestión Social del Ministerio de Desarrollo Social, explicó que “es un proceso de reencuentro que está haciendo el Ministerio de Desarrollo Social con Flacso para capacitar y trabajar de manera intensiva para poder ver avances en la implementación y consolidación del primer Plan de Igualdad de Oportunidades y Derechos que lleva adelante el gobierno provincial”.
Al respecto la investigadora destacó que ha decidido participar en la convocatoria del gobierno provincial porque le pareció interesante el planteo del plan. “Me gustó mucho. Creo que tiene mucho valor porque ha sido elaborado de manera participativa, está muy bien planificado y tiene un muy buen equipo”, dijo.
Y resaltó la importancia de contar, dentro de los gobiernos, con líneas de trabajo puntuales para garantizar una mayor equidad de género. “Es fundamental pero no todas las provincias lo tienen. Por eso quiero destacar el esfuerzo y resultado de Santa Fe”, dijo y resaltó como punto fuerte la representatividad del plan puesto que ha sido consultado y elaborado con la colaboración de los actores directos.
—Muchas veces las políticas de género se relacionan sólo con la prevención de la violencia hacia las mujeres. ¿Cuáles son los ejes centrales que se deben abordar desde los gobiernos?
—Creo que los factores que determinan la desigualdad de género son múltiples y sistémicos. Están los factores económicos, los culturales, los interpersonales y los familiares, entre otros. Por lo tanto, creo que los planes tienen que abordar todos esos factores a través de los organismos competentes. Pienso que la violencia de género es un síntoma de un orden de desigualdad entre varones y mujeres que estimula un modo de masculinidad que está muy centrado en la violencia y en la competencia; y un modelo de mujer centrado en la dependencia y la feminidad tradicional. Aunque eso está cambiando, hay un contexto social y cultural incitando y reproduciendo una masculinidad que tiene esos componentes. Entonces hay que pensar cómo cambiar.
“Evidentemente –siguió– tenemos una violencia de género que es física, psicológica, social y simbólica por eso hay que pensar en cambiar a través de intervenciones educativas, en el mundo de la cultura, en la comunicación, a través del empoderamiento económico de las mujeres, de la autonomía física de las mujeres y de la mayor participación de las mujeres en la toma de decisión”.
Pero también señaló que es necesario trabajar en favorecer en los varones otros modos de masculinidad, la corresponsabilidad en las tareas de cuidado y relaciones afectivas mucho más simétricas, entre otras. “Es un conjunto de factores, por lo tanto, creo que hay que abordar la violencia basada en patrones de género, en sus consecuencias porque es un delito. Pero también hay que ir a las causas. Las intervenciones tienen que ser sistémicas”, marcó.
Un buen mensaje
La investigadora manifestó que es importante trabajar con quienes aún no han incorporado la perspectiva de género o no están convencidos de la importancia de trabajar sobre esa situación. “Tenemos que encontrar buenos argumentos y espacios de diálogo con aquellos que todavía no lo perciben o no se animan o no están de acuerdo. Hay una necesidad de comprender en cada caso cuál es el obstáculo. A veces puede ser que sean personas que sigan creyendo que las mujeres deben ser subordinadas pero, en otros casos, el obstáculo es la falta de recursos intelectuales y financieros para ponerlo en práctica”, dijo.
Y acotó que hay que demostrar cómo la desigualdad de género atraviesa los distintos temas desde la pobreza hasta la ciencia. “Es una larga tarea pero hay que buscar las estrategias y herramientas para hacer un trabajo que es casi pedagógico con esas personas”, reconoció.
La referente de Flacso evaluó que existen tres grandes mitos o fantasmas que rodean el debate sobre la perspectiva de género. El primero que distingue es la idea de igualdad como una guerra entre los géneros. “Pensar que no es que las mujeres queremos la igualdad sino que queremos ganarle a los hombres en una especie de guerra interminable”, agregó.
Otro punto que marcó es la disolución de la familia. “Pensar que si las mujeres se emancipan no va a haber más familia”, detalló y agregó, como tercer prejuicio, está la vinculación entre la liberación de la mujer y el lesbianismo. “Es el fantasma de pensar que la igualdad de las mujeres va, necesariamente, relacionada a la homosexualidad. Si bien para mí no tiene una connotación negativa, hay mucha gente que lo piensa de esa manera”, lamentó.
“Son fantasmas. La realidad no demuestra eso pero todavía están en el imaginario colectivo. Por eso hay que explicar que la igualdad no significa revanchismo, ni resignar la maternidad o el amor, que no va a determinar la orientación sexual. Yo creo que con lo racional hay un mundo imaginario que detiene la aceptación de este enfoque”.
—¿Para terminar con esos fantasmas se debe trabajar en la escuela, como espacio central?
—Para mí el rol de la escuela es fundamental pero, cada vez más lo es el de los medios de comunicación y de las tecnologías. La vida de las personas está atravesada por las tecnologías. Por eso, poder incorporar dentro de las ciencias y de las tecnologías una visión de igualdad de género es fundamental. Eso puede ser, por ejemplo, con videojuegos que no sean sexistas, contenidos que hablen de las mujeres en la historia y ejes educativos que hablen de una sociedad que no esté dominada por los hombres. Creo que hoy las tecnologías nos dan una oportunidad única porque están formando las subjetividades de las personas y hay que trabajar allí.
—¿Cuál es el aporte que se debe hacer desde los medios de comunicación para que las noticias con perspectiva de género tengan la misma repercusión que aquellas que refuerzan estereotipos?
—Creo que nos falta aprender a comunicar. Hay que preguntarse sobre qué es lo que atrae y atrae el amarillismo, incluso las noticias sobre violencia. Pero también atrae todo aquello que da la ilusión de éxito y felicidad. “Si sos joven y flaca vas a ser muy feliz porque vas a ser querida”. Es el “estar bien”, el estado de bienestar. Por eso hay que buscar la forma de mostrar que la igualdad, la solidaridad, el compañerismo son condiciones para estar bien. Hay que buscar formas distintas. Hasta ahora hemos comunicado desde un aspecto muy normativo: “está mal esto”, “está mal discriminar”. Es real pero no atrae. ¿Qué es estar bien? ¿Por qué estos valores hacen que uno esté mejor? Pienso que hay que buscar formas porque, de hecho, uno está mejor cuando tiene relaciones más igualitarias, más cooperativas y más amorosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario