miércoles, 16 de julio de 2014

medios

MEDIOS Y COMUNICACION
¡Abre la muralla!
Sandra Massoni afirma que desde la comunicación estratégica los comunicadores están llamados a derribar los muros impuestos por otras disciplinas y a desplegar a la comunicación

http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Sandra Massoni *
Desde Rosario
Escuché este diálogo en el bar de la facultad y pensé que muchas veces, como comunicadora, lo vivo:
–Dijo que la comunicación es un enclave.
–¿Un qué?
–Un enclave... Igual que el barrio chino en Los Angeles o como era –hasta 1989– Berlín Occidental en Alemania del Este.
–¿O sea?
–O sea un territorio con unas normas rodeado de otro territorio que se rige con otras normas.
Googleé la frase. La nota transcribía esas palabras de Jesús Martín Barbero en el marco del acto en el que la Universidad de Guadalajara lo destacara con el título de Doctor Honoris Causa: “La comunicación es un enclave del pensamiento estratégico contemporáneo”. El maestro encontró otra manera genial de hacernos ver la situación actual de los estudios comunicacionales: estamos sitiados, viviendo aquí mismo, pero rodeados de otras normas. La figura me resultó interesante porque, como investigadora, veo que los comunicadores vivimos con nuestras propias reglas territoriales pero rodeados de otras jurisdicciones disciplinares. En la Maestría que dirijo en la Universidad Nacional de Rosario trabajamos en explorar cómo el campo comunicacional requiere competencias diferentes de las de otras ciencias sociales. Pero sabemos que, hoy por hoy, aún somos enclaves y que para seguir creciendo nos queda por delante más de un muro por voltear. La que nos rodea, sin embargo, es una muralla de la cual ya hemos retirado algunas piedras. Por ejemplo, en los últimos años hemos visto cómo la complejidad de lo comunicacional se ha hecho evidente en ámbitos académicos y también en debates públicos sostenidos en varios países de América latina; un movimiento que en Argentina tuvo a la ley de medios como epicentro y que se ha descripto en numerosos espacios.
Más allá de otras derivaciones, el debate ha evidenciado que las categorías con las que se trabaja la cuestión comunicacional en las políticas públicas resultan al menos obsoletas. La dinámica de consideración tradicional del aporte de la comunicación se ha focalizado en la creación de leyes habilitadoras del derecho a la comunicación y en la sustentación del acceso a la emisión a partir de la ampliación de la propiedad de los medios masivos. Ambos ejes piensan a la comunicación en términos de eficacia. Una fórmula especial que asegure unos procesos ya conocidos –los que ciertamente generan perversos y peligrosos reduccionismos que es necesario atender–, pero que no alcanza cuando se asume que la comunicación es un fenómeno complejo y fluido, no una receta. La comunicación desde los nuevos paradigmas es estratégica justamente por cambiar el estatuto de lo comunicacional desde el lugar de las transformaciones. La exploración se dirige entonces hacia un nuevo orden del aporte de la comunicación a las políticas públicas en el que se habilitan varios desplazamientos interesantes porque ubican en el núcleo del debate a esta complejidad de lo comunicacional que ya nadie discute.
La comunicación estratégica resulta aquí una vertiente diferente de la cuestión tal como se la planteaba en el siglo pasado. Se convierte en un parteaguas que diferencia a los comunicadores actuales de otros cientistas sociales y de otros profesionales pues su clave de lectura ya no hace foco en la eficacia del discurso, sino en los sentidos enactuados. En cómo propiciar a la comunicación como encuentro sociocultural a partir de reconocer otra piedra que comienza a moverse en el debate actual: su multidimensionalidad. Habitar ese espacio hoy implica asumir que nunca en la comunicación será posible distinguir completamente ilusión de realidad. Por eso mismo, los comunicadores somos profesionales y científicos ya sin pretensiones de objetividad, compenetrados con que viviremos siempre con la ilusión a cuestas. Sabemos que nuestra tarea es diseñar estrategias comunicacionales como dispositivos del encuentro que nos permitan ponernos de acuerdo acerca de aquello que designaremos colectivamente como lo real. La potencia de las estrategias comunicacionales radica justamente en la posibilidad de tomar decisiones respecto de cómo aportamos específicamente como comunicadores a propiciar ese cambio social conversacional. Necesitamos nuevas metáforas que nos ayuden a visualizar primero y a habitar después esta otra comunicación de comienzos de siglo. Martín Barbero nos acerca una entrada posible: los comunicadores tenemos que salirnos del enclave. Derribar los muros impuestos por otras disciplinas y desplegar a la comunicación en su mutidimensionalidad. ¡Abre la muralla!
* Directora de la Maestría en Comunicación Estratégica/Especialización en Comunicación Ambiental UNR.
MEDIOS Y COMUNICACION
Ni adultos en chiquito ni DD.HH. reducidos
Judith Gerbaldo reseña los resultados de la convocatoria sobre derechos de niños, niñas y adolescentes sobre libertad de expresión organizada por Naciones Unidas.

