martes, 8 de julio de 2014

“Algunos piensan que estoy tratando de matar al periodismo”

“Algunos piensan que estoy tratando de matar al periodismo”
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En el mundo hay más celulares que cepillos de dientes. Con esa premisa, Robert Hernández, profesor de Periodismo en la Universidad de California del Sur, abre su disertación sobre periodismo y nuevas tecnologías.

Por Miguel Velárdez *
Desde San Diego (California)


No es momento de juzgar si es bueno o malo estar en las redes sociales, afirma Robert Hernández. La realidad indica que hay que estar en ellas. Advierte que si el periodista no tiene actividad en las redes; perderá territorio en lo profesional, porque la comunidad sí lo hace. Sin embargo, aclara que si bien es necesario estar en las redes, no debe hacerse de cualquier manera. No hay que menospreciar ni glorificar a la tecnología –resalta-, sino encontrar las formas más convenientes para ejercer un mejor periodismo.

En su página web concentra –hasta ahora- 145 herramientas digitales. Hernández habla ante más de treinta periodistas de Latinoamérica que participan en la 11ª edición del taller Jack F. Ealy de Periodismo Científico, organizado por el Instituto de las Américas, en San Diego, California. La cita es patrocinada por la Fundación Ealy Ortiz y se repite año a año.

Hay que tener en cuenta ciertas reglas básicas para alcanzar el éxito en las redes sociales. Hernández adapta un viejo axioma a los nuevos desafíos. Si tu madre dice, te amo; chequéalo. Y más si te lo dice por Twitter. Hay que verificar la información que circula por las redes sociales. Lo más valioso que tenemos como periodistas es la credibilidad. Eso no puede perderse en 140 caracteres. Además aclara que las redes sociales no reemplazan a las entrevistas cara a cara. Se hace un pésimo periodismo si solo confían en lo que traen las redes sociales. Pero también es perjudicial no usarlas. Hay que interactuar con los lectores -aconseja- tanto en el mundo virtual como en el mundo real.

Las opiniones que se vuelcan en las redes sociales pueden abrir o cerrar algunas puertas. Uno es ciudadano y periodista –asegura-. La transparencia es la nueva objetividad. Antes de cargar un tuit –señala-, debo preguntarme cómo quiero que me perciba la comunidad. Además el periodista debe estar dispuesto a probar nuevas herramientas sociales en el ejercicio de la profesión. La tecnología no acabará con el periodismo, aunque tampoco lo va a salvar. Insiste en que debemos entender cómo funcionan las aplicaciones, las nuevas redes sociales, porque la comunidad las utiliza. Es fundamental adaptarse a los cambios –dice-. Pero resalta algo fundamental a su criterio. Primero somos periodistas –afirma-; la tecnología está en segundo lugar. Por encima de todo somos periodistas que usamos herramientas diferentes (Twitter, Facebook, una netbook, tablet, Smartphone), unas llegan, otras dejan de usarse, pero nuestra obligación es informar a la comunidad con un sentido ético.

En la Universidad de California del Sur, Hernández prepara un curso de periodismo para contar historias utilizando la realidad aumentada a través de Google Glass. En septiembre próximo comenzará el Glass Journalism que apostará a que los estudiantes puedan crear aplicaciones de noticias y a generar contenidos adaptados a las gafas de Google. Algunos de mis colegas no entienden lo que hago –admite-. Algunos piensan que estoy tratando de matar al periodismo. La verdad –resalta- es que estoy tratando de salvarlo y hacerlo progresar con las nuevas herramientas.

* Periodista del diario La Gaceta (Tucumán).

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