viernes, 7 de junio de 2013

periodismo narrativo ,mas que una moda

Periodismo narrativo, más que una moda
Quien quiera conocer un poco más sobre las realidades que hoy existen en el continente deberá acercarse al periodismo narrativo y a la crónica en particular. 
                                                                                                                    Foto Raúl Egúsquiza

Muchos periodistas están dando cuenta de la realidad compleja que vivimos gracias a las herramientas facilitadas por el periodismo narrativo, las cuales van más allá del registro de datos escuetos y estadísticas en las que la realidad se reduce a unas cuantas cifras y a coloridas infografías.  

Con la pericia de los buenos artesanos, los cronistas describen la lucha de las frágiles instituciones mexicanas contra los carteles de la mafia; la polarización política de Argentina con sus últimos gobiernos; o las historias de las víctimas de las guerras que durante varias décadas han desangrado a Colombia, causadas por el narcotráfico, las guerrillas y los paramilitares.

Un puñado de buenos narradores ha echado mano de géneros como el reportaje, la crónica, el perfil y la entrevista, para acercarse a sus protagonistas y contarle a los lectores un poco más de esas vidas que de otra manera permanecerían ocultas.

Muchos de los protagonistas de estas historias son personajes desconocidos, hombres y mujeres anónimos que se convirtieron en noticia de un día en los medios porque fueron víctimas de alguna tragedia; unos más porque sus historias fueron conocidas por algún curioso reportero que no se conformó con leer las reseñas de las noticias en la última página del periódico; y otros son artistas, políticos o personajes famosos, destacados por su carisma, poder y hasta por sus escándalos.

Sea como fuere, estas historias han traspasado las fronteras gracias al talento de esos narradores que nos han transmitido sus sensaciones con la rigurosidad de su reportería, la calidad de su prosa y su habilidad para reflejar de la manera más honesta posible esa mixtura de realidades existentes en todos los rincones de nuestro continente.

Periodistas como Alma Guillermoprieto, Jon Lee Anderson, Juan Villoro, Alberto Salcedo, Martín Caparrós, Cristian Alarcón, Julio Villanueva, Leonardo Haberkorn y Juan Pablo Meneses, entre otros (maestros de una nueva generación que viene abriendo caminos), nos han reafirmando la idea de que los géneros narrativos y la crónica en particular son la mejor opción para entender este universo tan complejo llamado Latinoamérica.

Ya lo advertía el periodista colombiano Ernesto McCausland (1961-2012), al afirmar que “a través del aprovechamiento pleno de los recursos del lenguaje, del vuelo del espíritu que ella (la crónica) implica, de las herramientas estilísticas que aporta, de la honestidad que demanda, de su exploración real del ser humano, nos aproximamos más a la verdad".


Espacios donde habita la crónica

Y así como han surgido buenos cronistas, interesados en dejarse seducir por una buena historia, también han aparecido publicaciones, impresas y digitales, que han querido apostar por los géneros narrativos y por reivindicar el periodismo de autor. En la última década han nacido revistas como Etiqueta Negra (Perú), Gato Pardo (México), El Malpensante y Soho (Colombia). Y recientemente revistas digitales que empiezan a explorar las nuevas plataformas y tecnologías para capturar a esos nuevos lectores que surgen con ellas. Allí se destacan medios como Anfibia (Argentina), Marcapasos (Venezuela), El Puercoespín (Argentina) y Frontera D (España).

En la actualidad se editan con más impulso antologías de crónicas y reportajes; se organizan eventos donde los mejores autores se dan cita para reflexionar sobre las posibilidades que ofrecen los géneros narrativos para contar la realidad, y organizaciones como la Fundación Nuevo Periodismo, creada por el Nobel Gabriel García Márquez, programan cursos y talleres para jóvenes periodistas deseosos por aprender las técnicas de los maestros contemporáneos.

Muchas actividades que hasta hace algunos años solo tenían como protagonistas a novelistas y narradores de ficción.

 “Hay tantas giras, presentaciones y eventos, que los cronistas ya parecemos unos rockstar”, me dijo hace algún tiempo, entre broma y en serio, el periodista chileno Cristián Alarcón.

¿Estamos ante una moda o se trata de un verdadero boom? La respuesta es que el periodismo narrativo y la crónica están más vivos que nunca y cada día ganan más impulso. Quien quiera conocer un poco más sobre las realidades que hoy existen en el continente deberá acercarse al periodismo narrativo y a la crónica en particular. Quien quiera conocer el contexto actual de nuestros países deberá indagar un poco más en esas historias, en esos medios que están publicando crónicas y en esos libros de no ficción que cada día ganan espacio en las vitrinas de las librerías. Allí está la clave para descifrar parte de lo que nos pasa y, de cierta manera, de lo que somos. No estamos hablando de una simple moda, el periodismo narrativo seguirá ganando nuevos espacios y más lectores.

Lo paradójico es que los grandes medios de comunicación se han olvidado de los géneros narrativos y cuando intentan hacerlo pocas veces logran la efectividad que tiene una buena historia. Parecen no haberse dado cuenta que su salvación como medios se encuentra en la apuesta por estos géneros; que los lectores quieren leer historias y conocer experiencias que nunca leerán en las noticias que son escritas como telegramas. Que los lectores quieren saber un poco más de las personas y de las situaciones que rodean sus vidas; que los lectores quieren leer historias que los sorprenda, que los conmueva y que los saque por un momento de sus rutinas. Y para eso nada mejor que los géneros narrativos.

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