martes, 17 de septiembre de 2013

El backstage de Buenos muchachos

"La autenticidad con la que hablamos es lo que llama la atención de la gente"

Desde sus comienzos en el mes de abril, el programa se convirtió en uno de los más comentados y pintorescos de la temporada. Juntos Casella, Veira, Coppola, Basile y Castaña se sacan chispan todos los sábados a la noche.

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Se cargan, se miman, se recuerdan distintas aventuras (a veces, a las carcajadas) y... se vuelven a mimar. No hay duda de que todo lo que rodea a Buenos muchachos, el programa que los sábados casi a la medianoche por C5N llevan adelante Guillermo Coppola, Alfio Basile, Cacho Castaña y el Bambino Veira (más la conducción clave de Beto Casella), puede pasar por varios momentos televisivos e incluso jugarle cierta gambeta al decoro y la moral (y a Dios gracias). Pero eso sí: lo que nunca falta es el afecto. El culto a la amistad.
"El traspaso de la mesa de café a la televisión", resume Veira, que fue campeón mundial e integrante mítico de los Caras Sucias de San Lorenzo, y acá se luce como el gran bromista del grupo y catalizador de los subibajas emocionales de la hora y media de emisión: atento para tirar el chascarrillo que invita a la risa suelta, pero también para soltar ese elogio o dato que permite lucir a un compañero.
"Se llevan muy bien entre ellos", asiente Alejandro "Bambam" Chiodi, productor general del programa (junto con Leonardo Martínez), que en poquísimo tiempo (Buenos muchachos arrancó en abril y recién completó 21 programas) fue incorporado como ahijado del grupo, dada su joven edad, claro, pero también a la tendencia paternal de Cóppola y cía.
"Estos tipos te dan mucho cariño", le dice Casella a Tiempo Argentino. "Un cariño muy diferente al que por ahí te da la gente que te sigue, porque es un cariño más entrañable, más de hermano de la vida. De veteranos que, si se enteran de que tenés un hijo con fiebre, no dudan en llamarte durante la semana para ver cómo está. En ese sentido, es otro concepto de la amistad. Porque una vez que te eligen, te incorporan a los afectos fuertes para toda la vida."
No por nada, en el último programa, que arrancó con un tangazo como "El conventillo" a cargo de Cacho Castaña y la compañía de dos guitarreros del palo, el afecto y la amistad no se hicieron desear. Por ejemplo cuando Coppola, a mediados del envío, relató extensamente los méritos de cada uno de sus compañeros ("Dos fueron monstruos como jugadores y como técnicos, otro es un fenómeno de la canción popular y el otro es un gran conductor, ganador de varios Martín Fierro") para concluir "¿Y yo?, ¿yo qué soy? ¡Yo no soy nada!" Afirmación bastante injusta que despierta la inmediata reacción de los demás: "¿Cómo que nada? Vos sos el gran ideólogo de todo esto", dice Veira. "El campeón de la vida", suma Casella. "El eslabón de oro de la amistad", remata Cacho. Y ahí sí: las risas y los aplausos de los presentes en el estudio duplican la media general. No sólo festeja el grupito de extras contratados, sino también familiares, fans, técnicos y algún que otro curioso que anda por ahí. "En el fondo, son como nenes a los que lo que más les gusta es hacer reír", revela una de las asistentes de producción.
Grabado en tiempo real, sin ningún tipo de ensayo previo, Buenos muchachos tiene entre sus méritos la frescura y la espontaneidad: nada de lo que se dice y se ve luego en la tele suena falso o impostado. Cada exaltación o reproche (que también los hay, claro) se vive a flor de piel. Y Beto Casella apela a su experiencia como moderador para mover los distintos hilos de la charla y que nada pase a mayores.
"Para nosotros, el respeto a la mujer y a la gente que nos esta viendo es fundamental", asegura Coppola a Tiempo. "Siempre con elegancia", agrega Veira. Y si bien, por momentos, la anécdota concreta transgrede los límites prefijados (así es el vivo de la televisión), se ve que la intención es siempre adornar con más color que morbo lo relatado. "Nosotros preparamos ciertos temas y los charlamos con Beto antes del programa, pero ellos no participan de esas reuniones y prácticamente se desayunan con el contenido en vivo. Ni sabemos lo que van a responder", cuenta Chiodi.
Así, cuando Casella les pregunta qué opinan del "caso Doman" (en referencia a la nueva vida del conductor de C5N, recientemente separado de Evelyn von Brock, también periodista) y su inesperado ascenso a sex symbol para algunas revistas del corazón, la mesa marca cierta distancia con el fenómeno. Aunque, siempre, sin ofender. "Hoy Doman es Di Caprio", celebra el Bambino. "Ya se va a cansar de ser un objeto sexual", acota Cacho. Y Guillermo observa: "Tal vez, le falte relajarse un poco más con la pilcha, airearse más, ¿no?" Los galanes, evidentemente, ya no son lo que eran. "Doman tiene otro perfil. Tiene cara de marido, de pareja proveedora y fiel", los azuza Casella. "Sí, de regar las plantitas", acuerda Veira. Y la risa general permite pasar a otro tema.
En el medio, durante el único corte que tiene el programa, el buen humor se mantiene: Basile, Veira y Coppola aprovechan para despuntar un champagne que guardan bajo la mesa y entrarle sin miramientos a un pan dulce que también circula por el estudio. Casella y Cacho, en tanto, practican junto al dúo de guitarras "Mala suerte", un tango que luego cantan en vivo y que el autor de "Café La Humedad" suma a "Se tiran conmigo" y "Aquellos viejos amores".
El equipo técnico del programa (que suma diez personas contando director, cuátro camarógrafos, productores y asistentes) se preocupa en todo momento por hacer sentir cómodo al legendario cantante y el esfuerzo da resultado: las interpretaciones suenan cálidas y entrañables. "¡Qué voz, Cachito!", festeja Veira. Y otro tanto hacen Coppola y Basile, quien no deja de acompañar algunos versos con su vozarrón.
"A partir del programa y más allá de que la mayoría se conoce desde hace muchos años, ¿se afianzaron los vínculos entre ustedes?", le pregunta Tiempo Argentino al ex mánager del Diez. "Sí, totalmente. Porque yo a Cacho ya lo tenía, pero el Bambi a Cacho no. Y hoy compartimos muchas cosas. Nos llamamos. Nos preocupamos cada uno por el otro", subraya.
La noticia de la primera salida juntos lo confirma: "¡No sabés lo que fue! ¡Una aventura!", exclama el Bambino, ante la consulta de Casella. Y el relato de Cóppola sobre el algo accidentado viaje a un country de Tigre donde los esperaban para cenar sirve para mostrar también el rebote creciente que empezó a tener el programa.
"La devolución que nos da la gente es muy fuerte", dice Basile. "Pero de fútbol... ¡nada! ¡Lo único que les interesa es Buenos muchachos!", exagera, tal vez, el ex DT de la Selección. Aunque Veira, fuera de cámara, aporte una clave: "La autenticidad con la que nosotros hablamos creo que es lo que llama la atención de la gente." Eso, sin duda. Y la sensación de estar accediendo a las experiencias más jugosas de cuatro veteranos, la amistad a pleno, la seducción sin parangón y la vida más vivida. No hay tantos que puedan compartir lo mismo.  «
 
