domingo, 10 de febrero de 2013

Una sobreviviente revive una guerra a través de un videojuego

Cómo es la experiencia de una madre que revive su infancia en Beirut a través del Call of Duty que juega su hijo, con tramas bélicas que incorporan conflictos actuales en Medio Oriente
 
Un visitante pone a prueba Black Ops, una de las versiones del Call of Duty en la feria de videojuegos E3 de Los Angeles, Estados Unidos. Foto: Reuters 

En cuanto salió el juego Call of Duty: Black Ops 2 , el año último, mi hijastro, al igual que prácticamente todos los adolescentes varones del planeta, corrió a comprarlo. Afortunadamente, él usa auriculares cuando lo juega, evitándonos (bueno, a mí en realidad) así el escalofriante recuerdo que produce su sonido. Pero no sucedió lo mismo hace cinco años cuando orgullosamente compró Call of Duty 4: Modern Warfare . Durante días, nuestro departamento vibró con el ensordecedor sonido de los disparos. Un domingo, miré la pantalla y vi un paisaje urbano destruido, con frases escritas en árabe por todos lados. La ciudad destrozada por la que vagaba su personaje se veía siniestramente similar a la Beirut devastada por la guerra de mi infancia.
"¿Adónde se supone que es esto?", le pregunté.
Él respondió varios segundos después, sin desviar la vista de la pantalla. "No sé".
Cuando mi esposo, oriundo de Escocia, despertó, le dije: "¿Sabes lo que es realmente extraño? Aquí está tu hijo con un videojuego de guerra en una ciudad árabe. Y yo he vivido todo eso".
"Sí", respondió, confiando en que su hijo notaría la diferencia entre la ficción y la realidad.
"¿Sabes lo que es realmente extraño? Aquí está tu hijo con un videojuego de guerra en una ciudad árabe. Y yo he vivido todo eso", cuenta Nana Asfour a su esposo sobre las partidas del Modern Warfare, ambientado en conflictos bélicos actuales

Mientras que las versiones anteriores de Call of Duty (en español, el llamado del deber ") se desarrollaban durante la Segunda Guerra Mundial , Modern Warfare ( Guerra Moderna , en idioma español), que salió a la venta en el año 2007, está ambientado en épocas modernas y, al menos en parte, en una ciudad en la cual las personas tomadas como objetivo hablan el idioma árabe. Parte del argumento del juego gira en torno a un grupo separatista de ficción que está liderado por un militante anti-estadounidense de nombre Khaled Al-Asad, quien llega al poder de un pequeño país sin nombre, rico en petróleo, en Medio Oriente, que es posteriormente invadido por Estados Unidos. Y, a pesar de lo escalofriante que era el entorno y del estruendo de los disparos, ellos no resultaron tan alarmantes como la revelación que haría mi hijastro poco después, mientras caminaba hacia la parada del colectivo, cuando efusivamente me contó sobre un truco especial que había descubierto, el cual le permitía asesinar a sus oponentes con gran rapidez.
"Me encanta disparar", dijo entonces. "Es muy divertido".
Él hablaba en serio y yo no lo podía creer. "En la vida real, un francotirador es alguien que aterroriza a la gente", le dije suavemente. "Sabes que mi hermano, Julien, fue baleado por un francotirador".
"¿Estaba jugando al fútbol, no?", preguntó simulando interés. Él ya había escuchado la historia.
"Sí, él y sus amigos se habían reunido en un estacionamiento abierto que estaba ubicado frente a mi casa, en Beirut", le conté. "Yo los estaba observando desde nuestro balcón". No conté cómo, después de ver a mi hermano apretarse el codo y escapar del estacionamiento, corrí a decirle a mi madre, que estaba haciendo papas fritas en la cocina; ni cómo traté de hallar las palabras adecuadas para expresar la urgencia del tema sin alarmarla demasiado; tampoco cómo un vecino llevó rápidamente a mi hermano al hospital en medio de una lluvia de bombas; ni cómo mi familia y yo esperamos ansiosamente el regreso de Julien.
Trailer del Call of Duty: Modern Warfare



Tampoco le conté del miedo que desde ese día les tengo a los francotiradores, y que contengo el instinto (ahora absurdo) de cubrirme la cabeza con las manos mientras camino. Julien tuvo suerte; la bala solamente le perforó la carne del brazo. "Muchas personas inocentes fueron asesinadas por francotiradores", dije simplemente.
"Es solo un juego", respondió. Lo cual es verdad. ¿Pero el hecho de que Call of Duty y juegos de esa clase hayan sido utilizados con el fin de reclutar soldados para la guerra no es un indicador de cuánto emulan la experiencia de una guerra real?
La agresión que reciben quienes juegan estos juegos de guerra en video es alarmante para alguien que recuerda tan claramente la delirante mirada que exhibían los rostros de los jóvenes de la milicia mientras metían la cabeza en nuestro automóvil, con los rifles Kalashnikov colgados en la espalda, y hacían preguntas aparentemente inocentes ("¿De dónde vienen? ¿Adónde van? ¿Quién está con ustedes?"). Luego, dependiendo de si estaban conformes con tus respuestas o de si les agradaba la forma de tu cabeza, determinaban si te permitían seguir o si desaparecías definitivamente.
Pero al pasar los años, me doy cuenta de que el entretenimiento de mi hijastro, al que en casa denominamos Call of Doo-doo (La llamada del popó), no es en verdad diferente de su gusto por cualquier juego que le permita demostrar sus habilidades ante sus amigos y también ante los extraños. Él ahora tiene 17 años y disfruta de la misma manera con el juego FIFA e incluso más con World of Warcraft , un juego de computadora cuyas gráficas son prácticamente tan fantásticas como las de los niños. Él también ha adoptado pasatiempos más esperanzadores: lee Baudrillard y escribe sus propias teorías sobre el mundo. Y cuantos menos juegos de guerra juega, veo cómo se aleja mi infancia en Beirut, una vez más, hacia la abstracción.
Nana Asfour es crítica de arte y escribe sobre cultura en Nueva York.
© NYT Traducción de Angela Atadía de Borghetti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario