martes, 31 de enero de 2012

Los hackers ahora apuntan a los celulares inteligentes

Por Leo González Pérez

En Argentina, estos equipos ya suman más de 5 millones. Expertos en informática dicen que, por sus sistemas operativos, son muy vulnerables. Con un soft maligno pueden obtener las claves del usuario.

 

31/01/12
Los celulares inteligentes (o smartphones) son ni más ni menos que pequeñas computadoras. Traen pantallas grandes, gran capacidad para procesar y almacenar datos y sistemas operativos muy poderosos, que permiten instalar en el teléfono aplicaciones de todo tipo. Pero con todas esas ventajas, llegaron también algunos problemas: está creciendo el número de virus y diferentes tipos de ataques contra ellos. Firmas especializadas en seguridad informática estiman que al menos un millón de smartphones ya sufrieron algún ataque, y creen que será quizás el más grande problema de seguridad informática de 2012.
En la Argentina, el número de celulares inteligentes crece intensamente desde 2009, y cálculos conservadores indican que en estos días hay más de cinco millones de equipos de este tipo en uso en el país, todos potenciales blancos de hackers .
Cristian Borghello, especialista en seguridad informática, le explicó a Clarín que, a través de virus, los hackers pueden obtener datos sobre los hábitos de navegación del usuario (registrar los sitios que visita) y guardar y enviar cada golpe de tecla que él da y así quedarse, por ejemplo, con sus claves de acceso . Otra posibilidad, más sofisticada y menos común, pero técnicamente posible, es que el malware (software maligno) persiga fines de espionaje. Así, podría interceptar los SMS enviados y recibidos, copiar contactos, la lista de los números a los que el usuario llama y hasta activar el micrófono para grabar conversaciones mientras el teléfono no se usa.
Un modo habitual en que los softs dañinos llegan a los celulares es ocultos en softwares, que pueden ser realmente útiles y funcionar bien, y hasta haber sido bajados de alguna de las tiendas oficiales de aplicaciones de las marcas. Los entendidos coinciden en que aunque esas tiendas virtuales realizan controles sobre el material que distribuyen, existe la posibilidad que algún soft malicioso logre filtrarse.
Explican los expertos que una vez que el virus está en el teléfono podría, por ejemplo, mandar SMS a números premium, que tienen un costo adicional por encima del que el usuario paga según su plan. En este caso, la víctima se verá afectada en un monto no demasiado elevado ($ 20 o $ 30) y cuando reclame se enterará de que el número al que su teléfono envió los SMS es de Rusia, por ejemplo. Total que pagará, se dará por vencido y el hacker –que intentará multiplicar esta operación por miles– habrá hecho su negocio.
Las empresas de seguridad digital Lookout Inc y Symantec coinciden en que al menos un millón de teléfonos ya habrían sido blanco de diferentes tipos de ataques en todo el mundo. Symantec, en tanto, registró la acción de 41 nuevos softs maliciosos en los 15 meses que fueron de agosto de 2010 a noviembre de 2011.
Y el 70% de ellos aparecieron en los últimos seis meses del período analizado.
Sebastián Bortnik, de Eset Latinoamérica, explica los porqué del fenómeno: “Antes, la información más valiosa que se podía tener en el celular era la lista de contactos; hoy allí hay e-mails personales y laborales, acceso a redes sociales, probablemente cada vez más datos de compras online y de acceso a sitios de bancos.
Además, quienes trabajan con el teléfono tienen con él acceso a la red de su empresa. Entonces, la combinación de muchos teléfonos en uso y datos muy valiosos es un gran atractivo para los hackers”.
Gonzalo Erroz, de la filial de Sudamérica de Symantec, explica que el asunto es especialmente preocupante para quienes usan equipos con el sistema operativo Android, creación de Google. “Los demás sistemas operativos también son blanco de ataques, pero no tanto como los equipados con Android, que al ser un sistema abierto (su código de programación no es secreto) que se ha extendido mucho resulta el blanco más elegido por los hackers ”.
Los especialistas consultados por Clarín coinciden en que si los ataques a celulares son exitosos en buena medida se debe a que cuentan con una actitud de descuido de los usuarios . “Todavía la gran mayoría de las personas no conciben que su celular pueda ser blanco de un ataque, y eso las hace más vulnerables”, apunta Bortnik, de Eset.
Política

Barrileteada de Moreno contra Clarín en las playas de Mar del Plata

Empleados del Mercado Central repartieron barriletes a los turistas en playa Las Toscas para contrarrestar la "campaña negativa". Fotos.

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30.01.2012 | 18:25

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Empleados del Mercado Central de Buenos Aires, repartiendo barriletes anti-Clarín en la playa Las Toscas, en Mar del Plata. | Foto: Gentileza Diario Crónica.

