sábado, 1 de octubre de 2011

Nuevas aproximaciones teóricas de la comunicación en un entorno posmoderno
La lección trata el tema de cómo en el contexto actual, donde las TIC juegan un rol fundamental en las mediaciones informativas y comunicativas de miles de personas, se hace necesario comenzar a proponer otros enfoques teóricos y metodológicos que permitan comprender los nuevos procesos que se dan mediante las redes digitales.

Se parte de la premisa de que en la conformación de un tipo de sociedad que vaya más allá de la sociedad de la información, denominada sociedad del conocimiento, hace falta una aproximación teórica que desborde a los modelos de comunicación conocidos en el campo de la teoría de la comunicación para experimentar con otros paradigmas que recojan las modalidades actuales del saber y del conocimiento, posibles a través de las tecnologías informáticas y digitales.

En una primera parte, se hace referencia a ese nuevo contexto que hoy arropa a las comunicaciones, donde los medios y las TIC tienen un papel fundamental en el cambio de paradigma, que nos obliga a repensar la parte dura de la tecnología para reflexionar más sobre su parte blanda y su imbricación con un modo de vida contemporánea en el cual la tecnología pareciera abarca todos los espacios, especialmente de las jóvenes generaciones.

En una segunda parte, se insiste en la función de la comunicación, el diálogo, el lenguaje y la intersubjetividad como uno de los rasgos que busca recuperar las interacciones mediadas a través de las redes, lo cual nos obliga a plantear nuevos paradigmas de la comunicación no unidireccionales ni verticales, con unas interfaces menos mecánicas, que se articulan en unos procesos más complejos, transdisciplinares y alterativos, lo cual requiere de otras teorías y de una epistemología del “otro”.

En una tercera parte, como propuesta final se asoman algunos lineamientos teóricos que nos ayuden a aproximarnos a un modelo de comunicación que podría dar cuenta de los cambios y transformaciones.
1. La posmodernidad como cambio de época, el horizonte tecnológico actual y la desconstrucción de las teorías de la comunicación.
El conjunto de transformaciones y cambios que está teniendo lugar en las sociedades contemporáneas aparece bastante relacionado con el desarrollo de las tecnologías digitales e informáticas que han penetrado en todos los espacios de la vida de la gente, en esta parte nos interesa destacar cómo al integrarse dichas tecnologías a los medios masivos tradicionales se están produciendo modificaciones en las formas de percibir e interpretar por parte de los sujetos, especialmente de los niños y jóvenes, hasta el punto de que podríamos decir que hay un cambio progresivo de mentalidad donde el entorno tecnológico ocupa un lugar central desde el cual mirar e interpretar la realidad.

Ese nuevo sensorio tecnológico que envuelve la vida diaria sobre todo en las grandes ciudades, ya que los nuevos artefactos tecnológicos invaden nuestro espacio cotidiano y doméstico, se convierte en un horizonte desde el cual no solo interpretamos o nos formamos las imágenes mentales y sociales sobre nuestras sociedades sino desde el cual actuamos, nos relacionamos y comunicamos con los otros.

Si en épocas anteriores los medios masivos ocupaban un espacio importante de la vida social, ahora los nuevos medios digitales se acoplan con los viejos para convertirse en el prisma a través del cual percibimos el mundo en general.

Ese cambio de óptica introduce importantes modificaciones en la forma de concebir incluso la tecnología y su lugar en nuestras vidas: si antes las tecnologías y los medios eran pensados como máquinas externas que nos servían como instrumentos para facilitarnos las comunicaciones y los accesos a la información. Ahora estos aparatos son eslabones indispensables inherentes a nuestros modos de vida y con los cuales establecemos relaciones simbióticas muy estrechas, física y afectivamente hablando, que percibimos como más amigables, sutiles e indispensables.

Estas alteraciones nos obligan a comenzar a repensar el rol de los aparatos tecnológicos que en las sociedades industriales servían como instrumentos duros, ya que eran concebidos como mera técnica puesta al servicio de las comunicaciones. En las sociedades posmodernas, las tecnologías ya no son vistas como meros aparatos sino como software blandos que nos interconectan con experiencias comunicativas de dimensiones diferentes a la de la realidad dura de los medios clásicos (realidad virtual, realidad fingida, realidad experimental).

Si se están produciendo todas estas nuevas manifestaciones que trastocan las formas como explicábamos y conceptualizábamos a las comunicaciones, se hace necesario comenzar a revisar los planteamientos teóricos tradicionales que hemos venido utilizando para explicar la información y la comunicación social. Ellos responden a un período histórico, el de la sociedad industrial, que correspondía a una etapa, la modernidad, donde la técnica, los medios y sus manifestaciones eran concebidos de forma diferente.

La técnica y sus derivaciones instrumentales como son los medios tienen fuertes impactos culturales y sociales porque ayudan a construir las imágenes de la realidad en un espacio y contexto histórico determinado. Ello explica el porqué la técnica en esta nuevo entorno posmoderno requiere ser repensada ya que su función en este momento se está transformando y ya no solo sirve para lograr unos fines utilitarios sino para el logro de fines mercantiles pero también para cubrir parte de las satisfacciones de los hombres en cuanto a sus relaciones sociales y de grupo.

Las tecnologías han dejado de ser meros instrumentos para convertirse en estructuras que permiten unas otras sensibilidades, escrituras y lecturas de lo real. De manera que, a la larga, los sujetos sociales adquieren otros valores estéticos, concepciones mentales, imaginarios sociales y simbólicos, cada vez más alejados de los propios del mundo cartesiano, del mundo físico y objetivado de la modernidad. Dentro de esos valores obtienen jerarquía los conceptos de inmediatez, de lo efímero, de un espacio no físico, de un tiempo continuo y constante en los flujos y redes (Pineda, 2010:73-76).

Ante esta realidad, lo interesante sería comenzar a pensar en cómo los nuevos aparatos tecnológicos de la posmodernidad, las tecnologías digitales e informáticas, no solo cumplen roles importantes en la producción social sino fundamentalmente en el reproducción social y simbólica ayudando en la conformación de un contexto rodeado de un conjunto de aparatos y avances tecnológicos, sin los cuales parece imposible hoy vivir e interpretar nuestra realidad, sobre todo para las nuevas generaciones.

Se hace necesario pues buscar y producir otros acercamientos teóricos para poder explicar y comprender qué está pasando con nuestros jóvenes que cada vez se relacionan más con sus pares a través de las mediaciones tecnológicas digitales.

La diferencia generacional se apropia tanto de Internet, que se usa no ya como una tecnología informacional sino social (Cardoso, 2008:365). En esas redes digitales, los jóvenes introducen una ruptura en los usos tradicionales de Internet (Pisani y Piotet, 2009), ya que interactúan de una forma muy activa, como sujetos productores de contenidos y como consumidores de mensajes en red, donde establecen acciones de participación colectiva y compartida haciendo posible otros modos de intercambio de información, de comunicación y de generación de conocimiento (Jenkins, 2008)

Es un hecho que todas esas innovaciones tecnológicas, al introducirse en los hogares no solo han producido cambios en las formas de consumo mediático, en los modos de recepción y uso de los viejos y nuevos medios, sino que han afectado también las actitudes y mentalidades de las personas ayudando a conformar un imaginario social diferente al de las sociedades industriales clásicas. Ese imaginario social se constituye en un horizonte histórico, en términos de Gadamer (1999), que nos impone un marco desde el cual mirar y ser mirado, interpretar y ser interpretado, comprender y ser comprendido y que en la actualidad está atravesado por las tecnologías.

Si bien es cierto que la cultura del espectáculo, el imperio de las imágenes y el predominio de la televisión son rasgos dominantes desde que se inició la sociedad de masas y los viejos medios adquirieron carta de soberanía, no se puede negar que a partir de la mitad de los años ochenta ese proceso se ha acelerado hasta dimensiones no imaginadas, pero a ello se suman unas nuevas realidades relacionadas con el alto uso de las computadoras, los teléfonos móviles, a través de los cuales se pueden establecer diversos procesos de información, comunicación y conocimiento no contemplados en las teorías tradicionales de la comunicación social.

Se introducen cambios en las formas de sentir, pensar e incluso en las formas de concebir el cuerpo, lo táctil y lo humano (Koval, 2011), inducidos en parte por una racionalidad tecnológica digital, no mecánica, que al mezclarse con los medios tradicionales, hacen posibles otras experimentaciones virtuales, multimedia, que mediante las redes establecen diversas significaciones con lo real y procesos de mediación totalmente novedosos (Pineda, 2010)

Las tecnologías de la información y la comunicación como tecnologías blandas, tecnologías del alma, según Sfez (1995:346) o tecnologías de la imagen, plantean grandes interrogantes sobre la función de la “máquinas” en las sociedades contemporáneas. Unas máquinas que hacen posibles intercambios simbólicos con otros en un tiempo y un espacio no lineal, no geográfico, sino virtual, reticular, global, que han revertido los lenguajes, las palabras y los roles de los sujetos dialogantes, y que han introducido elementos de mayor desorden, caos e incertidumbres que las máquinas exactas de la sociedad industrial

En suma, las tecnologías digitales han supuesto cambios fundamentales en las formas de escritura lineal y analítica de la palabra impresa, con sus modalidades del hipertexto, el multimedia, la virtualidad y la redes, y con ello están contribuyendo a la conformación de un nuevo tipo de pensamiento, denominado por Piscitelli (2002:39), el pensamiento sintético, no tan racional, más intuitivo, abierto y lleno de posibilidades. Lo cual ha conducido a este autor a plantear la necesidad de comenzar a pensar en una epistemología de la red Internet y de las interfaces que permiten las tecnologías de la información y la comunicación, en las mediaciones que hacen posible entre los sujetos hablantes.

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