martes, 19 de marzo de 2013

Comunicación y salud: la perspectiva periodística

Ángeles Cruz Martínez expuso su experiencia como periodista especializada en salud del periódico mexicano La Jornada en el Simposio “Medios de Comunicación y Salud” celebrado en el marco del XV Congreso Internacional Avances en Medicina organizado por el Hospital Civil de Guadalajara en febrero de 2013.

Reproducimos a continuación su ponencia.



Perspectiva periodística: Trascendencia de la fuente de salud y su cobertura en el ejercicio cotidiano

Ángeles Cruz Martinez
Reportera. Periódico La Jornada



Buenas tardes:

Es un privilegio estar en este foro y de este lado del escenario, algo totalmente inusual para mí, acostumbrada como estoy, a ubicarme siempre allá, atenta a los mensajes de los oradores, en busca de la “nota”, del dato relevante que me sirva para la entrada y de todos aquellos que me ayuden a, como decimos los reporteros, “alimentar” la información que se va a publicar en el diario.

Agradezco a las organizadoras que hayan pensado en una servidora para venir a hablar de la fuente de salud, su trascendencia y la cobertura que algunos y algunas tratamos de hacer todos los días.

Y cómo ha tomado relevancia este sector al que durante muchos años como que no se le daba importancia. Al menos así se reflejaba en las páginas de los diarios que incluían muy poquitas notas informativas sobre el tema de la salud.

Lo más sorprendente para mí es que esto que les platico ocurría apenas hace unos 15 años. Para muchos de ustedes que son muy jóvenes, 15 años pueden ser muchos, pero para mí que llevo ese tiempo en esta fuente, no son tantos y más bien diría, han sido mi vida, los mejores años de mi vida como periodista.

Debo decirles que al principio no fue fácil. La información que se generaba de ahí era fácilmente prescindible, aunque en un periódico como La Jornada que tiene un perfil predominantemente político, nació para darle voz a los que no la tienen.

En los primeros años, La Jornada cumplió en septiembre 28 años, “los sin voz” eran los obreros, los pobres, los campesinos, los indígenas.

En el caso de la salud lo que importaba era la política de la salud, pero ¿los enfermos, las enfermedades? No se les veía. Yo misma no los había visto.

Así empecé a reportear la fuente. Primero como suplente y luego ya como titular.

Fue difícil y en no pocas ocasiones algo frustrante que la cobertura de conferencias de prensa o investigación de temas no quedaran plasmadas en las páginas del periódico. O se publicaba algo muy chiquito, uno o dos párrafos a veces.

Y es que a diferencia de las fuentes políticas, en salud el reportero no vive de las declaraciones. Esta es una fuente social.

Mis primeras experiencias fueron con enfermedades como el cólera. En 1994 y 1995 hubo una emergencia nacional por este padecimiento. El problema mantuvo a la Secretaría de Salud con mucho trabajo.

En 1994 se reportaron poco más de cuatro mil enfermos y 56 muertes. Pero al año siguiente la cifra superó los 16 mil casos. 142 personas murieron, y todo por beber agua contaminada con una bacteria, el Vibrio cholerae.

Hace poco asistí a un evento en el que estuvieron varios ex secretarios de salud, entre ellos, los doctores Jesús Kumate y Juan Ramón de la Fuente. El primero, secretario de salud en el gobierno de Carlos Salinas (1988-1994) y De la Fuente en el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000).

De la Fuente recordó que cuando llegó a la Secretaría de Salud en 1994, Kumate únicamente le hizo un comentario sobre la oficina que le dejaba. Le dijo “cuidado con el cólera”. Ahora es una anécdota hasta curiosa, pero en esos años, una tragedia.

Luego vinieron las movilizaciones de las personas que viven con VIH/Sida y la lucha enorme que dieron para tener los medicamentos, en el Seguro Social primero y la Secretaría de Salud después. Otra gran experiencia.

A la vez y en busca de información, empecé a ir a los hospitales, a los muy grandes que están en la ciudad de México. Y qué impresión me llevé. Ahí había información por todos lados, de lo que quisiera, lo muy bueno y lo muy malo.

Lo bueno, la cantidad de servicios que ofrecen para la atención de prácticamente cualquier enfermedad, con tecnología de punta en los grandes hospitales de alta especialidad y con los mejores médicos que ayudan a las personas a recuperar su salud.

Lo muy malo era y lamentablemente sigue siendo, lo que en ocasiones viven los enfermos y sus familiares que va desde el maltrato, largas horas de espera y errores que le dan un giro radical a la vida de las personas.

Si algo le agradezco a la vida y al periodismo, es el cúmulo de enseñanzas y satisfacciones que he tenido en la fuente de salud como que el dolor de la enfermedad propia o la de un ser querido no se compara con nada. Lo aprendí muy pronto y les puedo asegurar que me ha sido de gran utilidad en mi vida personal. No les diré más porque no es el tema de la plática, pero sí que comprobé -desde antes de leer a Ryszard Kapuściński- que un reportero, para serlo en esta o cualquier otra fuente, tiene que estar al lado de las personas, vivir y compartir sus vidas y su dolor. Eso nos hace no sólo buenas personas, sino mejores periodistas.

Y en La Jornada, un periódico abierto para la gente...bueno, ahí se metieron de lleno los temas de salud vistos de esta forma. Las notas empezaron a publicarse con aviso en la primera plana, algunas otras ocupando la totalidad de la contraportada o en interiores pero en lugares destacados y amplios.

Ahora creo que todo coincidió: este trabajo diario y la cada vez mayor difusión de enfermedades y descubrimientos de medicamentos novedosos para lograr su control o su curación.

Los laboratorios farmacéuticos también entraron en actividad para dar a conocer sus productos, organizaron seminarios y foros para periodistas. La década de los 90 es conocida como la década del cerebro. El desarrollo de equipos de imagen (como la tomografía y la resonancia magnética) permitieron a los científicos conocer más de ese órgano vital y de las enfermedades que lo aquejan y que hoy, por cierto, están entre los retos que enfrenta la humanidad, el alzheimer, el parkinson, las adicciones.

La de los 90, fue también la década de los mayores avances en el desarrollo de medicamentos para que el sida sea hoy una enfermedad crónica y ya no causa de muerte. Ya se escuchaban los avances que venían con los medicamentos biotecnológicos y tratamientos avanzados para combatir el cáncer.

Los laboratorios farmacéuticos, desde siempre han patrocinado los congresos médicos, pero de pronto también empezaron a invitar a los reporteros a cubrirlos. Otra fuente de información y aprendizaje invaluables cuando hay un trabajo profesional.

Con todo esto y más que seguramente se me escapa, hoy es un hecho, la fuente de salud es de gran trascendencia en los medios de comunicación, entre otros, por el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, las enfermedades del corazón, el cáncer, los males de la época moderna que representan un reto para el país y para el mundo.

Nuestra labor como periodistas es dar cuenta de estos males, cómo se pueden evitar o qué hacer cuando ya están presentes, para conservar una buena calidad de vida.

Y lo otro también, nunca olvidar a aquellos que se les dificulta llegar a los hospitales y que los atiendan. Nos toca exigir a través de las notas en nuestros espacios: periódicos, revistas, la radio o la televisión, la garantía de la atención médica para todos aquellos que lo necesiten, en cualquier lugar de la República.

Eso es lo que puedo transmitirles. Les agradezco infinitamente su atención y que se hayan dado el tiempo para venir a escucharme.

Muchas gracias.

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