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La campaña del Gobierno contra Clarín no descansa ni en plena temporada de verano. Empleados del Mercado Central de Buenos Aires -hoy bajo el férreo control del secretario de Comercio Guillermo Moreno- repartieron este fin de semana barriletes a turistas de la playa marplatense Las toscas con la bandera ultra K "Clarín miente".
Según informó el diario Crónica, el objetivo de los trabajadores del mercado es "contrarrestar la campaña sucia que el multimedio emprendió contra la dependencia" que hoy maneja Moreno. "Los promotores de la iniciativa aseguraron que continuarán haciendo actividades similares durante la temporada de verano".
El reparto de barriletes contra el grupo de medios fue en la zona del Torreón del Monje y el vicepresidente del Mercado Central, Fabián Dragone señaló: “Clarín nos ataca constantemente y esta es nuestra manera de refutar lo que dice (...) La campaña negativa que está haciendo el multimedio afecta a los trabajadores del sector”.
Dragone siguió: "Es una locura que se digan cosas como que es un lugar sucio o que se quiera ensuciar, justamente, la imagen del Mercado” y apuntó que “no hubo nadie que nos dijera lo contrario, la gente está tomando conciencia y se está dando cuenta de que la realidad no es la que cuenta Clarín”, informó hoy el diario Crónica.
El hombre que responde a Moreno agregó que el Mercado Central "protesta contra las barbaridades que plantea Clarín. Se ataca a la comunidad del Mercado Central diciendo que es un mercado sucio, inseguro, en eso es en lo que se está mintiendo”. Ni en pleno verano, en el epicentro del turismo argentino, se relajan los ataques a al mutimedios más grande del país.

Cabezas

Por Jorge Fontevecchia
28/01/12 - 10:32
CabezasPinamar, 1996. Néstor y Cristina Kirchner junto a su hija, retratados por José Luis Cabezas.

Un año antes de morir asesinado, José Luis Cabezas fotografió a Néstor y Cristina Kirchner junto a su hija Florencia de vacaciones en Pinamar. Revisando los archivos al cumplirse 15 años del asesinato del fotógrafo de Editorial Perfil, surgió una nota de la revista Noticias del 21 de enero de 1996 titulada “La patagónica rebelde”, donde Cristina Kirchner responde así:
Periodista: Muchos justicialistas comparan a Menem con Perón.
Cristina Kirchner: La transformación económica que se está desarrollando es muy importante, pero es una barbaridad comparar a Menem con Perón. Acá hay dirigentes que creen que el 14 de mayo (N. de R.: cuando Menem fue reelecto con 50% de los votos) la gente que votó la fórmula Menem-Ruckauf dijo: “Los voto porque son Gardel, esto es maravilloso, estoy feliz, viva la vida”. Pero ése no fue el sentido del voto. La gente votó por lo más serio, por la economía.
Una semana antes, José Luis Cabezas ya había fotografiado a Néstor y Cristina Kirchner con Gustavo Beliz, a quien apoyaban como futuro candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Luego Beliz se unió al partido Acción por la República y compartió fórmula con Cavallo, quien fue candidato a jefe de Gobierno y Beliz a vicejefe. Dentro de la misma coalición, Alberto Fernández integraba la lista de diputados en representación de los Kirchner.
Que los Kirchner no opinaban lo mismo sobre la economía de los años 90 que cuando llegaron al gobierno no es una novedad; sí lo son las fotos de José Luis Cabezas en ese contexto, y no hay mejor fecha que ésta para recordarlas.
Al revés, como hizo Orlando Barone desde el programa 6, 7, 8, no hubo peor momento para decir sobre José Luis Cabezas que: “No sé cuál es la responsabilidad de Fontevecchia acerca de cuando un fotógrafo que ganaba un sueldo bastante modesto como fotógrafo –me consta, yo estuve en Pinamar en ese momento– fue mandado en una misión con los altos riesgos que ésta demandaba, que todos suponían, que le costó la vida y que la editorial aprovechó con grandes editoriales durante mucho tiempo. Yo sé que es antipático lo que estoy diciendo, pero Cabezas murió en una función periodística menor, no murió en las avanzadas de Afganistán, murió en un lugar donde podría no haber muerto si hubieran tenido la precaución de cuidarlo y no de mandarlo solo a hacer una foto en medio de toda esa mafia que, ya se sabía, estaba en Pinamar”.
El ex director de Noticias, Gustavo González, le respondió a Barone declarándose “culpable de investigar a Yabrán”. “Cabezas formaba parte de un equipo que desde 1991 se dedicaba a revelar cómo funcionaba una organización mafiosa que había crecido al calor de todos los gobiernos, desde la dictadura militar hasta el de Carlos Menem. El jefe de esa mafia se llamaba Alfredo Yabrán, que fue el autor intelectual de su crimen. Sí, fuimos culpables de investigarlo, mostrarlo, dejarlo al descubierto, cuando la mayoría de los medios prefería ignorarlo y cuando los periodistas oficialistas se encargaban de castigarnos por meternos con los amigos del poder.” En el menemismo, desde Canal 7 cumplían el papel de difamarnos en programas como el de Guillermo Patricio Kelly.
Y concluye González: “Si un reportero gráfico era asesinado por obtener un documento fotográfico de un hombre protegido por el poder político, entonces estaba en problemas no sólo la redacción de la revista Noticias sino cualquiera”.
Cabezas no fue asesinado tomando la fotografía, sino en represalia varios días después. Tampoco la tomó entrometiéndose en un enclave mafioso: lo hizo en un lugar tan público como una playa llena de turistas.
Respecto del sueldo modesto al que se refiere el columnista de 6, 7, 8, Editorial Perfil se enorgullece de responder que, a pesar de los treinta juicios que le iniciaron Menem y sus allegados, de la crisis de 2002 y de ser castigada por el kirchnerismo siendo la única empresa sin publicidad oficial desde el año 2003 a la fecha, el sueldo de José Luis Cabezas, como si siguiera trabajando, lo cobran todos los meses sus hijos desde hace quince años.
Sólo el encono de ciertos defensores del Gobierno con Editorial Perfil explica que se utilicen argumentos tan tristes para agredirnos

lunes, 30 de enero de 2012

JEFATURA DE GABINETE

Designan a cuarenta empleados para evaluar a los medios

Los nombramientos fueron publicados en el Boletín Oficial en los últimos tres meses. Controlan la información que se difunde sobre el Gobierno en diarios, radios,TV y las web.

