lunes, 15 de abril de 2013

cuando la prensa conspira contra el gobierno por defender la libertad de empresa no de prensa

La embestida oficial contra Clarín: cinco años de una escalada sin precedentes


El nuevo spot institucional del Grupo Clarín repasa los principales ataques lanzados desde el Gobierno y sectores paraestatales, con el objetivo de difamar y destruir a la prensa que no depende del oficialismo.

VIDEO. Los cinco peores años de la escalada oficial contra Clarín.
VIDEO. Los cinco peores años de la escalada oficial contra Clarín.

 

En estos días se cumplen cinco años desde que el kirchnerismo inició la etapa más virulenta de su escalada contra los medios de comunicación que no controla. Un aniversario ominoso, que no recuerda antecedentes en tiempos de democracia. Más de 600 ataques, provenientes del Gobierno o de sectores paraestatales, con el objetivo nada disimulado de destruir -material y simbólicamente- a la prensa que no depende del oficialismo.

En abril de 2008, molesta con la cobertura del conflicto rural, la Presidenta catalogó como un "mensaje cuasimafioso" a un dibujo de Hermenegildo Sábat en Clarín. Claro que la intolerancia, así como otras patologías de este modelo (en particular su incompatibilidad con la existencia de cualquier actor autónomo en la sociedad) habían comenzado a vislumbrarse bastante antes. El manejo arbitrario de la publicidad oficial, la discriminación en la información pública o la ausencia de conferencias de prensa fueron moneda corriente durante mucho tiempo.

Lo que quizás más impactó a partir de ese momento fue ver el despliegue de todo el poder del Estado (incluyendo la totalidad de los recursos y dependencias oficiales) para perseguir, difamar, asfixiar, deslegitimar y hasta criminalizar cualquier voz independiente en el universo mediático. Y al mismo tiempo, para construir una enorme red de propaganda y medios adictos, a fin de instalar el relato oficial y perseguir al que piensa diferente.

En todos estos años, el Grupo Clarín ha sido un blanco fundamental de esta escalada, seguramente por los niveles de audiencia y credibilidad de sus medios. Y también por haber generado la estructura y sustentabilidad necesarias para operar con autonomía económica e independencia editorial.

La avanzada incluyó de todo: desde la malversación de la bandera de los derechos humanos hasta el uso de la AFIP y la Gendarmería como instrumentos de represalia editorial. Desde la sanción de leyes con nombre y apellido para quitarle sustentabilidad a los medios hasta la complicidad oficial con los bloqueos a los diarios. Desde los escraches a editores y periodistas hasta la instauración de un cepo publicitario oficial y ahora también privado, que pone en riesgo la propia supervivencia de la prensa no adicta

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