viernes, 28 de junio de 2013

La mafia mediática y el dolor de ya no ser

Usted está aquí: Agepeba Medios La mafia mediática y el dolor de ya no ser
Tras el fracaso de “la lista”

La mafia mediática y el dolor de ya no ser

Los comandados por Clarín fracasaron en su intento de armar una opción única contra el kirchnerismo, pero son cabezas duras; ahora quieren victimizar al intendente de Tigre, que sigue siendo la esperanza de las corporaciones, mientras que a Scioli lo presentan como el “gran derrotado”. El derrape mediático es contra el proyecto nacional que encabeza Cristina.
 
La mafia mediática y el dolor de ya no ser.
La mafia mediática y el dolor de ya no ser.Cerrar
Lunes, 24 de Junio de 2013
Por Germán Celesia / El intendente de Tigre es mostrado como blanco de supuestos “ataques” del kirchnerismo, mientras que Scioli es presentado como si se tratara del principal derrotado de una contienda que nunca se realizó. Daniel Scioli era para las corporaciones mediáticas la versión local de Mahatma Ghandhi, el líder pacifista que con su accionar fue decisivo para lograr la independencia de La India de la dominación británica. Y el oficialismo nacional, ampliamente respaldado en las urnas en las elecciones de 2011, era mostrado como si fuera algo así como las fuerzas opresoras que mantenían a esa península asiática sumida en la pobreza y la marginación.
Esta irrealidad mediática no ha concluido con el cierre de listas para las elecciones Primarias, sino que se ha modificado el supuesto blanco de esa furia que le adjudican al movimiento político que conduce el proceso político nacional: ya no es Scioli sino el intendente de Tigre, Sergio Massa.
La explicación por este cambio es sencilla: el gobernador rechazó primero las presiones para que encabezara una ruptura con el kirchnerismo y luego para que se integre al frente opositor creado por Massa, quien se transformó en la principal esperanza de la prensa hegemónica en su búsqueda de debilitar al gobierno nacional y, eventualmente, reemplazarlo por otra administración más permeable a sus demandas.
“El gobierno criticó a Massa e intenta ubicarlo en el antikirchnerismo”, es el título central de La Nación. Las “críticas” anunciadas en el título no aparecen claramente en el artículo, pese a que la periodista Mariana Verón anticipa: “fue cuestionado por los principales candidatos del oficialismo en la provincia de Buenos Aires”.
Como puede apreciarse, las “críticas” a Massa “blanco ayer de cuestionamientos desde varios sectores”, son parte de una construcción periodística, según la cual “el Gobierno tomó ayer la delantera y comenzó a acorralar a Sergio Massa, el postulante que más complica las chances del kirchnerismo de consagrarse con un triunfo en la provincia de Buenos Aires, el distrito que sellará su suerte más allá de 2015”.
Verón cita además fragmentos de palabras de Juliana Di Tullio, que ocupa el segundo lugar en la nómina del oficialismo. "A Massa yo no lo consideraba en el espacio del Frente para la Victoria", dijo. Y para la Nación fueron “críticas” al postulante del Frente Renovador. Según Verón, “obligado a jugar fuerte ante un escenario que no le asegura un triunfo, el Gobierno apuesta a evitar la fuga de votantes hacia el hombre de Tigre (…) la estrategia oficial apunta a concentrarse en empujar a Massa a que se defina como opositor”.
Además, “de la astucia política de los contrincantes del Gobierno para confrontar con el hombre fuerte de Tigre dependerá en gran parte la suerte de Cristina”, dice el diario, como si el resultado de una elección legislativa modificara el masivo apoyo logrado por la Presidencia en los comicios en los que se votó en favor de su segundo mandato.
En este juego dialéctico, a Scioli se lo muestra como un perdedor por no haber roto con el gobierno nacional. Según un artículo firmado por Waltre Curia en Clarín, “la decisión de quedarse le abrió un frente interno a Scioli”, ya que “le cuestionan por haber coqueteado con Massa para luego decidir seguir con Cristina”. Yendo al artículo puede apreciase que el cuestionamiento es del propio firmante de la nota y no de dirigentes políticos identificados con claridad.
Para Curia, “la decisión de Scioli no sólo abre dudas sobre su convicción, que sería lo de menos. De persistir, pone de verdad en jaque su proyecto presidencial”, dice. Y de alguna manera lo justifica reiterando el supuesto riesgo de gobernabilidad que hubiera supuesto romper con el oficialismo nacional. “El estigma de la renuncia estremece a los dirigentes políticos”, afirma el periodista. Y agrega: “Lo único que explica la decisión de Scioli es que aún aliente la secreta esperanza de encarnar la sucesión de Cristina”, pero aclara: “Nada (está) más lejos”.