La mayoría de los que cumplen esta función son menores de 30 y militan en la agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora.
La mayoría de los que cumplen esta función son menores de 30 y militan en la agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora.
Como si no existieran suficientes pruebas sobre la obsesión presidencial con la comunicación, el Gobierno creó un área específica para revisar con lupa el contenido de diarios, portales web, emisiones de radio y televisión . La Dirección de Seguimiento y Monitoreo -así se llama la nueva estructura- funciona dentro de la Jefatura de Gabinete y no está vacía: en los últimos tres meses, el Boletín Oficial consignó la contratación de 40 personas para que se dediquen a controlar lo que se publica sobre el Gobierno.
"Efectuar la evaluación, seguimiento y monitoreo de las emisiones vinculadas con la comunicación oficial", es una de las principales funciones de la Dirección de Seguimiento y Monitoreo de la Subsecretaría de Comunicación Estratégica, tal como figura en la decisión administrativa que le dio origen.
Para realizar ese trabajo, el Gobierno contrató a 40 personas para que hagan seguimiento y monitoreo de televisión, radio, portales web y medios gráficos.
La mayoría de los que cumplen esta función son menores de 30 y militan en la agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora , según pudo corroborar Clarín .
El máximo responsable de esa área es el Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, quien la tenía bajo su mando incluso antes de llegar a su actual puesto, cuando era Secretario de Comunicación Pública.
Al frente de la tarea se encuentra Juan Buono, que integra el círculo íntimo del diputado Andrés Larroque, secretario general de la organización K. Cuando Clarín llamó a Buono para preguntarle en qué consistía su trabajo, el director de Seguimiento y Monitoreo respondió: "No es un diario con el que tenga ganas de hablar. No tengo nada contra vos pero no tengo ganas de hablar con el medio".
La Secretaría de Comunicación Estratégica se volvió un organismo inasible. Está en un proceso de reestructuración y aún no saben en qué esfera del organigrama quedará. Sí es seguro que seguirá en manos de Abal Medina. Mientras tanto, "los chicos" que realizan el seguimiento de medios mudaron su oficina desde la Casa Rosada a la Jefatura de Gabinete, en la avenida Julio Roca.
El Poder Ejecutivo ya contaba con una Dirección de Seguimiento y Monitoreo que se encargaba de relevar lo que publicaban los medios, incluso desde antes de que llegaran los Kirchner al poder.
Tradicionalmente, era una tarea de la Dirección General de Prensa y Comunicación , que confeccionaba un resumen de lo publicado y distribuía el resultado de ese "clipping" entre los funcionarios. Eso todavía se sigue haciendo. Lo nuevo es esa estructura paralela construida por Abal Medina y colonizada por La Cámpora.
Una fuente de la Secretaría de Medios reconoció ante Clarín que no sabe específicamente qué tipo de monitoreo hacen desde la Subsecretaría de Comunicación Estratégica pero señala que quien la maneja es el actual subsecretario de Comunicación Pública, Rodrigo Rodríguez.
El ex novio de la diputada Victoria Donda, "Rodra", es la mano derecha del "Cuervo" Larroque y amigo de Buono. Los tres se conocieron en el Nacional de Buenos Aires. Veinte días después de haber sido designado como Director de Fortalecimiento de la Democracia, en 2009, Larroque los llamó para que trabajen junto a él. Desde entonces compartían espacio en la gestión, hasta que Larroque fue electo diputado.
La obsesión del ex presidente Néstor Kirchner por los medios ya había hecho que en su gobierno creciera el seguimiento de la información publicada. La revista Noticias dio cuenta en 2006 de que, en la Casa Rosada, funcionaba la Unidad del Sistema Informativo de la Nación Argentina (USINA) en la que 60 personas preparaban cuadernillos de más de 100 hojas con las noticias diarias para los principales funcionarios.
Cristina mantiene esa tradición. Los gordos tomos ahora superan las 300 páginas y suelen abrir con las notas de Tiempo Argentino y Página/12. Al final, ubican los artículos de La Nación y Clarín , en ese orden. Llama la atención el título que le pusieron a estos informes, puesto que según la Real Academia Española, usina es un "medio que genera informaciones no confirmadas y tendenciosas".

