jueves, 13 de septiembre de 2012


MEDIOS Y COMUNICACION

La sustentatibilidad de los medios populares

A propósito de los debates sobre la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, Natalia Vinelli y Pascual Calicchio expresan su punto de vista sobre la sustentabilidad de los medios alternativos, comunitarios y populares y formulan propuestas de caminos a transitar.

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Por Pascual Calicchio y Natalia Vinelli *

Los debates actuales en torno de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual parecen tener puesta su mira en lo que suceda con el Grupo Clarín a partir del 7 de diciembre. Pero no todo pasa por ahí; a muchos nos preocupa qué sucederá con las nuevas voces que se prometieron y a las que se les reservó un 33 por ciento del espectro, pero hoy encuentran dificultades para ocuparlo.

Se trata del sector más postergado y débil de la comunicación, el de los medios alternativos, comunitarios y populares que, tras treinta años de persecuciones y decomisos, se encuentran en clara desventaja respecto de los medios comerciales. Por eso queremos abordar el tema de la sustentabilidad, no para traer una receta, sino para abrir el tema y buscar respuestas. La sustentabilidad tiene que ser leída como un problema y no como un requisito a priori por la autoridad de aplicación, convirtiéndola en prohibitiva a la hora de otorgar una licencia.

Sin embargo, vemos que muchas de las intervenciones recientes se aferran a la idea de “lo sustentable” como exigencia, asegurando que la ley de medios abre a “los chicos” la posibilidad de “jugar en cancha grande”. No se explica qué significa este supuesto y se da por sentado que abandonar el potrero no es nada más que una decisión de los colectivos de comunicación popular. Así se cristalizan las prácticas y se las lee como si carecieran de restricciones, como si no estuvieran insertas en un tiempo y en una sociedad dados, ni cruzadas por profundas desigualdades sociales.

En su artículo “Arte de equilibristas. La sostenibilidad de los medios de comunicación comunitaria”, Alfonso Gumucio Dagrón se detiene en este punto: “Los evaluadores tradicionales –explica–, acostumbrados a medir la comunicación con calculadoras, tienen dificultades para entender que la sostenibilidad de los medios comunitarios se rige por otros valores. Necesitamos menos contadores y más sociólogos para evaluar los medios alternativos, participativos y ciudadanos. La dinámica de la comunicación comunitaria no puede medirse solamente en cifras y mercados, sino a través de una comprensión de los fenómenos de la sociedad que giran alrededor del derecho que tienen los más pobres a la expresión y al libre acceso a la información”.

Para el comunicador boliviano no existe una sola fórmula para resolver la cuestión de la sustentabilidad. Y destaca que, si bien lo más importante es la apropiación del medio por parte de la comunidad, son pocas las experiencias que han sobrevivido a lo largo de los años sin apoyo externo. Iglesias, subsidios estatales, cooperación internacional aparecen como vías de financiamiento centrales en un recuento de prácticas a escala mundial.

Un ejemplo en positivo es el caso de las radios mineras bolivianas. Nacidas al calor de la nacionalización de las minas de estaño y cobre en Bolivia, se apoyaron en sindicatos fuertes levantando sus medios y trabajadores conscientes, donando parte de su salario para el sostenimiento. Pero esta experiencia, si bien orienta muchas de las nuevas prácticas, en el contexto actual –capitalismo neoliberal mediante– se acerca más a un punto de llegada que a uno de partida.

Más cerca están las radios y televisoras comunitarias venezolanas, que tienen el apoyo del Estado bolivariano a través de una Dirección Especial que las promueve en el marco del Ministerio de Comunicación e Información. Este estatuto facilita la migración tecnológica y favorece la devolución de los medios hacia la sociedad.

Para nosotros, el tema es pensar las condiciones en las que se encuentran los medios en manos de los sectores populares y, sobre todo, si la apropiación es equivalente a lograr financiamiento. Por eso el Estado debe garantizar el 33 por ciento, como sostiene el Espacio Abierto de Televisoras Alternativas, Populares y Comunitarias, a través de un plan de fomento que ayude en el tránsito hacia la tecnología digital, tomando precauciones para que esto no limite la autonomía de los medios.

Finalmente invitamos a debatir y profundizar algunos caminos posibles: 1) Políticas públicas de fomento y apoyo, garantía de la diversidad y pluralidad. 2) Aire real. ¿Cómo apoyar económicamente un medio que no se ve o se ve mal? 3) Ley de publicidad oficial que atienda a los comunitarios (tomando por ejemplo lo mejor de la ley de Registro de Medios Barriales de CABA y ampliando el porcentaje destinado a los mismos y con controles para evitar discrecionalidades). 4) Mayor apoyo de las organizaciones populares. 5) Gestión colaborativa desde los medios para tomar en conjunto el problema buscando romper con la fragmentación.

* Docentes UBA y miembros de medios populares.

