Medios y política
Lunes 17 de septiembre de 2012 | Publicado en edición impresa
Entrevista con el presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR)
Luis Pardo Sainz: "El Gobierno se ocupa de capturar a los medios"
La AIR es una asociación internacional, con sede en Montevideo, que reúne a 17.000 canales de televisión y radios de todo el mundo, de distinta ideología y peso político.
Por su función se entrevistó en reiteradas ocasiones, con casi todos los presidentes de los países donde la AIR tiene presencia. Pero Cristina Kirchner, Hugo Chávez y Rafael Correa nunca lo recibieron. Durante una entrevista con LA NACION, Pardo Sainz analizó similitudes y diferencias con los problemas de la libertad de prensa en la región.
-¿Es comparable la situación de la Argentina con la que se registra en Venezuela?
-En 2007, Chávez embistió contra Radio Caracas Televisión [RCTV], el canal más importante de Venezuela, que dejó de transmitir. Usó vías de hecho y también leyes inconstitucionales. La gente protestó, pero los dueños de los otros medios permanecieron relativamente indiferentes, porque creían que RCTV era el máximo objetivo político de Chávez y que, una vez logrado, después iba a aflojar. Pero se equivocaron, porque Chávez siguió con otros medios, tomó 30 radios y manipuló a otros con publicidad. La Argentina está viviendo ese momento, pero el Gobierno avanza más rápido que Chávez, porque en su país parece profundizarse el deterioro económico, y el Gobierno percibe que tiene menos tiempo.
-Usted visita con frecuencia nuestro país. ¿Hay algo que le llame la atención en esta ocasión?
-La Argentina está atravesando una crisis institucional muy difícil. Hay un grupo de poder, que está en el Gobierno, y que se ocupa de capturar las instituciones del Estado y a los medios. Hay violaciones muy concretas a la libertad de expresión y un clima de temor que no había visto ni vivido nunca antes en la Argentina. Es cierto que los ciudadanos acaban de protestar en la calle, lo que muestra que todavía hay una sociedad vital. Pero el temor está instalado y muy esparcido. El hecho de que la AFIP visite a cualquier persona que haga una crítica, o que un funcionario le diga a un empresario crítico que lo va a fundir [como dijo el viceministro de Economía, Áxel Kicillof sobre el grupo Techint] y que el empresario ensaye una explicación pública son hechos que muestran que las cosas funcionan mal. Hay un nivel de degradación que la Argentina no había vivido nunca antes.
-¿Cómo vio el cacerolazo?
-Me llamó la atención que sólo dos o tres canales lo mostraron en toda su dimensión, mientras que otros muchos prefirieron tratarlo como un tema menor o ignorarlo. Es un ejemplo de lo que puede pasar el 7 de diciembre si la Presidenta cumple con su promesa de desconectar a uno de los grandes medios. La Argentina está perdiendo pluralismo.
-Mencionó el 7 de diciembre. ¿Qué puede ocurrir ese día?
-Esa fecha aparece en un fallo de la Corte. Según ese fallo, ese día termina la vigencia de una medida cautelar y comienza a correr el plazo de un año para desinvertir. La Presidenta malinterpreta el fallo y le hace decir algo que no dice.
-Usted, durante esta visita, se reunió con diputados de todos los bloques de la oposición.
-Sí, estuvieron los de la oposición. Lamentablemente, faltaron los diputados oficialistas, y las comisiones de Libertad de Expresión y de Comunicaciones de Diputados tuvieron problemas de agenda. Veo que la oposición no tiene muchos canales donde expresarse, pero comienza a reaccionar, asumiendo una posición más fuerte.
-Volvamos al conflicto Gobierno-medios y a las similitudes de la Argentina con Venezuela.
-Los gobiernos de Venezuela, Ecuador y de la Argentina desarrollan la misma estrategia. La primera etapa de esa estrategia es la de hostigar a los medios, a la oposición y buena parte de la sociedad que es crítica o independiente. La gente termina acostumbrándose a ser maltratada y lo da como natural, pero, en realidad, ahí, un gobierno populista ya tiene un primer éxito, porque corre los límites del debate. La segunda etapa consiste en hostigar a medios y periodistas. Pero, ahora, la Argentina está ingresando en la tercera etapa, que Venezuela ya atravesó, en la que el Gobierno pretende avanzar con el cierre de los medios críticos. Vienen tiempos muy difíciles..
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