Un futuro posible, según Riorda
¿Hacia dónde evoluciona la forma de hacer política y cómo deben actuar los consultores?
Personalmente tengo una obsesión: que es combatir los diagnósticos sobrecargados de verosimilitud, que parecen verdad, pero no lo son. Y gran parte de esa irresponsabilidad es de nosotros, los consultores. Por eso es una meta ser el consultor de la academia, tanto como el académico de la consultoría. Esto me ayuda a crear bases teóricas que bajen a tierra, no a teorizaciones abstractas. Esto es de vital importancia en un contexto donde no hay una nueva política, sino que es una política diferente, reconvertida, trastocada en sus bases legitimantes.
La comunicación es uno de los elementos que explican esta transformación. Pero esta transformación potencia tendencias que se evidenciaban, rescata antagonismos ideológicos de antaño, y se mezcla con la novedad tecnológica. Casi me animaría a decir que hay algo así como una política posmoderna que aporta novedad, pero está entrelazada con prácticas nada nuevas. Mi meta es generar investigaciones comparadas. Cada académico o consultor tiende a ser algo endogámico en sus conclusiones o visiones. La perspetiva comparada aporta a la teorización y mejor comprensión de los fenómenos
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