domingo, 29 de enero de 2012

ASIGNACION POR HIJO Y DISTRIBUCION DEl INGRESO

Incertidumbre en la información

Por Artemio Lopez
27/01/12 - 11:28

La disputa política trasladada a los medios hace imposible dar por cierto lo publicado.
En líneas generales en el país mediático, toda información es cierta y su contrario también, lo que configura un contexto muy pedagógico para muchos ciudadanos sobre el acceso y consumo de medios de información que, esperemos, trascienda lo coyuntural y deje su impronta en el tiempo.
En ese punto de incertidumbre estamos en la circulación de información en Argentina, como en muchos países de la región, y cada cual debe formar como pueda su propio criterio y seleccionar data, a riesgo de transformarse en un diletante.
Uno de los puntos en disputa donde también circulan múltiples análisis, diagnósticos, descripciones, etc., es la situación de pobreza por ingresos y por debajo de ella, la distributiva.
La pobreza en el país se publica en una amplia góndola de valores que van desde el 10% laico oficial al 37% católico del Observatorio de la Deuda Social, y luego transita toda la gama intermedia posible de incidencia.
La distribución del ingreso recorre un camino de incerteza similar que la sitúa en algunos informes como la peor de los últimos años –en línea con la existente en la crisis de los años 2001 y 2002–, o la mejor en orden a los valores del año 1980, lejos del patrón distributivo de mediados de los años setenta de gran equidad relativa, pero muy mejorada respecto de la crisis del neoliberalismo a fines de siglo pasado y, tras la implantación de la Asignación Universal por Hijo, también de mayor equidad que en el promedio de los años noventa.
Así las cosas, y para agregar entidad extramuros al debate, recurrimos a medios extranjeros y observamos que las mejoras distributivas realizadas en Argentina son reconocidas ya por investigaciones internacionales.
Es el caso de Oxfam, confederación internacional de 15 organizaciones que trabajan juntamente con socios y colaboradores en 98 países de todo el mundo en el combate a la pobreza (http://www.oxfam.org/es), cuyo último estudio muestra que al interior de los países que componen el G20, Brasil y Argentina son los dos que encabezan las mejoras en su patrón distributivo en un ránking donde, sobre 18 países analizados, sólo cuatro mejoraron su distribución del ingreso, como se muestra en el gráfico. Para más información leemos en El País de España:
Sólo cuatro países del G20 han reducido la desigualdad desde 1990, según Oxfam.
La ONG destaca que México, Brasil, Argentina y Corea del Sur acortaron la disparidad de ingresos. El informe censura la falta de avances para hacer un uso más sostenible de los recursos naturales…
Para su estudio, Oxfam utiliza una nueva base de datos que permite una comparación homogénea entre países. Del estudio se excluye a España, como ocurre con frecuencia en los análisis sobre el G20, a cuyas cumbres asiste en calidad de invitado permanente. El resultado del estudio de la ONG es coherente con otros. Sólo en los socios latinoamericanos del G20 (México, Brasil y Argentina) y en Corea del Sur se ha reducido la desigualdad (medida por el coeficiente de Gini) en las dos últimas décadas. En los tres países con mayores reservas (Rusia, China y Japón) es donde más ha aumentado la desigualdad. Y Francia, el país del G20 más equitativo en el reparto del ingreso, es también donde menos ha avanzado la desigualdad entre los países ricos…
Nota completa de El País, disponible en este link:
http://www.elpais.com/articulo/economia/Solo/paises/G-20/han/reducido/desigualdad/1990/Oxfam/elpepueco/20120119elpepueco_9/Tes
Informe completo de Oxfam,
disponible en este link:
https://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/bp157-left-behind-by-the-g20-190112-es.pdf
*Director Consultora Equis.

el discurso presidencial

Un didáctico show cristinista para consumo de los convencidos

Tras la reaparición pública, el miércoles pasado, de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Eliseo Verón, considerado el semiólogo más importante de la Argentina, realiza –en exclusiva para PERFIL– un minucioso análisis de la forma y el contenido de su retorno. Entre los elogios a su estado –que al intelectual le causaron “un tedio burocrático”– y los ataques directos a Cameron, las ONG ambientalistas –sin nombrar a Famatina– y a quienes “dudaron” de su operación, su retórica privilegió “un show al que los televidentes asistimos, pero del que quedamos fuera”.

Por Eliseo Verón
28/01/12 - 05:48
Un didáctico show cristinista para consumo de los convencidosElogios. "La secuencia de alabanzas al estado 'espléndido' en que se veía a la Presidenta, de adhesiones y de agradecimientos, reiterada en las videoconferencias, me generó un aburrimiento burocrático", dice Verón.

