domingo, 15 de septiembre de 2013

"Botana dejó la marca de lo mejor y lo peor del periodismo en el país"

Sylvia Saítta, autora de regueros de tinta, el diario crítica en la década de 1920

"Botana dejó la marca de lo mejor y lo peor del periodismo en el país"

 El sensacionalismo amarillista de Crítica chorreaba sangre, pero Jorge Luis Borges escribió allí los relatos que luego integraron Historia universal de la infamia. La investigadora habla de los contrastes que lo hicieron un diario único.

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 El 15 de septiembre de 1913 aparecía Crítica, el diario dirigido por Natalio Botana que se convertiría en un punto de inflexión en el periodismo argentino. En coincidencia con el centenario de su fundación se reeditó Regueros de tinta, El diario Crítica en la década 1920, una pormenorizada investigación de Sylvia Saítta publicada originalmente en 1998. En ella la autora da cuenta de los múltiples factores que hicieron que, luego de siete años de rumbo un tanto errático, Botana convirtiera al periódico en uno de los éxitos editoriales más resonantes del país. En diálogo con Tiempo Argentino, Saítta trae el presente de los criterios periodísticos, las contradicciones y las estrategias que hace exactamente un siglo produjeron un suceso sin precedentes. 
 
–Crítica es un diario fundado sobre una contradicción. Tiene un costado morboso en lo policial, pero se hace eco de las vanguardias artísticas y literarias. ¿Qué significó su aparición en 1913? 
–Creo que eso es precisamente lo que hace de Crítica uno de los diarios fundamentales en la historia del periodismo argentino, que se convirtió en un representante de la voz popular, les dio a los lectores, a los incipientes actores urbanos, a los recién llegados al mundo de los diarios aquello que querían leer: la nota deportiva, el relato policial, el artículo sensacionalista tanto del mundo social como del policial. Pero, a la vez, fue un medio excelentemente escrito que supo convocar a los mejores escritores del momento, pero también tuvo a los políticos y a los artistas escribiendo en sus páginas. La idea era que no por ser un diario dirigido a las grandes masas populares tenía que estar mal escrito. Creo que Natalio Botana, al mismo tiempo que le daba al lector lo que quería leer, lo construía como lector diciéndole qué era lo que tenía que leer, de qué temas tenía que estar informado. Le decía que estaba muy bien saber cuál había sido el crimen de ayer, pero que también tenía que conocer cuál era la literatura del momento, cuál era el debate literario, cuál era el estado de la ciencia o cuál era la discusión política. Y esto lo hacía en un momento en que estos lectores están siendo por primera vez ciudadanos. El nacimiento de Crítica es cercano a la sanción de la Ley Sáenz Peña y creo que el sistema político de representación va de la mano con la incorporación de los lectores al periodismo escrito.
–Pero según señalás, Crítica no tuvo un éxito inmediato. Sus primeros siete años fueron titubeantes. Estaba contra el voto secreto y contra las masas populares representadas por el yrigoyenismo. 
–Sí, fue así. Cuando aparece Crítica en 1913 no era el diario que hoy consideramos como el gran fenómeno periodístico. Sale junto con gran cantidad de diarios masivos, comerciales como La Razón, La Tarde, Última hora, todos vespertinos que no tienen la tradición de diarios como La Prensa o La Nación o El Diario de Láinez que vienen del siglo XIX. A diferencia de los diarios que aparecen en la década del 10 del siglo XX, Crítica apuesta por la creación de un partido conservador pero con base popular. Esa es la combinación que propone y que no resulta ni en términos periodísticos ni en términos políticos. Yrigoyen llega a la presidencia del país en 1916 y los éxitos de Crítica como diario son más bien menores.  
–Su éxito, según señalás, comienza en los años '20. ¿Por qué?
–En la década del '20 se da la salida de Yrigoyen y la llegada al gobierno de Alvear. Son "los años felices", de bonanza económica y baja conflictividad social: 1919 y la Semana Trágica ya pasaron. Es en ese marco que Crítica produce un viraje. Si bien nunca fue yrigoyenista, sí fue alvearista y estuvo cerca del Partido Socialista aun cuando a este partido no lo convencía mucho la cercanía de un diario como Crítica. Es en ese momento que se convierte en el representante de los intereses populares, de los sectores recién llegados al mundo de la lectura y de la práctica política. Muchos de sus lectores no sólo votan por primera vez, sino que leen por primera vez un editorial político y comienzan a entender cómo es el juego de la democracia representativa, qué significa el gobierno de Yrigoyen. 
–Pero imponerse como la voz del pueblo fue el fruto de un largo proceso de construcción. ¿Cómo se instituyó como la voz del pueblo?
