domingo, 20 de mayo de 2012

Explorador

Donde estamos todos

Facebook es el mensaje busca develar la gran incógnita: ¿Qué tiene esta ref que, en tiempo record, pasó a ser parte de la vida cotidiana?
 
 
Esta obra hecha en tiempo real mientras Facebook pasaba de tener 40.000 usuarios en la Argentina a 17 millones, y de 100 millones en el mundo a 850 millones, es un intenso ejercicio en fenomenología del presente", escribe Alejandro Piscitelli en el prólogo de Facebook es el mensaje. Oralidad, escritura y después, trabajo en el que Guadalupe López y Clara Ciuffoli (ambas con experiencia en docencia y gestión en medios digitales y proyectos multimedia) indagan en la sorprendente capacidad de expansión de esta red social.
"Facebook se naturalizó -escriben las autoras-. Los usuarios simplemente están en Facebook y cada vez pasan más tiempo allí. Así como Google en un momento de su evolución fue incorporado por los usuarios como parte de la vida cotidiana, pareciera que Facebook ha venido a ocupar ese lugar para una amplia mayoría de los internautas."
¿Qué hizo Facebook para, a diferencia de otras redes sociales, instalarse en los hábitos de personas de todas partes del mundo y, además, crecer de manera continua? ¿Cómo transitó el camino que la llevó de ser una red para unos pocos estudiantes, a convertirse en un masivo espacio de pertenencia, apto para personas de todas las edades, costumbres y actitudes frente a Internet? ¿Qué nuevas formas de comunicarse promueve y de qué modalidades tradicionales se nutre? Estas son algunas de las inquietudes que guían el libro. Alessandro Baricco, Marshall McLuhan, Walter Ong y Lev Manovich, algunos de los pensadores que inspiran sus reflexiones.
"Facebook es una extensión de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Socializamos a través de la red porque una porción de nuestra cabeza y nuestra corporalidad está allí. Quizá, a diferencia de, por ejemplo, Twitter, donde lo que se recupera es únicamente nuestra palabra o nuestros pensamientos, en Facebook extendemos también otras partes de nuestro cuerpo", escriben López y Ciuffoli en un fragmento del libro con claro influjo del pensamiento de McLuhan.
Un punto clave en Facebook es el mensaje es la atención a la segunda oralidad, concepto desarrollado por Walter Ong, que refiere a aquel punto en que, si bien una cultura como la actual se basa en la impronta intelectual y comunicacional que deja la escritura, también presenta similitudes con la mística de participación, la insistencia en el sentido comunitario y la concentración en el momento presente, propios de las culturas inmersas en la oralidad.
"Las formas de comunicarse en el entorno digital parecen retribalizarse -escriben las autoras-. Del mismo modo en que la televisión fue hasta fines del siglo XX el escenario privilegiado de los cambios culturales de la época, Internet es el espacio en el que se cristalizan las transformaciones sociales y culturales de nuestro tiempo. Facebook, a medio camino entre la cultura oral y la escrita, es atravesado por formas de comunicación transmediáticas que circulan por la red, y constituye un lugar significativo para comprender al menos una porción del nuevo mapa cultural que se está configurando. [...] La cultura eléctrica devuelve la base tribal a nuestras vidas, y la consecuencia social y sensorial de este mundo convertido en aldea es la retribalización de la cultura. Si en la utopía mcluhaniana el elemento unificador era la electricidad y el medio hegemónico, la televisión, la savia de la era digital es el flujo de bits de información que circula por la red. Decir que habitamos la aldea global que imaginó McLuhan sería arriesgado. Sin embargo, encontramos varios puntos de contacto entre sus hipótesis y la cultura contemporánea, y Facebook constituye un lugar privilegiado para visualizar estas transformaciones."
Sin duda, este libro es un aporte agudo, afable y dinámico a la comprensión de un mundo, el nuestro, inmerso en una fascinante mutación.

para leerte mejor

Facebook es el mensaje. Oralidad, escritura y después. De Guadalupe López y Clara Ciuffoli. Prólogo de Alejandro Piscitelli. Colección Futuribles, La Crujía Edicione

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