Todo acto de comunicación mediatizada (como la difusión televisiva en vivo y en directo de la retoma, por parte de Cristina Fernández de Kirchner, de su función de presidenta de la Nación este último miércoles) puede ser reconocido globalmente como perteneciente a una cierta clase (en este caso, supongo que habrá acuerdo en identificarlo como discurso político). Pero a su vez, es posible distinguir, en cada acto de comunicación particular, una serie de dimensiones que se entrelazan para constituir el complejo tejido de la discursividad audiovisual. Si conseguimos analizar la composición de ese tejido, podemos llegar a ciertas hipótesis sobre sus características y, eventualmente, sobre sus efectos. Lo que sigue es, por supuesto, un ejercicio del que ningún televidente se libra de manera espontánea (tampoco yo): en el consumo, los efectos son el resultado opaco de una multitud de factores de los que el receptor no tiene ni idea en el momento mismo en que están operando sobre él.
Constatación global: dada la manera en que se construye su figura líder, el cristinismo posee una estrategia definitivamente cristalizada y estabilizada: el “retorno” de la señora Presidenta ha sido la reiteración-confirmación de lo que podríamos llamar la poética discursiva de Cristina. Si las modalidades de la comunicación pueden ser tomadas como un anticipo de la metodología de la acción política (cosa que merecería una discusión), lo más razonable sería concluir que, de este segundo mandato, sólo podemos esperar más de lo mismo.
Este último miércoles hubo por un lado distintos “momentos” y por otro lado varios niveles de discurso funcionando simultáneamente. La entrada en escena de Cristina abrió una suerte de preámbulo en dos tiempos: 1) una sucesión de empresarios que entran en escena para firmar acuerdos de obras públicas de muy diversas características, acuerdos refrendados también por el ministro Tomada; 2) Cristina dialoga, en tres breves videoconferencias, con funcionarios y autoridades de Catamarca, Villa La Angostura y Necochea, a propósito de obras en curso. Han pasado unos veinte minutos.
¿Este preámbulo será la imagen de “un gobierno en acción”? Estuvo en todo caso marcado por una extraña combinación de formalismo (la escena audiovisual de autoridades refrendando un acuerdo ante las cámaras es un gran clásico) con la informalidad locutoria característica de Cristina. La sucesión de las firmas, primero, y la secuencia de alabanzas al estado “espléndido” en que se veía a la Presidenta, de adhesiones y de agradecimientos, reiterada tres veces en las videoconferencias, luego, me generaron una sensación de aburrimiento burocrático, decididamente asociada a la obsesión de la Presidenta por las inauguraciones.
A las 19.40 aproximadamente, Cristina se coloca de pie frente a los micrófonos y empieza a hablar. Después de una transición dedicada a agradecer a todos los que la cuidaron, particularmente al personal del Hospital Austral, comenzó el tercer momento, donde el eje central del discurso estuvo dedicado a comentar algunos hechos ocurridos durante su “ausencia”: tasa anunciada de crecimiento en 2011; desocupación; el tema Malvinas, con comentarios sobre los dichos de Cameron a propósito del “colonialismo” de los argentinos; la orden de publicación del Informe Ratenbach y un ataque al pasar a las ONG ecologistas, porque no dicen nada sobre el hecho de que los ingleses están “depredando nuestro petróleo y nuestra pesca” (perfecta irrupción de aquello de lo que no se habla, a propósito de protección del medio ambiente: la política del Gobierno que favorece la minería a cielo abierto); excelente superávit comercial; críticas a los petroleros en relación con la importación de combustible y con la política de precios. Este fue un largo momento con las mismas características que he descripto en otras oportunidades: interpelación directa a varios de los funcionarios o personalidades presentes, pedido cómplice de confirmación de tal o cual fecha o dato, observaciones humorísticas a propósito de Moreno o de Boudou... Los televidentes asistimos al show, pero quedamos fuera: lógica cinematográfica más bien que televisiva. Como lo subrayé en una columna de julio del año pasado en este mismo diario y que llamé precisamente “El encierro”, ésta es la Cristina rodeada de sus fieles y sus amigos, siempre con alguna señal que transmite, simultáneamente, el mensaje: “No se equivoquen, aquí la jefa soy yo”. Poética cristinista en estado puro. La única posible “presencia”, en la poética cristinista, de los simples ciudadanos que miramos televisión es indirecta: resulta implícitamente de la enunciación pedagógica que la señora Presidenta no parece dispuesta a abandonar: Cristina es siempre una maestra cordial, informal, que explica cada cosa para que se entienda. Y esa explicación no puede estar dirigida a los presentes en la sala, que son los miembros del Gobierno responsables directos de cada uno de los temas tratados.
La señora Presidenta introdujo el cuarto y último momento de su discurso con una transición explícita, anunciando que quería decir algo acerca de “cómo fue tratada mi enfermedad”. Y entonces, de manera abrupta, sorpresiva, se instaló un espacio de síntomas: en esos últimos minutos ocurrieron cosas más interesantes que en toda la hora anterior. (Este es el tipo de razones por las que el estudio del discurso me sigue pareciendo una actividad fascinante). La obsesión y el ataque directo: a propósito de su cicatriz (que luego exhibió complacidamente a los fotógrafos), Cristina comenta que se le sugirió usar un pañuelo en el cuello, pero que ella decidió no hacerlo porque de lo contrario Clarín iba a decir: “Esta no se operó”. Una frase con tonalidad claramente negativa: sobre su enfermedad “opinaron todos”. Claro, ¿cómo no iban a opinar “todos” ante un acontecimiento que la misma Presidenta calificó minutos antes de “cuestión de Estado”? Habría que recordarle que se trata de lo que se suele llamar la “libertad de expresión”. Y el deslizamiento final, inevitable, imparable, hacia el eje de la verdad y la falsedad, donde el enunciador se define como único ocupante del polo de la verdad: todo el personal del hospital, relata Cristina, estaba asombrado de “tanta mentira”. Yo mismo, en mi última columna de PERFIL, juzgué excesivo el ruido mediático en torno a la operación de tiroides, pero ¿cuáles fueron las “mentiras”? La Presidenta no dio ni un solo ejemplo.
¿Y la “aneda”? (¿Y la anécdota?: así preguntaba siempre, después de contar una historia, un cómico argentino muy exitoso cuando yo era joven, y cuyo nombre he olvidado). En este caso, la moraleja sería un consejo: tener cuidado de no caer en el error de pensar que el ideal de este gobierno kirchnerista es que todos los medios le sean favorables. A lo mejor yo mismo cometí ese error en alguna de mis columnas –no he tenido tiempo de verificarlo. Lo cierto es que el Gobierno y la señora Presidenta necesitan que los medios hablen lo más posible de ellos: la expectativa en torno a la operación de tiroides fue cuidadosamente administrada y alimentada por el Gobierno. Nada más normal. Pero la Presidenta, en particular, necesita desesperadamente que los medios hablen mal de ella, necesita sentirse atacada para poder operar. Un aspecto muy importante de la táctica comunicacional oficial consiste en incitar a los medios a producir crítica: es una trampa que hasta el momento ha funcionado bastante bien.
Imaginemos una situación –seguramente imposible– en la que todos los medios informativos que hoy son críticos se ponen de acuerdo y reducen a un mínimo sus discursos sobre la gestión del Gobierno: información completa pero escueta, puramente descriptiva, sin comentarios, sin columnas de opinión, sin evaluaciones, sin interpretaciones. No se me ocurre una situación más “destituyente”: apuesto a que se produciría inmediatamente una grave crisis política.

