viernes, 14 de febrero de 2014

EL ESPACIO DE LA COMUNICACIÓN INSTITUCIONAL - POR JOAN COSTA
En uno de los últimos trabajos de Joan Costa, que me tomé la libertad de reescribir para poder sintetizarlo y adaptarlo a la extensión requerida (perdón, Joan), el profesor, consultor y cofundador del Grupo Iberoamericano de Estudios de la Comunicación Institucional, GIECI, trata de un aspecto muy poco trillado de la información: su carácter de irreversible, de no tener vuelta atrás. En efecto, lo informado no puede ser des-informado, por la sencilla razón de que todo mensaje impregna la mente del receptor de manera irreversible. El concepto adquiere singular relevancia en la comunicación política actual, y de hecho Costa se vale, a manera de prueba, de un caso de información oficial registrado recientemente en España. – Alberto Borrini.
  • Costa: “La información es irreversible, porque el contenido del mensaje ya ha sido absorbido y ha impregnado la mente del receptor”.
El físico Jorge Wagensberg es profesor de Teoría de los Procesos Irreversibles de la Universidad de Barcelona. Para algunos, este enunciado resulta un tanto exótico, pero lo cierto es que en la física es, precisamente donde se dan estos procesos sin marcha atrás de modo más evidente y entendible.
Con un grupo de amigos, integrado por Edgar Morin y Michel Maffesoli, entre otros, publicamos en 1989 el libro “La phisique des scienceshumaines” (Ediciones Oberlin, Estrasburgo). Dijimos en él que si existe una física de la ciencia humana, incluye necesariamente una física de la comunicación. Por eso, recomendamos, conviene que el Director de Comunicación (DirCom) se mantenga atento a los procesos irreversibles que se dan en su propio territorio, el de la información.
Recordamos, ayer y hoy, que cualquier mensaje contiene información. Es su parte útil, en términos de novedad. Se suele centrar la cuestión en la “cantidad”, pero no hay que dejar de lado la “calidad” de la misma. Del latín informatio (concepción, idea), y de informo (formar, modelar), se desprende que informar es “el acto por el cual una mente forma o modela una idea en la mente de otro”. El efecto de esta acción no tiene vuelta atrás, la información es irreversible, porque el contenido del mensaje ya ha sido absorbido y ha impregnado la mente del receptor.
(Consciente de que esta explicación puede resultar un tanto engorrosa, Costa pone como ejemplo una noticia oficial publicada en los periódicos españoles en enero de este año, acerca de la dimisión de un funcionario del Ministerio del Interior. Noticia que se atribuyó a un “error humano” que trató de ser anulada y corregida por la misma repartición pocos minutos después, y que derivó en algunas contradicciones que complicaron su credibilidad).
Moraleja: no es ético, ni posible, borrar de la memoria social lo que ha sido previamente informado, sólo declarando su anulación. El caso citado, que por otra parte no resulta una excepción en el terreno de la política, a juzgar por lo que dicen y desdicen los políticos en sus blogs, demuestra la imposibilidad de la reversión de hechos reales y concretos a su estado anterior de existencia. Pero también pone en evidencia la grosera pretensión de declararlos anulados por orden superior. Autoritarismo más democracia más Kafka. Peor imposible.
Aprovechemos este ejemplo para enriquecer este principio de irreversibilidad con otros propios de la comunicación misma: 1) La comunicación es acción de débil energía, y 2) Pero al mismo tiempo capaz de desencadenar reacciones de fuerte energía, incluso de consecuencias considerables.

Por supuesto, hay ejemplos mucho más dramáticos de esta acción de débil energía que desencadena consecuencias fuertes. Basta con tener en cuenta los casos de firmar una declaración de guerra, autorizar una pena de muerte, u ordenar “¡Fuego!” al batallón de ejecución.

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