POLÍTICOS,
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PODER
Los partidos
políticos, a través de sus dirigentes más representativos buscan acceder al
gobierno del Estado para llevar adelante su proyecto político. Para lograr eso
deben concitar el favor de los ciudadanos, que con su voto elige a quienes
ocuparán el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, tanto a nivel nacional como
provincial. Además de los restantes cargos electivos que en una democracia se
ponen en disputa.
Hay una creencia
arraigada en ciertos sectores sociales que arribar al gobierno es acceder al
“Poder”. A instalar esa creencia en la sociedad, no han sido ajenos los medios
de comunicación. De esta manera han logrado invisibilizar para amplios sectores
de la sociedad a ciertos actores que en muchas etapas de la vida institucional
de la Argentina han sido quienes ostentaron el verdadero poder. En algunos casos
por encima de los gobiernos constitucionales y en muchas circunstancias
reemplazando a los gobiernos elegidos por el pueblo.
Es que el poder
no es algo que se le entrega al Presidente o Presidenta de la Nación junto con
los atributos simbólicos del cargo. El poder es una construcción que depende de
las relaciones de fuerza que existen en el seno de la sociedad entre las
distintas instituciones. A saber: Gobierno, partidos políticos, iglesia,
centrales sindicales, centrales empresarias, universidades, fuerzas armadas,
fuerzas de seguridad, corporaciones económicas, medios de comunicación,
organismos internacionales, y distintas organizaciones representativas de la
sociedad.
Las acciones que
el gobierno y los diferentes grupos que integran la sociedad implementen en el
ejercicio de sus funciones específicas, le darán mayor o menor legitimidad ante
la sociedad. Lo que hará que tenga una mayor o menor cuota de ese preciado
tesoro que es el “poder”. A mayor legitimidad mayor poder.
Una de las
características que ha tenido la acción del gobierno desde el 25 de mayo de 2003
a la fecha, es que ha logrado que sean visibles los factores de poder que los
medios habían logrado ocultar. Esto ha permitido, para poner sólo un ejemplo,
visualizar y ponerle nombre y apellido a lo que históricamente se ha llamado “el
mercado”.
Esta es una de
las razones por las cuales los medios de comunicación que hubieron logrado
posiciones monopólicas y se jactaban del poder conseguido con frases tales como
“no hay gobierno que soporte cuatro tapas adversas del gran diario argentino” o
que le asignaban a la Presidencia de la Nación el mote de “puesto menor” según
relató un periodista sin ocultar el orgullo que sintió por el emisor de esa
descripción.
Más allá de
cualquier otra consideración, el hecho de que quedaran a la vista de todos,
quienes disputan poder con el gobierno nacional y por qué, es un logro para la
democracia. Para esta democracia que decidió no seguir condicionada a esos otros
factores de poder.
De esta manera
la ciudadanía puede comprender las acciones y posicionamientos de los diferentes
actores de la escena nacional y así tomar las decisiones pertinentes a la hora
de elegir a quienes deben regir los destinos de la Nación. Esto no es otra cosa
que decidir sobre el destino de cada uno de los habitantes de la Argentina.
Por eso, la
sociedad debe mirar y analizar el comportamiento de los distintos dirigentes con
aspiraciones de acceder a puestos de responsabilidad política.
Un interrogante
crucial es: los dirigentes que se postulan a cargos electivos y que tomarán
decisiones que pondrán en juego la vida y el patrimonio de cada uno de los
argentinos ¿deben seguir la agenda que le marcan los medios de comunicación?
Avalando de esta manera la construcción de sentido que realizan estos medios,
que no necesariamente buscan el bienestar de la sociedad sino de sus propios
intereses y beneficios empresariales. ¿O deben ser capaces de defender sus
íntimas convicciones aunque esos mismos medios se ensañen con ellos y sus más
cercanos afectos?
Este planteo
lleva a otra reflexión ¿un dirigente que flaquea frente a los medios de
comunicación, o que es influenciable por ellos, tiene la fuerza espiritual
necesaria para enfrentar las miles de dificultades, condicionamientos y
“aprietes” varios que deberá enfrentar a la hora de defender los intereses de
los argentinos?
Una pregunta que
emerge con naturalidad ¿esta sociedad está dispuesta a entregarle el resguardo
de su vida y patrimonio a dirigentes que al ser consultados sobre hechos de la
realidad responden que no saben de qué le están hablando, o que responden con
frases de los zócalos de los canales de noticias o con los títulos de los
diarios?
Elegir
gobernantes no es igual que elegir un desodorante, una camisa, un par de zapatos
o un perfume. Porque no se puede devolver a las 48 horas.
En cuatro años
es mucho lo que puede destruirse en materia de derechos, de políticas sociales,
de empleo, de desarrollo como para dejarse llevar por sonrisas y frases hechas.
Hay recuerdos
lacerantes de gobernantes que dejaron la sociedad hecha jirones.
Es bueno tener
memoria y reconocimiento.
Daniel Mojica www.cuestioncultural.blogspot.com.ar
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