*Profesor plenario Universidad de San Andrés.

EL ESPACIO DE ALBERTO BORRINI

Hoy una tragedia, mañana diversión


Es una apuesta segura que el trágico accidente del crucero “Costa Concordia”, que costó quince vidas y varios desaparecidos, y amenaza por provocar otro desastre ecológico por la pérdida de petróleo, tarde o temprano terminará siendo tema de una película de acción del tipo de “Infierno en la torre”, por no citar el más obvio de los recientes antecedentes, “Titanic”.
  • FotoBorrini: "Barcos y aviones parecen tener el encanto cinematográfico de todo lo que desafía las leyes de gravedad, y que puede ser relacionado superficialmente con la fatalidad".

El crucero varado tiene todos los ingredientes de un buen espectáculo: el ridículo de haber naufragado a pocos metros de la costa italiana; la posición en que posó para las fotos de tapa de los diarios, como uno de esos monstruos ideados por Fellini; el capitán italiano que abandonó el barco antes de tiempo y se negó a volver para ayudar a los sobrevivientes.
Hasta la calificación del hecho como fiel reflejo del mal momento socioeconómico por el que atraviesa Italia, sobre el que filosofaron los periódicos y noticieros televisivos, agrega condimento al futuro guión. Ni siquiera hay que esforzarse mucho por encontrarle título: un diario lo bautizó “El crucero del horror”, para vincularlo con “El crucero del amor”, exitoso pasatiempo televisivo de unas décadas atrás.
Barcos y aviones parecen tener el encanto cinematográfico de todo lo que desafía las leyes de gravedad, y que puede ser relacionado superficialmente con la fatalidad, sobre todo cuando el suceso cuenta con la complicidad de terroristas, irresponsables, cobardes, secuestradores y malvados de película en general.
Pero la repetición de la tragedia al convertirse en distracción, bajo la forma de un libro, una teleserie o una película, es lo más llamativo de la cuestión. La ficción modifica el hecho original, lo simplifica al dividir a los participantes claramente en héroes y villanos. Ni siquiera hace falta pensar; el espectáculo lo da todo predigerido.
El accidente real irrumpió en los medios como noticia, de la noche a la mañana y tomó a la gente desprevenida; la ficción, en cambio, exige una elaborada preparación, primero a través de los adelantos periodísticos y después, cerca del estreno, mediante el marketing del espectáculo.
Es como si el “Costa Concordia” o el “Titanic” volvieran a naufragar en la pantalla de la sala de su barrio con cada proyección y ante una platea preparada para disfrutar el espectáculo.
¿Cuántas veces, en la historia del cine o de la televisión, una tragedia inspiró un entretenimiento? Si a veces hasta parece que la tragedia tuviese en cuenta su aún desconocido destino último y se esforzara por no defraudarlo.
El mejor ejemplo de que la tragedia de hoy puede terminar como la diversión de mañana, son las guerras, las peores catástrofes de la humanidad. Hollywood le debe a los conflictos bélicos la mitad de su producción, entre ellas varias obras maestras, desde las artesanales, con flechas y tiros, entabladas contra los indios que inmortalizó John Ford “En la pasión de los fuertes”, de la década del ’40 o ’50, hasta “Buscando al soldado Ryan” de Steven Spielberg, sobre un episodio de la Segunda Guerra Mundial.
La tragedia hecha distracción suele impresionar más fuerte que el hecho original. Es probable que muchos jóvenes que no conocieron de primera mano los sucesos reales, recuerden al fanfarrón general Patton con la figura del actor George C. Scout, que lo encarnó en la película homónima, y que los oficiales y soldados reales que expusieron sus vidas bajo los cañones nazis en Normandía, queden en la memoria con los rostros de los “valientes” de celuloide Henry Fonda, Robert Mitchum y John Wayne en “El día más largo del siglo”. La razón es que son más creíbles por su pasado cinematográfico que los originales.
Pero quizá siempre fue así pero diferente. Porque en la época en que el cine alternaba, como distracción de los jóvenes, con las novelas de aventuras, cada lector tenía su propia efigie de D’Artagnan, de Robin Hood o de Phineas Fogg. No es regalando computadoras a los alumnos que puede incentivarse la imaginación y la fantasía que tanto hacen falta para combatir la cruda realidad.
REPORTAJE A IGNACIO RAMONET SOBRE EL MUNDO Y SUDAMERICA

“El progresismo puede tener varios años por delante”

Periodista y escritor, Ramonet dijo a Página/12 que la mayoría de los gobiernos de Sudamérica cumple la función de los socialdemócratas europeos en los ’50 y que si no cometen errores pueden aspirar a un ciclo largo de gobierno.
 