http://www.pagina12.com.ar/commons/imgs/go-gris.gif Por Judith Gerbaldo *
Desde México
A veinticuatro años de la Convención sobre los Derechos del Niño, que establece los derechos de comunicación de la infancia, pocos países han generado las condiciones para su cumplimiento. Regular los medios de comunicación, a partir de los derechos humanos y la comunicación de la infancia y la adolescencia es una pieza fundamental para la construcción de ciudadanía, por lo tanto necesaria para la consolidación de un Estado democrático.
“Derechos de niños, niñas y adolescentes, libertad de expresión, medios de comunicación e Internet en América latina” es el título de la convocatoria realizada por Frank LaRue, relator especial de Naciones Unidas sobre Libertad de Opinión y Expresión, en el Distrito Federal de México, el pasado 2 de julio. Consulta en la que expertos, académicos, referentes de niñez y medios de comunicación se desafiaron a pensar el ejercicio de los derechos de niñas, niños y adolescentes a la libertad de expresión, la instalación de agenda y políticas públicas para el sector.
Sobre expresión y derecho a la participación, Ricardo Gómez Agnoli presentó la experiencia guatemalteca Cocoditos y el Consejo Municipal de Niñez y Adolescencia. En relación con los medios e Internet como mecanismo de socialización y su legislación, Irma Avila Pietrasanta compartió la experiencia mexicana en el contexto de debate en el Senado de la Nación de la Ley de Telecomunicaciones, que, entre otras restricciones, echa por tierra los derechos a la comunicación de la infancia y la adolescencia del país. En tanto, Rebeca Cueva expuso sobre la Agencia de Comunicación de Niñas, Niños y Adolescentes (Acnna) de Ecuador.
En ese marco, se destacó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual argentina, concebida desde los derechos ciudadanos, que entre otros institutos creó el Consejo Asesor de la Comunicación y la Infancia. Marcelo Lirio presentó la experiencia de Pakapaka, Susana Velleggia los aportes del Conacai, yo me referí al proceso de movilización ciudadana que arribó en una política pública inclusiva y garante de los derechos de la niñez y la adolescencia**, el nuevo escenario de la ley SCA y los desafíos pendientes.
LaRue creó un tipo de relatoría sin precedentes, con informes producto de consultas regionales a referentes de la sociedad civil. “Esta consulta ha sido de las más ricas en las que he participado, porque las organizaciones de niñez tienden a ser muy profesionales y especializadas”, sostuvo y mencionó que el tema de libertad de expresión y niñez está entrando en una fase muy álgida. “En la actualidad están en juego dos cosas. Una, entender que la libertad de expresión, en términos generales, es un marco legal establecido en los artículos 19 y 20 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, pero también es un derecho que se ejercita en la práctica, y esto tiene que ver con nuestra niñez, porque todos aprendemos a preguntar, analizar y cuestionar en la infancia”, indicó. El relator cerrará su gestión en la Organización de Naciones Unidas con un informe específico sobre libertad de expresión e infancia.
El ejercicio ciudadano ya no se remite sólo a disponer de derechos políticos, civiles y sociales, sino a participar en condiciones de mayor igualdad en el intercambio comunicativo, en el consumo cultural, en el manejo de la información, en el respeto a la diversidad y las identidades regionales y en el acceso al espacio público.
Para LaRue, “el Estado tiene la obligación de proteger el derecho y garantizar su ejercicio. Los niños no son adultos en chiquito ejerciendo derechos humanos reducidos. Niñas, niños y adolescentes tienen la misma libertad de expresión que los adultos. La idea es que como política de Estado los medios posean programas dirigidos a la niñez con contenidos educativos, recreativos, específicos para ellos, pero también pueda haber franjas de programación realizadas por la niñez, hechos por ellos como un mensaje de comunicación y de aprendizaje. Además, porque las grandes concentraciones de medios y los grandes monopolios son un atentado a esa libertad de acceso a la información y a la libertad de información. Estas son las políticas de Estado que nos están desafiando en estos momentos”.
* Periodista y docente investigadora de ECI-Univ. N. de Córdoba.
** La ley SCA contempla la Convención sobre Derechos de Niños e incluye derechos a la comunicación de la infancia en su articulado (ver: arts. 68, 70, 71, 81, 121, 149 y 153 inciso g).


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