martes, 4 de septiembre de 2012

› ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE EL HACKS/HACKERS BA MEDIA PARTY

Periodismo reiniciado

Cerca de 700 periodistas, programadores y diseñadores pasaron por el encuentro que ocurrió en el Konex. Los equipos de The Guardian, The New York Times, ProPublica y cientos de proyectos percudidos por la cultura colaborativa.
 
Por Mariano Blejman
Era entretenido ver cómo editores de La Nación, Télam y Clarín compartían una mesa de trabajo en el taller de noticias inte-ractivas ofrecido por el equipo interactivo de The Guardian y The New York Times. No discutían sobre línea editorial ni sobre políticas de Estado, sino sobre la forma de visualizar contenido, de conectar ideas con bases de datos, sobre cuál era la mejor plataforma para contar una historia de manera interactiva el asunto de la inflación. Era entretenido verlo porque es algo novedoso (la posibilidad de compartir procedimientos productivos en el marco de la industria). Pero también era entretenido simplemente porque era entretenido. Tan aferrado a sus propias convicciones, a sus procedimientos y sus secretos, el periodismo local fue percudido por la cultura libre en el Hacks/Hackers BA Media Party, el encuentro de tres días en el que reunimos a editores, periodistas, programadores de software y una fauna notable de mediageeks que tal vez no sabían bien por qué venían, pero se fueron quedando.
En total, cerca de 700 personas pasaron entre el 30 de agosto y el 1° de septiembre de 2012 en el Konex, con un promedio de 400 participantes por día. Gracias a este encuentro, el capítulo local se convirtió en el segundo a nivel mundial en cantidad de miembros, sólo por debajo de Nueva York con 1650 miembros, superando a San Francisco, ciudad originaria de la red de periodistas y programadores. Llegaron los equipos interactivos de The New York Times, The Guardian, ProPublica y otra veintena de invitados internacionales de tres continentes, y de varios países de la región como Colombia, Chile, Perú, Uruguay, Brasil, Guatemala, y editores digitales de todos los grandes medios argentinos. Los dos primeros días se dieron en paralelo veintitrés talleres (workshops) y el tercer día hubo un gran hackatón (jornada de trabajo colaborativa) de 250 personas, en el que se trabajaron ocho proyectos. El Media Party fue el evento más grande de la historia de Hacks/Hackers y acaparó la atención de la prensa local e internacional. Además, Daniel Sinker, de Knight Mozilla Open News, anunció mundialmente un nuevo programa llamado Code Sprint Grans que ofrece becas de hasta 10 mil dólares para innovación en medios periodísticos, y Justin Arenstein confirmó la participación de un proyecto de Hacks/Hackers Buenos Aires en una competencia de innovación en el continente africano.
Hay nuevos actores en el periodismo: las estrellas del mundo digital son jóvenes hackers de 20 a 30 años que se llevan bien con los datos, que hacen cosas raras y usan términos que antes jamás habían ingresado al vocabulario de la academia: scrapear, parsear, extraer. Funciones automáticas para darles sentido a grandes volúmenes de datos, neologismos productos del inglés, y detrás de eso el software libre como promotor del intercambio, no solamente desde el punto de vista de los desarrollos de aplicaciones de noticias, sino también como inspirador del espíritu colaborativo: ya no se trata –más allá de que algunos miopes así lo esperaban– de sentarse a recibir instrucciones de figuras iluminadas, sino de comprender los mecanismos para trabajar en equipos interdisciplinarios.
Durante los tres días en el Konex ocurrió una apabullante transferencia de conocimiento entre el mundo del periodismo y el de los programadores de software. El equipo del área de noticias inte-ractivas de The Guardian que llegó conformado por Alastair Dant, Mariana Santos, Alex Graul y Nicola Hughs es un ejemplo sobre hacia dónde van las nuevas redacciones: un programador, una diseñadora, otro programador, una periodista convertida en programadora de software. Tyson Evans de The New York Times es diseñador, de-sarrollador y periodista; Justin Arenstein intercambia su tiempo entre la investigación periodística y se autodeclara un adicto a las startups, y Dan Sinker, del programa Open News, dejó su lugar como editor de una revista punk para dedicarse de lleno al software libre y los medios dentro de una organización que es famosa por haber hecho un navegador de Internet.
Al Shaw, de ProPublica –que resistió indemne una visita a la cancha de Independiente–, es la definición perfecta de niño nerd convertido en estrella de rock y Thomas Levine, de ScraperWiki, es... cómo decirlo: no conoce quién es Messi. Los proyectos que vinieron a mostrar Jonathan Stray (Overview), Karen Reilly (Tor), James C. Burns (Zeega) y Rob Baker (Ushahidi) resuelven problemas del periodismo producto de las nuevas plataformas: Overview permite ver conexiones entre miles de documentos de forma visual; Tor es un proyecto que consta de una serie de herramientas de seguridad para periodistas y activistas. Zeega sirve para contar noticias de manera interactiva y Ushahidi es la reina de los mapas interactivos. Douglas Arellanes vino desde Praga para mostrar Sourcefabric, una serie de herramientas de software libre para administrar medios (diarios, libros, radios, cobertura en vivo).
Pero lo más entretenido de todo ocurrió durante el hackatón, el sábado a la tarde, cuando cerca de 250 personas se reunieron a trabajar en proyectos colaborativos o en emprendimientos ajenos por el simple hecho de comprender, compartir, aprender y resolver problemas. Un ejemplo de cómo funciona una comunidad abierta: semanas antes del Media Party habíamos estado pensando una forma de organizar las ideas para seguir los proyectos del hackatón: tiramos la idea en Twi-tter de que hacía falta una plataforma para el seguimiento, la tomó Dan Zajdband y se puso a desarrollarla. Le pusimos hackdash, un tablero de ideas para un hackatón. El sábado a la mañana, Davo Galavotti había tomado el código para hacerle algunas mejoras y cuando Zajdband llegó se metió en otro grupo: su criatura ya tenía nuevos padres.

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