Por Martín Granovsky
Desde Porto Alegre
Nacido en Pontevedra y emigrado con su familia a Francia, Ignacio Ramonet dirige hoy Le Monde Diplomatique en español. Fue uno de los animadores del primer Forum en 2001 y es uno de los periodistas que más recorren el mundo y observan sus distintas realidades.
–Sobre el final del Forum hay derecho a preguntarse si fue útil y qué cambió respecto del primer foro, el del 2001.
–Cuando el foro se creó, no había en América latina otro gobierno de los que yo hoy llamo neoprogresistas que no fuera el de Hugo Chávez, que además vino al foro. Al año siguiente, en 2002, por primera vez Chávez se declaró socialista. También vino Lula cuando aún no era presidente, sino candidato. Ahora en cambio los gobiernos neoprogresistas están llevando a cabo las políticas de inclusión social y al mismo tiempo el foro es menos un foro de los movimientos sociales. Es un foro en el que se discutió la crisis europea, el movimiento de los indignados en general (los chilenos, Wall Street, etcétera) y la cuestión de la memoria. La jornada de Flacso del viernes, el día de conmemoración del Holocausto, fue una de las actividades centrales. La organizaron el Forum Social Temático y el Foro Mundial de la Educación. Hasta ahora ésos no eran temas del foro. Los indignados son un tema que no lleva más de un año, y el debate sobre la memoria no se había planteado de esa manera. Dominaban el antiimperialismo y la denuncia de las guerras de los Estados Unidos en Irak o en Afganistán. Se está llegando a un nivel diferente. Los gobiernos aquí en Sudamérica lo están haciendo globalmente bien. Pero ojo, llega una nueva etapa y hay que mejorar ciertos aspectos cualitativos.
–¿Qué habría que mejorar en América del Sur?
–No creer que esta bonanza que está viviendo América latina va a ser duradera. Depende del éxito norteamericano y europeo y de si hay baja o no en la economía china que afecte a potencias agrícolas o mineras.
–Uno de los puntos es cómo aprovecha América del Sur su actual ventaja por los precios beneficiosos de los productos primarios que vende para que otra vez el rédito principal no sean palacios franceses en medio de la pampa húmeda.
–La economía funciona por ciclos. En Europa no podemos hablar de palacios en medio de la nada pero sí de grandes aeropuertos modernísimos que ahora casi no funcionan u óperas en medio de ciudades pequeñísimas. La riqueza ha pasado y no siempre se ha sabido aprovechar. Aquí, en Sudamérica, la solución es crear más y más mercado interior. Y mercado interior protegido. Y también ampliar los intercambios en el marco de la solidaridad latinoamericana. Ahora el mercado latinoamericano tiene que articularse para que haya masa crítica para todos. Si no, Brasil se desarrollará pero Uruguay no. Ahora que desaparecieron 80 millones de pobres hay una clase media que consume. Brasil introdujo la tasa sobre la producción de automóviles frente a China y aumentó esa tasa en un 30 por ciento. Es protección y es correcta.
–¿Qué discusión mundial nueva apareció en el Forum?
–Por lo pronto, muchos constataron que, más allá de las opiniones, la globalización existe. Si existe hay que analizarla y ver cómo evitar los inconvenientes de la globalización. A escala mundial en una mesa sobre la crisis del capitalismo, una de las opiniones fue que había que pensar quizás en desglobalizar y reducir la globalización. No hay solo una crisis económica. Hay una crisis de la política, de la democracia, alimentaria, ecológica. Muchos países latinoamericanos no están pensando en las otras crisis, en particular en la ecológica. Boaventura de Souza Santos subrayó que no es normal que se acuse a comunidades indígenas y se las acuse de terroristas cuando quieren proteger el medio ambiente. Las realidades van cambiando. El Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, que antes ocupaba tierras, no lo hace porque no las tiene. Cualquier pedazo de tierra es soja. Y como el MST cuando se asienta realiza producciones ecológicas, el agronegocio se lo reprocha.
–La discusión ecológica es clave también porque habrá una cumbre mundial en Río en junio.
–La precaución ecológica es algo que se ha recordado y que en cierta medida hace que los gobiernos estén pensando en hacer las cosas bien. Dilma dijo que quería dar casas a la gente. A mí me parece muy bien, realmente muy bien. Pero tengamos cuidado de no llegar al pragmatismo chino, que en nombre del desarrollo destruye lo que se oponga a esa idea, y terminemos entrando sin necesidad en una gran contradicción.
–Dilma diría: “Está bien, Ignacio, pero yo tengo que gobernar Brasil y terminar con la miseria”.
–Es que la preocupación ecológica y la social no se oponen. El Forum apreció mucho que Dilma haya decidido venir aquí y no haya viajado al Foro de Davos. Cuando Lula vino y dijo que luego se marchaba a Davos, alguien le dijo: “No se puede servir a dos amos a la vez”. Es una frase bíblica. “Hay que escoger.”
–Quizá Lula necesitaba ir a Davos porque también eso ayudaba a la consolidación política de su gobierno y en cambio hoy Brasil no necesita de Davos.
–Claro, las condiciones cambian. Y el foro debe cambiar también. Antes muchos dirigentes o presidentes venían a nutrirse. Chávez y Lula, a quienes ya nombré. También Evo Morales, Rafael Correa y Fernando Lugo. Para algunas discusiones, una reunión del foro puede tener hoy un mayor sentido en Europa, para discutir allí mismo la tremenda crisis. El año próximo está previsto que tenga lugar en un país árabe, porque los movimientos sociales no sólo se están desarrollando, sino que han conseguido ganar en dos países. Y hay nuevas discusiones, por ejemplo entre movimientos sociales laicos y movimientos sociales islamistas.
–¿Qué podría discutirse en Europa?
–En Europa hay ya algunas discusiones que se producían en América latina. Una idea de que la política está gastada y hace falta una renovación política. Que la sangre y la vitalidad nueva van a venir por el movimiento social. De esa vitalidad puede surgir un cambio. Este foro no tendría el mismo sentido organizado en Madrid, Atenas o Barcelona, donde hay sociedades que sufren y a la vez registran en algunos sectores gran voluntad de cambio. Aquí, en Sudamérica, por suerte para ustedes, hay situaciones donde la preocupación es seguir creciendo y cómo hacerlo mejor.
–¿No hay un riesgo de endiosar a los movimientos sociales como factores de cambio? Si no hay construcción política, ¿no se diluyen?
–Sí, es importante ver cómo se pasa de un momento a otro. Todavía no estamos en esa etapa en Europa, me parece. Aún no. Nadie expresa mejor el sufrimiento social que el movimiento social. Pero si no se da el paso a la política, todas las grandes crisis siempre sirven a la extrema derecha, que aparece como bajo la forma de movimientos y partidos antisistema. Prometen los cambios más radicales, demagógicos, transformacionales. Es importante que el sufrimiento social se encarne en movimientos que tengan vocación de implicarse en la política.
–¿Por qué todavía no ocurre ese paso?
–Entre otras cosas, en mi opinión, porque hacen falta líderes. Hasta el momento el movimiento social incluso rechaza tener líderes. Son muy igualitaristas desde el punto de vista del funcionamiento democrático. Es como la enfermedad infantil del movimiento social. Ya llegará el momento de la adolescencia o la madurez, cuando seguramente se generarán líderes. No líderes salvadores. Hablo de dirigentes democráticos que puedan entender al movimiento social y ayudarlo a encontrar respuestas. Después de la crisis del sistema político venezolano, el final de lo que se llama el “puntofijismo”, ¿habría habido cambios sin Chávez y lo que él representaba? Y me hago la misma pregunta con Ecuador y Correa, Bolivia y Evo, Brasil y Lula, la Argentina y Kirchner.
–¿Y cómo funciona la relación entre los líderes, los movimientos y los partidos en esos países de Sudamérica?
–Mi percepción es que hoy los partidos tienen menos influencia que hace diez años y los movimientos sociales también porque los gobiernos están haciéndolo todo. Los líderes de los gobiernos conducen el cambio. Hubo una energía social que produjo el cambio pero el cambio está tan encarrilado que a veces hay una desvitalización de la política que paradójicamente no molesta demasiado.
–Tal vez con las construcciones políticas ocurra lo mismo que con los ciclos económicos. Quizá deban o puedan ser realizadas antes de que el ciclo actual de gobiernos sudamericanos termine.
–La función de estos gobiernos es muy semejante a la de los gobiernos europeos de los años ’50 que, esencialmente, fueran conservadores o progresistas, tenían como funciones construir el Estado de bienestar, reconstruir cada país después de la guerra y aumentar el nivel de vida de la gente. Eso les dio 40 años de estabilidad política. Pero se terminó. Si los neoprogresistas sudamericanos no lo hacen demasiado mal, quizás haya por delante varios decenios como si fueran la socialdemocracia nórdica. Hoy mejoran estructuras, el nivel de vida, crean trabajo. No es casualidad que sean gobiernos neoprogresistas los que están trabajando bien. Así ocurrió con los viejos partidos socialdemócratas. Además, la construcción del Estado de bienestar y el aumento del nivel de vida termina con cualquier tipo de recurso para las oposiciones tradicionales conservadoras. Ahora la gente percibe cómo los países reconstruyen sociedades derruidas. Las favelas eran pensadas como una fatalidad. Para la derecha, era así porque es así. Pero la fuerza de la derecha desapareció, y también el elemento militar. Las leyes de la memoria son las que deben culpabilizar –sin venganza, con documentos y base histórica sólida– y establecer responsabilidades. No vengarse, sino terminar con la impunidad. A pesar de que lo que voy a decir parece escandaloso, estamos en el momento más fácil de Sudamérica. Si no hay errores y una gestión tranquila, los gobiernos de signo neoprogresista pueden quedarse en el poder mucho tiempo. Por eso hay que pensar bien las sucesiones políticas. En la Argentina eso funcionó bien. En Brasil, lo de Lula fue ejemplar. Es una lección. Y por eso hoy Dilma tiene más aprobación popular de la que tenía Lula en su primer año de gobierno.

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