Una curiosa muestra de cuerpos embalsamados en Tecnópolis
Sobre el organismo humanoHay 130 piezas disecadas y 4 cadáveres enteros. La feria ya superó su récord de visitantes.
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- Marcelo Bellucci
Como si se tratara de un juego o un desafío, las dos hermanas se paran frente al vidrio y observan el cuerpo. Rodean la vitrina como buscando alguna señal y sonríen con incredulidad. Como temiendo lo peor, la más grande junta coraje y le pregunta a una guía si los que están allí son de verdad. La estudiante de medicina le cuenta que todos son reales ya que los cadáveres fueron tratados con un proceso químico que les permite conservar las partes sin alterar su estructura anatómica.
Una de las exhibiciones más comentadas de Tecnópolis es la del cuerpo humano. En la primer sala, unas 130 piezas de restos disecados, que a los estudiantes les sirve para entender como los músculos se relacionan con los huesos, la importancia de la piel como aislante, la relevancia de los huesos como sostén de las venas y arterias, el rol de los nervios y el cerebro como coordinador de todo el sistema, conductor de las señales nerviosas.
En el segundo pabellón hay cuatro cuerpos enteros que fueron conservados a través de un método llamado Preservación por Polímero, donde toda el agua del tejido de los órganos es reemplazada con una silicona de goma en el nivel más profundo de las células. “Es el mismo método que se utilizó para la muestra Bodies , salvo que este es con fines científicos y el otro puramente artístico”, explicó un estudiante de la Universidad de la Matanza.
“Mientras los ves como muñecos, te generan curiosidad. Pero cuando te enteras que son cuerpos humanos, te dan repugnancia o miedo. Es una sensación rara verlos parados en esa caja de vidrio con esa expresión vacía”, dice Romina Finucci, que es docente y vino con sus hijos.
Pese al viento frío que cruzaba a todo viaje por Tecnópolis, la muestra emplazada en las 50 hectáreas del Parque del Bicentenario, nada amedrentó a los 205 mil caminantes que llegaron ayer en oleadas al predio de Villa Martelli para marcar un nuevo récord de visitantes. “Pasamos una tarde hermosa con los chicos. Hay mucho lugar para correr y cosas para ver. Lástima que cuando bajó el sol el frío se hizo sentir”, reconoce Olga Juárez.
Una excelente forma de complementar lo aprendido en el paseo de anatomía es Vamos a crecer , que ofrece a los visitantes un recorrido para aprender sobre el cuerpo humano y su funcionamiento desde el momento mismo de la fecundación. Se trata de una escultura robótica de una mujer embarazada de 17 metros, en donde una proyección en 3D sobre el cuerpo acostado, muestra como es el funcionamiento de los sistemas cardio-respiratorio, nervioso, óseo y muscular, su interacción con el organismo del feto en desarrollo a través de la placenta. “Lo más impresionante son lo fuerte que se sienten los latidos de los corazones. Muy lindo ver el cuerpo por dentro”, declara Eduardo Schenne.
Ya en el final del recorrido aparece el Acuario. Más de 100 personas esperan en fila para ingresar. Disimulan el fresco a puro mate, saltando en el lugar y los más ansiosos fumando. Adentro, los tiburones se llevan todas las fotos pero el papel estelar es para el pez payaso. La frase que más se escucha en esa pecera es “mamá, mirá ahí está Nemo y esa que va al lado es Doris, la amarilla y azul”.
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