–Hubo varios elementos que confluyeron. Por un lado, Botana tuvo muy buen oído para escuchar cuáles eran los intereses populares a medida que estos intereses populares iban convirtiéndose en tales. Por ejemplo, es uno de los que incorpora al cine como sección porque se da cuenta muy pronto de que va a ser un entretenimiento masivo. De hecho, en 1940 funda Baires Film, es decir que tuvo prácticamente la idea de un multimedia que en ese momento era algo que todavía estaba muy lejos.  Lo mismo sucedió con el deporte. El fútbol estaba convirtiéndose recién entonces en un espectáculo de masas, el lugar central lo ocupaba el turf. Botana fue uno de los primeros que quiso profesionalizar el fútbol  en 1926, cuando todavía era un deporte amateur y le salió mal. En ese momento dijeron que era una locura. Recién va a ser profesionalizado en 1931, pero él ya lo ve como un espectáculo de masas y por eso le va a dedicar una centralidad inédita en el momento. Además, fue presidente de la AFA. Por otro lado, en un momento en que el periodismo se está masificando, él apuesta a establecer un vínculo personal con los lectores. La instauración de este vínculo tuvo varias patas. En primer lugar,  la sede del diario se propuso como un ámbito de encuentro al que los lectores podían ir a reclamar porque eran maltratados en el trabajo, a pedir una máquina de coser, a resolver problemas conyugales, problemas familiares.
–En esto hay algo que me llamó la atención y es la utilización de la segunda persona. 
–Claro, el diario interpela al lector directamente y lo hace –y esto hay que subrayarlo– con la voz popular. Crítica incorpora la voz de la calle, "la voz del pueblo" en un momento en que gran parte de la prensa no sólo habla de "tú", sino que, además, utiliza el "vosotros". Es decir, le habla al lector con la misma lengua que ese lector utilizaba en la calle. Además, Crítica arma espectáculos públicos: una semana cinematográfica, jornadas de tango, pero también organiza visitas a los conventillos con máquinas de coser, pan dulce en Navidad o juguetes el día de Reyes. Halperin Donghi decía que Perón creó al peronismo, pero Crítica creó al peronista. Lo que propone como parte de la práctica periodística luego se transforma en práctica del Estado. El camión con el nombre de Crítica bien visible se convierte en una presencia que forma parte del paisaje urbano. Lo curioso es que esto no lo convirtió en un diario fácil de leer, hecho así nomás porque Botana consideraba que al lector había que darle lo mejor. 
–Así como Eva Perón consideró que las viviendas sociales tenían que ser la mejores, que tenía que ser lindas. 
–Exactamente. No sólo le da al lector lo que quiere leer, sino que también lo construye como lector dándole las mejores plumas. Además, en función de la comunicación, incorpora tecnología de punta. Llega a lanzar cuatro o cinco ediciones en una tarde si la noticia policial o deportiva lo requerían. 
–En Regueros de tinta recogés algunas perlitas de Crítica, como la interpelación directa al lector para que se conmueva por esa chica de 15 años que era "tísica". 
–Sí, le dice al lector: "Mire esos ojos." De esta forma Crítica se propone no sólo como un medio masivo, sino también como un mediador entre clases. Convoca al que tiene a que le dé algo al que no tiene. En un momento en que ciertas funciones no están legalizadas por el Estado, también adjudica niños. Hay una nota en la que el diario cuenta que hay un niño recién nacido que su madre no puede criar y pregunta quién lo quiere. La gente va a buscar niños al diario. Había otra idea de niñez, otra idea de juventud. Estos dos conceptos cambiaron mucho a lo largo del siglo XX.
–Eso, visto desde hoy, es insólito. Literalmente "regala" niños. 
–Sí, reparte niños pobres cuando hay madres que no los pueden criar. Además, se convierte en mediador de bienes. Convoca a chicas "bien" a que les den sus vestidos de novia a las chicas que no se los pueden comprar. Además, cuando organiza los festivales de música, la entrada que cobra es ropa que luego regala en los conventillos y de eso hace la nota social del día dándoles voz a quienes no la tenían a través de la historia de vida no ya de los grandes nombres, de los personajes de la élite, sino de los personajes de la ciudad que hasta ese momento no tenían una historia que ameritara ser contada en un diario. La zona del discurso social ocupa muchas páginas del diario y coexiste con un poema de Borges y una nota de Pettoruti sobre el arte de vanguardia europeo.
–Algo muy llamativo es que cuando compra la rotativa Hoe Superspeed la instala en el edificio de Avenida de Mayo de modo que se pueda ver desde la calle de qué modo trabaja y Raúl González Tuñón le dedica un poema. 
