domingo, 29 de diciembre de 2013

El medio es el mensaje

Tinelli, el hombre de las dos orillas

Marcelo Tinelli fue el único perjudicado por el frustrado 7-D, pero, como "no hay mal que por bien no venga", una serie de carambolas lo llevaron, al cabo de unos meses de áridas negociaciones e inquietantes retrocesos, a la mejor solución artístico-financiera posible para su bolsillo y su ego.
Primero fue la noche: el Grupo Clarín, dueño del 30 por ciento de su productora Ideas del Sur, no terminaba de ampliar su participación accionaria a pedido del conductor. La hiperanunciada amenaza de asalto del kirchnerismo a ese holding, vía la ley de medios y su inofensiva arma de fogueo (la famosa "desinversión"), planteó ya hace un año un compás de espera demasiado largo para la ansiedad de Tinelli.
En represalia, demoró la firma de su contrato para esta temporada. Así, terminó siendo su propia víctima y se quedó sin pantalla.
La crueldad de un medio duro como la TV abierta demostró que tampoco hace excepciones con su figura más exitosa. Telefé parecía que sí, pero al final fue que no y los otros canales no contaban con espaldas suficientes para bancar su onerosa estructura.
Cuando vencido por esas realidades intentó regresar a El Trece se encontró con que Adrián Suarya había resuelto la grilla sin su presencia, al llevar a Farsantes, uno de los sucesos televisivos del año, de su frecuencia semanal originalmente prevista a tira diaria. No tuvo ni tiempo de extrañarlo, aunque grabaron juntos una divertida escena de Solamente vos, repleta de ironías mutuas.
De a poco, los astros se le encolumnaron de vuelta y de la forma más conveniente: el megaempresario Cristóbal López, para quien ya venía trabajando como imagen de su marca de combustibles Oil, le compró a Clarín, por doce millones de dólares, el 30 por ciento de su productora y empezó a pagar a cuenta los sueldos del personal de Ideas. Hay una opción para que en agosto crezca aún más su ya mayoritaria participación accionaria.
Mientras tanto, el hijo dilecto de Bolívar consiguió dos milagros:
1) Asegurar su regreso triunfal a El Trece, cual hijo pródigo, a partir de abril, pero con un impensado maridaje: saldrá por la pantalla principal del Grupo Clarín, asociado con un magnate íntimamente ligado al kirchnerismo. Lo que no pudo el Estado sacudiendo sus frágiles estandartes lo consigue un sorpresivo acuerdo entre privados. Tinelli estará en el prime time nocturno cuatro veces a la semana y, además, será de vuelta el gran "distractor" del creciente malhumor social, en un año como 2014, que parece venir de cola.
2) No sólo el conductor de ShowMatch consiguió dinero fresco para sostener su empresa, sino que irradia su influencia y expertise sobre todo el Grupo Indalo (Radio 10, C5N, etcétera), en el que desembarcó su staff jerárquico en puestos clave. Ya empezó a producir lo que serán diez horas para el canal que fue de Daniel Hadad y tendrá a cargo cinco horas del fin de semana de El Trece. También quiere volver a producir ficción, incluso para el exterior, y está en conversaciones con Telefé y Canal 9 para otros proyectos, ya que Ideas dejó de ser productora cautiva de Clarín.
Tiene por delante el tremendo desafío de demostrar que sigue siendo el N° 1 luego de un año sabático que hubiese preferido no tener. Tinelli es consciente de que la TV abierta luce "viejarda" (como le gusta decir) y pierde audiencia, por lo cual también apuntará hacia otras plataformas.
En el año que estuvo ausente de la pantalla, esquirlas del "planeta Tinelli" se incrustaron en los programas Tu cara me suena, Sin codificar, Celebrity Splash y en Periodismo para todos, de Jorge Lanata, quien, en ciertos momentos de la temporada, concitó la atención de nuestro precario star system por sus investigaciones mezcladas con personajes de la farándula, los sketches cómicos con clones de políticos y su propia agitada vida privada (internaciones, peleas mediáticas, separación, reconciliación y su reciente operación en Nueva York). En 2014, el divo de la noticia tendrá otro ciclo producido por Tinelli.
Después de 23 temporadas consecutivas de estar en la cresta del rating, Tinelli tuvo en 2013 su "año especial": consolidó su pareja con Guillermina Valdés, casi a los 54 años volverá a ser padre por quinta vez, se dedicó más a viajar y hasta se dio tiempo para tatuarse toda la espalda en siete sesiones de cinco horas cada una durante tres meses. Reconoce que el tema es adictivo (ya tiene los dos brazos íntegramente tatuados) y que produce un "dolor placentero". No es raro: un hombre que ya lo tiene todo (dinero, poder social y felicidad personal) puede sentir curiosidad por experiencias más exóticas que, tal vez, sublimen asignaturas pendientes.
"Hoy no", suele decir cuando le preguntan si se va a dedicar a la política, lo que deja una sugestiva puerta entreabierta.
Su fogueo como dirigente de San Lorenzo se acentuó este año. Ya enfrentó las urnas dos veces y la última vez, acompañando a Matías Lammens, sacó el 82% de los votos.
De la política siempre lo cortejan y cholulean. Él responde con sonrisas y emprendimientos en común sin cerrar definitivamente con nadie. Como siempre, juega su propio partido.
Saltar a las ligas mayores no depende tanto del tiempo y de las circunstancias como de su voluntad. Habrá que ver..

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