MEDIOS Y COMUNICACION

Escuela de periodismo en peligro

Alberto Suárez San Martín alerta sobre la posibilidad de cierre de la Escuela de Periodismo del Círculo de la Prensa, dado que el Gobierno de la Ciudad no ha renovado aún la cesión del edificio donde actualmente funciona.

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Por Alberto Suárez San Martín *

El Círculo de la Prensa, institución centenaria, creada en abril de 1876, donde revistaron Roque Sáenz Peña, Bernardo de Yrigoyen, Leandro N. Alem, Carlos Guido Spano y Joaquín V. González, entre otras ilustres personalidades, vive momentos cruciales y decisivos, en los cuales se plantea su continuidad o el cierre de su Escuela de Periodismo.

Lejos quedaron los años de protagonismo de los grandes acontecimientos del periodismo argentino, la lucha por los derechos de los periodistas a recibir remuneración por su trabajo, a su jubilación, la iniciativa de la Ley de Propiedad Intelectual, el Día del Periodista y la defensa inclaudicable de la libertad de expresión.

La escuela inició sus actividades académicas en el año 1969, ha sido, y es, formadora de miles de periodistas de nuestro país y del exterior, convirtiéndose en una de las más prestigiosas de Latinoamérica, mientras las universidades no se distinguían por las carreras comunicacionales.

En el año 1999 se fundó la Cooperativa de Trabajo ICEI, creada por periodistas y docentes para rescatar la escuela de las difíciles condiciones económicas que atravesaba y actualmente es la propietaria del Instituto Círculo de la Prensa, con dos carreras terciarias y más de veinte cursos de especialización periodística, donde trabajan 55 docentes. Se dictan además clases para profesionales de la salud, a través de la Sapem, dependiente de la Asociación Médica Argentina, es lugar de reunión de los Corresponsales en Zonas de Conflicto y se han firmado convenios con el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte), con la Unsam (Universidad Nacional de San Martín), la Asociación de Periodistas Parlamentarios y el Senado de la Nación para el dictado de cursos, seminarios y talleres.

Las actividades se desarrollan en el edificio de la calle Perú 358 de la ciudad de Buenos Aires, habiendo sido cedido su uso por veinte años desde el año 1983 y renovada la cesión en el 2003 por cinco años, por el entonces jefe de Gobierno, doctor Aníbal Ibarra.

Desde abril de 2008, el jefe de Gobierno, ingeniero Mauricio Macri, no responde la solicitud de una nueva cesión. Se llamó a silencio. Se le solicitaron audiencias, tanto a él como a la entonces vicejefa, licenciada Gabriela Michetti, y al jefe de Gabinete, licenciado Rodríguez Larreta, y pese a quedar constancias en nuestro poder, la secretaría no registró pedido alguno. Los intentos de diálogo fueron infructuosos, jamás pudieron ser distraídos de sus ajetreadas agendas políticas. Pero comenzaron las intimidaciones con resoluciones administrativas para desocupar el edificio –en el cual llevamos más de 29 años ininterrumpidos–, los cuales se respondieron con dos recursos administrativos, uno de revisión y otro jerárquico.

Tanta negatividad nos llamó la atención y nos enfocamos en saber por qué razón se niega el derecho a la educación a jóvenes que eligieron estudiar. Asimismo, se cae en profundas contradicciones cuando desde el Ministerio de Educación de la Ciudad solicitaron once becas para alumnos carenciados de escuelas públicas y una vez otorgadas por nuestra institución, nos responden intimándonos a restituir el inmueble, sin la mínima preocupación por los estudiantes.

El tema es que, supuestamente, habría una razón económica, dado que las propiedades lindantes son también del Gobierno de la Ciudad y al estar la Escuela de Periodismo en el medio del lote perjudicaría un nuevo y millonario emprendimiento inmobiliario.

Me pregunto qué lugar ocupan para el ingeniero Macri la educación y la libertad de expresión. ¿Habrá algún funcionario público que pueda escuchar este humilde mensaje con total independencia de los votos obtenidos, que por otra parte no les da derecho alguno a vender el patrimonio arquitectónico y cultural de los ciudadanos, afectando al área educativa? Hay valores esenciales y propios de toda sociedad que están fuera del mercado y deben ser preservados.

¿Podrá el ingeniero Macri escuchar alguna vez sin victimizarse que el Estado tiene un rol indelegable en lo social y quien lo representa debe conocer antes de decidir y además involucrarse para solucionar los problemas?

Nuestra cooperativa no recibe subsidios, pero está profundamente comprometida con sus semejantes. Participamos en un proyecto educativo a largo plazo, sin fines de lucro y sin usufructuar ganancias patrimoniales, siendo capaces de entregar lo que tenemos para ayudar a quienes más lo necesitan. ¿Podrá el ingeniero Macri llegar a comprenderlo antes de que sea demasiado tarde?

* Presidente de la Cooperativa Círculo de la Prensa.

 

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