domingo, 27 de mayo de 2012

una tendencia peligrosa producto del liberalismo economico

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Hitler vuelve: reeditan su obra y crecen los neonazis

La crisis económica permite el avance de la extrema derecha europea. En Alemania existe un plan para volver a publicar “Mi lucha”, obra cúlmine de Hitler.

Por R.P.
27/05/12 - 02:03
 
Hitler vuelve: reeditan su obra y crecen los neonazis Cabezas rapadas. Los griegos de Aurora Dorada no ocultan su admiración por Hitler y su Tercer Reich. No son la única expresión de los ultra en Europa: hay movimientos de extrema derecha en Hungría, Suiza, Austria, Francia, Noruega, Italia, Holanda, Dinamarca, Bulgaria y Suecia.

Desde Berlín
La delincuencia armada casi no existe en Berlín. La única recomendación de seguridad que los berlineses hacen a los extranjeros recién llegados es que estén alertas si utilizan el metro nocturno en ciertas zonas periféricas de la ciudad. Un acento diferente o una vestimenta llamativa pueden ser motivos suficientes para recibir una golpiza de bandas neonazis. Mientras los grupos de extrema derecha crecen en Europa al ritmo de la crisis, el país que engendró a Adolf Hitler debate cómo evitar que la serpiente vuelva a romper el cascarón.
Los partidos de ultraderecha europeos viven su mejor momento desde la Segunda Guerra Mundial. Ya sea en su versión original o disfrazados con nuevos planteos populistas contra la inmigración, estas fuerzas radicales lograron resultados históricos en los últimos ciclos electorales de, al menos, 12 países: Suiza (26%), Austria (27,2%), Noruega (22,9%), Finlandia (19%), Francia (17,9%), Hungría (16,6%), Holanda (15,5%), Italia (12,7%), Dinamarca (12,3%), Bulgaria (9,4%), Grecia (7%) y Suecia (5,8%).

Las irrupciones de Marine Le Pen en Francia y de Aurora Dorada en Grecia son una muestra de las múltiples formas que los ultras pueden asumir. Mientras que la dirigente del Frente Nacional francés se presenta como una política moderna y preocupada por la cuestión social, el líder de Aurora Dorada no disimula su admiración por Hitler y el símbolo del partido recuerda llamativamente a la cruz esvástica del nazismo.
Ese contexto europeo mantiene en alerta a Alemania, donde la extrema derecha no tiene una representación política significativa pero sí una intimidatoria presencia en las calles. “Tenemos una larga tradición de grupos neonazis. Son minoritarios, pero activos y violentos. Es difícil reconocerlos, porque las botas y las cabezas rapadas se volvieron un cliché. Ahora intentan interactuar y pueden parecer oficinistas o hinchas de fútbol”, dijo a PERFIL Christian Schultz, de la organización para víctimas de neonazis Opferperspektive.

El mayor temor es que los neonazis se beneficien con la incertidumbre económica. “La crisis los ayuda –agregó Schultz–. Aprovechan los problemas sociales para culpar a las minorías o decir que el capitalismo debe ser reemplazado por un nacionalsocialismo”. Ese es el discurso del Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), la principal expresión partidaria de la extrema derecha que, como partido político legal, recibe fondos del Estado para el financiamiento de sus campañas.
Según el último Reporte Anual para la Protección de la Constitución del Ministerio del Interior alemán, las formaciones de extrema derecha cuentan en la actualidad con 25 mil seguidores en todo el país, de los cuales casi 6 mil integran bandas neonazis. El informe señala que “el potencial de agresión creció significativamente en algunas zonas con presencia neonazi”.
En el último año relevado, se registraron 1.433 delitos de violencia o incitación al odio contra inmigrantes, judíos, militantes de izquierda y otros sectores.
El último gran debate público entre los alemanes sobre los neonazis comenzó a fines del año pasado, cuando se destapó que los asesinatos de ocho turcos, un griego y un policía en los últimos siete años habían sido cometidos por los ultras. Hasta entonces, las autoridades habían afirmado que los crímenes tenían el sello de una red mafiosa que las víctimas supuestamente integraban. El escándalo se potenció aún más cuando se descubrió que agentes del servicio secreto habían estado involucrados en la trama del terror.

El temor a un resurgir de los neonazis sensibiliza en extremo a la sociedad alemana, pero no reprime su vocación por discutir una y otra vez su doloroso pasado. Luego de 70 años de tabú, el estado federado de Baviera comenzó a trabajar en un proyecto para reeditar críticamente Mein Kampf (Mi Lucha), la obra cúlmine de Hitler. Los derechos de autor vencerán en 2015 y el libro pasará a dominio público. La idea del gobierno bávaro es hacer una edición comentada que incluso será estudiada en las escuelas.
“Vamos a desmitificar el libro de Hitler con nuestra introducción y nuestras notas al pie, y mostraremos lo que Mein Kampf es realmente hoy: un documento histórico, escrito con un lenguaje muy pobre y aburrido, y nada más –comentó a este diario el historiador Christian Hartmann, director del proyecto de reedición–.Ya que no podremos evitar que cualquiera imprima el libro, es preferible instalar nuestra propia versión crítica”.
No todo el mundo está de acuerdo con Hartmann. Hay quienes creen que un fenómeno editorial alrededor de Mi lucha podría estimular a los neonazis. Pero es un riesgo que el Estado alemán está dispuesto a asumir. Se trata de buscar la fórmula para jamás volver a ser, como en la película de Ingmar Bergman, “el huevo de la serpiente”.

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