–Eso tiene que ver con la fascinación por la máquina, por la velocidad, que tiene la vanguardia, tanto el futurismo ruso como el europeo. Crítica incorpora la máquina a la hora de imprimir un diario que ya ha incorporado a personajes tanto de la vanguardia literaria como pictórica. Para la gente de Buenos Aires ver funcionar a la Hoe era un espectáculo en sí mismo que se daba en el marco de una ciudad que también se estaba modernizando a pasos acelerados. De hecho, mostrar el funcionamiento de la rotativa se convirtió en un recurso del cine de la década del '40 para graficar el paso del tiempo. Mis tíos, que vivían en el centro, me contaban que para los chicos que estaban todo el tiempo por la calle ir a ver cómo funcionaba la rotativa era todo un paseo. Nadie hasta el momento había convertido en espectáculo el funcionamiento de la rotativa. En eso Botana es un visionario que deja la marca de los mejor y lo peor del periodismo de la Argentina. De Crítica salen las mejores páginas y también las peores en cuanto al sensacionalismo, el regodeo en el crimen, la transgresión de todos los límites. Hace lo que hoy vemos en el caso, por ejemplo, de Ángeles Rawson. 
–Además, contribuye a instalar la novela policial. 
–Sí, publica una novela policial por entregas que se llamó El crimen de la calle Arcos que ha tenido una importancia curiosa en la historia de la literatura argentina porque en más de un momento ha sido atribuida a Borges. Yo creo que no es de Borges, pero ha habido grandes discusiones sobre esto. Lo que hace esta novela es incorporar la trastienda de la crónica policial como parte de la trama. Esto le permite ver al lector de qué manera la crónica policial es también una construcción periodística. Esto es lo que sorprende en el periodismo de los años '20: al mismo tiempo que está inventando cómo se escribe la crónica policial, el diario muestra cómo se construye, es decir, la cocina, la trastienda. Por eso, en la novela aparece la lucha de versiones entre un diario y otro, una pelea que el lector vive todos los días. Basta con leer Crítica y La Razón.
–Ante el hecho de una mujer muerta en un cuarto cerrado desde adentro, Crónica sospecha del marido de la víctima mientras que La Razón dice que se trata de un suicidio. 
–Claro, y esto pasaba todo el tiempo. Se manejaban diferentes hipótesis sobre los crímenes que a veces diferías de las de la policía. A veces un diario se colocaba en contra de estas hipótesis y, en otros, colaboraba con la investigación policial. Me interesa mucho la figura del periodista policial que tiene una mirada sobre dos mundos, el del delito y el de la policía, y que tiene vínculos con ambos para poder construir la nota. Había que apelar a la imaginación, a las hipótesis para mantener el interés de los lectores durante muchos días porque tanto la investigación policial como la judicial tienen un tiempo que es muy diferente del tiempo del periodismo. Por eso, sobre todo el periodismo escrito, necesita tanto de procedimientos que vienen de la ficción literaria para llenar ese tiempo vacío. Crítica inventa algo que perdura hasta el día de hoy que es la reconstrucción del crimen. Lo hace primero a través de dibujos y luego de fotografías en las que intervienen actores profesionales que actúan ciertos momentos del crimen y permiten la reconstrucción del caso. 
–Botana muestra también quiénes hacen en el diario 
–Exactamente. Eso es parte de la construcción de Crítica como voz popular, mostrarse como un medio confiable y para ser confiable le pone cara, nombre y características personales a lo que el diario llama "la muchachada de Crítica", una gran familia. De esta forma la acerca al lector cuando un medio masivo de comunicación por definición es distante. Creo que en esto Crítica logra algo que es único en la historia del periodismo argentino: quienes escribían en el diario se sentían integrantes de una comunidad y no sólo trabajadores. Se arma una ficción de pertenencia. Creo que esa es la zona más paternalista de Botana. Quienes pasaron por Crítica quedaron marcados. No hay otro diario del que haya tanta memoria, tanto testimonio, tantas historias. Dentro del diario había un restaurante donde se jugaba a las cartas y Botana pasaba noches enteras. No había límites entre lo personal y lo laboral. Esto que sucede hacia adentro, el diario lo muestra. Esto es algo muy moderno para los años '20: el diario se convierte en noticia en cada aniversario. Todos los 15 de septiembre la noticia del día era el diario Crítica, la nota de tapa era el diario mismo. Lo que hace hoy la televisión, es decir, hacer televisión sobre la televisión, el diario lo hizo en los años '20.
–Gran parte del éxito parece ser la mezcla. Mientras chorrea sangre tiene a Borges como editor la "Revista Multicolor de los sábados".
–Lo que Botana entiende es que la lógica no puede ser la misma en todas las secciones del diario, cosa que no entienden hoy muchos suplementos culturales. Crítica era muy diferente, En lo internacional era pro soviético y apoyó todos los movimientos revolucionarios de América Latina, mientras que en lo nacional apoya el golpe del '30 y luego la campaña del general Justo. En la página obrera, hay una presencia muy fuerte del anarquismo que muchos atribuyen a la mujer de Botana, Salvadora Medina Onrubia. Mientras apoya las vanguardias literarias, en el modo de narrar la pobreza aparece el tono de la literatura social de Boedo. 
–Supo convertirse en un mito.
–Sí, recuerdo que mi abuela me contaba que el día que mataron a Sacco y Vanzetti en la silla eléctrica, "todo el diario olía a electricidad". Eso es parte del mito. «
 
 
Crítica regala niños
 
 
"Hoy se nos ha presentado un caso de lo más interesante, el cual ha de ser sin duda aprovechado por aquellas personas que a diario nos escriben preguntándonos si Crítica tiene algún niño para regalar. (…) El caso es éste: una mujer joven, llamada Ángela Paso, que no tiene familia ni hogar, regala una hijita suya que cuenta 15 días de edad. Estuvo en nuestra redacción y nos habló resueltamente, diciéndonos que con su hijita no puede hallar trabajo en ninguna parte. Es natural, los hijos estorban y hay que deshacerse de ellos. Esta madre, que a pesar de ser buena y modesta, se desprende de su hijita, sabe Dios las amargas vigilias que tendrá que pasar sin un techo donde cobijarse. Pero todo tiene su límite y mañana posiblemente se resolverá su suerte. Vamos a ver quién es la afortunada señora que se lleva a la hijita de Ángela Paso. Es una monada de linda y no vale la pena despreciarla." 
 
(Fragmento de una nota de un artículo de Crítica, en Regueros de tinta, el diario Crítica en la década de 1920, de Sylvia Saítta, Siglo Veintiuno Editores) 
 
 
Ayuda para esther lucero y sus hermanitos
 
 
Usted, señora, que ha leído esto, es madre y se ha dado cuenta. Para usted hemos escrito esto, usted tiene en su casa mucha ropa que no le sirve. Llévesela, mándesela a estos nenitos de la calle Coronel Cárdenas 2865. ¡Tienen tanto frío, los pobrecitos! Usted, señor, mándeles pan, carnes, remedios. Usted, señor, sea caritativo. Su casa es grande y hermosa, pero tiene usted un perro en el lugar donde la vida no quiso dejarle un hijo. Hágase cargo de uno de estos chicos. Se lo pide esa pobre mujer enferma, madre de seis criaturas inocentes. Y usted, sea quien sea, ayúdenos a curar a Esther. Salvémosla de su asma. Es muy fácil. Asegurándole una alimentación abundante y sana, Esther se curará. Y usted, sea quien sea, ¿por qué no le compra un juguete, un caballito de madera por ejemplo, a ese niñito que tiene el pie enfermo?... 
 
Fragmento de un artículo de Crítica en Regueros de Tinta. El diario Crítica en la década de 1920, de Sylvia Saítta, Siglo Veintiuno

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