viernes, 5 de abril de 2013

El Papa Francisco y el marketing

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Esta Semana Santa la pasé en Roma, una ciudad siempre por descubrir. Pero esta vez mi interés no estaba en la Piazza di Spagna ni en la Fontana de Trevi. Quería conocer el por qué del éxito de Francisco, el nuevo papa de la Iglesia católica. ¿Acaso estábamos ante una operación de marketing oculta? Quería saber, tenía ganas de verle, escucharle, seguir sus gestos,… ¿Cómo era posible que un señor argentino, bordeando los 80 -un abuelito vamos- esté mostrando una imagen tan impactante? Como me decía un amigo en plan sorna: “lo más increíble es que estemos ante un Papa, argentino y además ¡humilde!”. Y, efectivamente, ahí descubrí uno de los secretos de este hombre sin complejos: la humildad, la sencillez como elemento de atracción para propios y extraños. Ateos o creyentes.
He podido compromar in situ que no estábamos ante una orquestada campaña de imagen o una estrategia de marketing creada desde los despachos del Vaticano. En absoluto. Francisco es un señor que sigue siendo el que era, no ha cambiado un ápice su forma de comportarse. Es auténtico, genuino, sin trampa ni cartón. Es un hombre que no ha querido ni cambiarse sus zapatos de siempre ni vivir en las estancias vaticanas. Francisco, por el momento, ha preferido quedarse en la discreta Residencia Santa Marta junto al resto de la tropa, comiendo y durmiendo en iguales condiciones.  Y si me preguntáis por qué, os diré porque este señor es así. Va con el ejemplo por delante. Y de paso, creo yo, están mandando un mensaje a todos aquellos que quizá llevan años acomodados en las estancias de la Santa Sede. Tampoco fue prefabricada la imagen del Pontífice pagando el alquiler de la habitación o subiéndose en el bus con el resto de cardenales cuando fue legido… Hacía lo que creía en conciencia, ni más ni menos.
Está claro -al menos eso pienso tras lo visto- que estamos ante un papado que pasará a la historia. Francisco no es un mago ni un genio, es un hombre de Dios, pero con los pies en el suelo y la cabeza en el Cielo. Desde su unánime elección -que ningún vaticanista acertó ni por asomo- el Papa ha hablado de los pobres, los enfermos, la Cruz, la alegría, la juventud, la esperanza, el amor… Y aterrizó en el balcón pidiendo la limosna de la oración para él y su predecesor, Benedicto XVI.
Francisco es como un cura de pueblo, muy cercano, muy humano, alejado de los flases y los aplausos. Basta con escuchar su voz o sus gestos. Y en esto también me recuerda al beatificado y próximamente canonizado  Juan Pablo II. Francisco es auténtico y sus gestos le delatan (positivamente). Es impactante ver a un señor de su edad conectar con los jóvenes sin tener la presencia ni el acting de Woityla. Francisco conecta, tiene engagement, algo por lo que cualquier marca suspira.  Su espontaneidad, su sencillez, su naturalidad, su serenidad… transmite algo difícil de explicar. Este Papa acogedor da paz, y se nota a la legua que se ha pateado las calles y barrios má pobres de Buenos Aires.
No creo que a Francisco le haga falta un asesor de campaña, ni nada por el estilo. Basta con que sea fiel a sí mismo y al ministerio que le ha sido confiado. Posiblemente algunos acaben poniéndole la proa, por auqello dí las verdades y… La Iglesias necesitaba a este Papa, y estoy convencido de que no se andará con remilgos cuando haya que dar un golpe en la mesa. Y me temo que tendrá que dar más de uno.
No sé si el idilio de este Papa con los medios durará toda la vida, pero de lo que estoy seguro es que Francisco va a dar mucho que hablar (para bien). Porque es auténtico, porque es humilde.

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