En otra nota, firmada por Rodolfo Lara, el propio Scioli “se justifica” – según Clarín – con la siguiente frase: “Tengo mis puntos de vista, y también la libertad de disentir desde adentro”. El propio Lara le contesta: “Desde octubre la Legislatura bonaerense será un lugar inhóspito para el gobernador, con pocas bancas propias. El kirchnerismo ya no le deberá nada y Massa le dispensará un trato de competidor”. Es decir, le reprocha no haber tomado el camino indicado por la prensa opositora.
Eduardo Van der Kooy sube por su parte la apuesta contra Scioli: “Se trata para el cristinismo de un aliado incómodo e indeseado (…)  El gobernador de Buenos Aires ha sufrido confabulaciones de parte del Gobierno, desaires personales, desprecios, pero se mantiene incondicional. No supo en todos estos años, como vicepresidente y mandatario provincial, convertir su popularidad en una herramienta política funcional a su proyecto. Si es que existió (…) Scioli se sintió cómodo en su carrera navegando siempre los conflictos. Jamás los enfrentó. Y muchas veces logró superarlos por defección del adversario o su buena capacidad para victimizarse. La Presidenta, con sus provocaciones, lo obligó a desgastar ese libreto. Y cuando tuvo que tomar una decisión –romper con el cristinismo y transar con Massa o De Narváez–, terminó padeciendo el síndrome de Estocolmo. Es decir, cuando la víctima termina por aferrarse a su verdugo (…) La sumisión no sería, esta vez, su salvavidas. Podría ser, en cambio, su acto final”, dice, despidiéndose (al menos por un tiempo) de esa esperanza de la prensa hegemónica.
Para Carlos Pagni, de La Nación, “Scioli quedó instalado en un no-lugar. Se trata del único jefe de distrito del país del que no se espera que salga a hacer campaña a favor de lista alguna”. Según Pagni, “Massa no se ha propuesto derrotar, sino heredar a Cristina Kirchner”, y en ese sentido asegura: “La lista que encabeza Sergio Massa es la demostración de que la disciplina del PJ de la provincia de Buenos Aires se ha quebrado”. Luego afirma: “Ese distrito ha sido la base territorial del kirchnerismo desde que la Presidenta se impuso sobre los Duhalde, en el año 2005”.
Precisamente el título central de Clarín es: “El cierre de listas provoca un profundo impacto en el GBA”, donde “se insinúa un nuevo panorama político” más deseado por la prensa hegemónica. Según el diario, entre la primera y la tercera sección electoral “hay casi 7 millones de votos, cruciales para las legislativas en las que el gobierno buscará forzar la relección”. La suposición del diario – “forzar la relección” – una vez más marcha a contrapelo de las declaraciones públicas de Cristina Fernández de Kirchner. Además, el propio Eduardo Aulicino entra en contradicción en una columna en la que sostiene que con la postulación de Massa “el capítulo reeleccionista ya quedó cerrado”.
El artículo que da sustento al título central, por su parte, es firmado por Leonardo Míndez y se titula: “Fuerte impacto en el GBA por la postulación de Massa”. Allí sostiene que “el intendente de Tigre es fuerte en el norte del Conurbano y busca hacer pie en el sur de la mano de su segundo en la lista, Darío Giustozzi”. En otra nota, Jorge de Negri redunda en el mismo sentido: “El armado K, contra las cuerdas en el GBA”, lo que supone que la estructura electoral del gobierno estaría a punto de caer derrota, siempre según los deseos que se traslucen en el artículo.
A todo esto, el diario El Día de La Plata opta por un título central menos editorializado: “Se largó la campaña con los primeros cruces”. No obstante, luego la estigmatización contra los partidarios del gobierno nacional queda de manifiesto en títulos como: “Varios ultra K en lugares clave para la Legislatura”, donde insiste en presentar a diversos dirigentes como parte de una secta de fanáticos. Precisamente en Clarín un artículo de Van der Kooy se titula: “El cierre de Cristina, con espíritu de secta”.
En discrepancia con la tendencia dominante, el zigzagueante diario Hoy de la Plata coloca en la tapa de su edición un montaje de estilo grotesco en el cual la Presidenta parece quitarse una máscara con la imagen de…”Massa, el mejor candidato del kirchnerismo”. Según el diario de la familia Balcedo, forma parte de “la estrategia de querer dividir a la oposición”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario