jueves, 20 de marzo de 2014

El derecho al olvido y a la intimidad en Internet

El derecho al olvido y a la intimidad en Internet

Lorena Cano reseña el libro "El Derecho al olvido y a la intimidad en Internet" de Alejandro Touriño (Madrid: Los Libros de la Catarata, 2014).

Las consecuencias por el uso, abuso y mal uso de las redes sociales y distintas aplicaciones que hay en Internet están llegando y con ellas el desamparo legislativo. En el libro de Alejandro Touriño (2014), El derecho al olvido y a la intimidad en Internet, se confirma que no hay una “ley de Internet” pero se explica de manera clara y didáctica cómo se extiende la protección de los derechos de la personalidad a nuestra vida digital. La obra, compuesta por un prólogo y nueve capítulos expone el marco jurídico esencial que se debe conocer preferiblemente antes de comprometerse con ninguna red social. Concretamente, se aborda el derecho al olvido, el derecho a la intimidad, el derecho al honor y el derecho a la imagen, a parte de realizar un repaso sobre los ciberdelitos más comunes y realizar un repaso por las distintas “buenas prácticas” que deberíamos tener en cuenta cada vez que nos asomamos a la esfera digital. La fluidez del discurso se hace amena gracias a los ejemplos prácticos que presenta Touriño a lo largo del texto para asentar la teoría abordada. 

Los derechos de los individuos se ven constantemente amenazados en Internet, tanto por el desconocimiento de los riesgos, por parte de los usuarios, como por la estructura del medio. Sin darse cuenta, los individuos se colocan a sí mismos en una situación de vulnerabilidad, actuando de manera imprudente al publicar y difundir contenidos. Desde las instituciones europeas se aboga por la protección de la privacidad por defecto (privacy by default), pero no es una imposición normativa, por lo que Touriño aconseja leer bien las condiciones de cada plataforma y revisar la configuración de privacidad cada vez que su política cambie. 

No existe una ley para Internet, sino que se han extendido otras para solucionar problemas jurídicos. Los textos legales de un sitio web (términos y condiciones de uso) constituyen un contrato entre usuario y prestador del servicio. En estos textos debe aparecer el uso que se va a hacer de la información que se crea o publica en la plataforma. Según Touriño, permitimos a estas aplicaciones el acceso a nuestros datos porque es la única forma de poder hacer uso del servicio que ofertan y por “un fenómeno psíquico conocido como “habituación”, proceso por el que, ante un estímulo repetido, la respuesta del sujeto es cada vez menos intensa […] el usuario acepta sin leer y sin saber las consecuencias que de ello se derivan para él y para sus amigos” (Touriño, 2014: 63). Nada en Internet es gratis, los usuarios somos los productos de Facebook; se recopilan nuestros datos para después venderlos a empresas y agencias de publicidad. “La legalidad de estas prácticas viene amparada normalmente en la aceptación por los usuarios de las condiciones de uso de las redes sociales y en la aceptación de aquellos de los parámetros por defecto establecidos por la red social.” (Touriño, 2014: 51)

La libertad de manifestar una opinión libre tiene su límite (entre otros) en el derecho al honor de los sujetos afectados. Transgredir los límites de la libertad de expresión (insultar, divulgar hechos falsos o publicar opiniones injuriosas) cada vez es más frecuente en redes sociales. La viralidad de Internet sumada a la cantidad de imágenes que se suben al día, da como resultado un descontrol de las imágenes que se difunden en la red. Las imágenes cuentan con dos tipos de derechos, el de la propia imagen (de las personas retratadas) y el de propiedad intelectual (de la persona que realiza la foto); cuando un usuario sube una foto a Internet, está cediendo parte de sus derechos a los propietarios de la plataforma y a los usuarios. En el libro, el magistrado realiza un repaso a las condiciones que exige cada red social con los contenidos que se publican y el uso que pueden hacer ellas sin nuestro consentimiento. 

En lo referente a la petición del derecho al olvido, Alejandro Touriño explica cómo nace en España, en 2010, por una persona que reclamaba la eliminación de una noticia antigua, que le aludía directamente, o la desvinculación de esa información con su identidad, ya que le impedía olvidar los hechos tanto a la persona afectada como a cualquiera que buscara su nombre en la red. Como protocolo de actuación, la persona afectada tiene que dirigirse a la plataforma que haya publicado el contenido, no a quien lo indexa, ya que el buscador no está obligado a controlar su contenido. Actualmente, el derecho al olvido no está incluido en la Unión Europea y según Touriño ha nacido muerto. No obstante, las plataformas de Internet habilitan recursos para retirar contenidos con el objetivo de garantizar la seguridad y fiabilidad del usuario. Las redes sociales han tomado conciencia de que si no son rápidas y no ponen herramientas a disposición del usuario perderán la confianza y la fiabilidad de estos. De hecho, las opciones de reporte de abuso que ofertan son rápidas y efectivas. No obstante, la falsa sensación de aparente impunidad al malhechor, el desconocimiento por parte de la víctima y la falta de preparación del Derecho para hacer frente a las nuevas modalidades de infracciones, provocan inseguridad a los usuarios del espacio digital.

Este libro, elaborado con una redacción impecable y sencilla, supone un perfecto manual para navegantes que carezcan de conocimientos legales relativos a la protección de los derechos de la personalidad y que tengan interés por incrementar y controlar la seguridad de su actividad en Internet, así como los conocimientos básicos de a quién y dónde recurrir cuando sea víctima de una infracción.
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