 
Alberto "Beto" Casella
Contraseña: Betito.
Señas particulares: soltura, pregunta sagaz.
Rol: moderar la charla, lograr un equilibrio.
 
 
Guillermo Coppola
Contraseña: Guillote.
Señas particulares: carisma, seducción y amistad
Rol: unir espiritualmente al grupo.
 
 
Alfio "Coco" Basile
Contraseña: Coquito.
Señas particulares: vozarrón, mirada tanguera.
Rol: gruñir con ternura y ejemplificar la virilidad.
 
 
Héctor "Bambino" Veira
Contraseña: Bambi.
Señas particulares: gracia, festejo constante.
Rol: aportar buen humor y bromas a rolete.
 
 
Humberto "Cacho" Castaña
Contraseña: Cachito.
Señas particulares: hosquedad, mirada tanguera.
Rol: cantar y compartir sabiduría popular.
 
 
El gran catalizador
Conducir a cuatro personalidades de fuerte carácter como sin duda son Basile, Veira, Castaña y Coppola no debe ser del todo fácil. ¿Cómo hace Beto Casella para conducir y no sucumbir en el intento? "Trato de apuntar por donde creo que se van a lucir, darles el pie para la anécdota, no meterlos en temas demasiado profundos que los embarullen", cuenta. "Son tipos que, dentro de su sabiduría popular, son simples. Entonces, busco aprovechar todo lo que viajaron. No ponerlos como cuatro vividores de la noche y nada más, porque eso es minimizarlos. O sea: hay dos que son campeones del mundo, otro que es un ídolo popular de la canción, otro que es un personaje archiconocido. Me parecería una pena estar una hora y media hablando de minas, de la noche y nada más, cuando puedo preguntarles por sus muy ricas experiencias."

–¿Resulta más fácil de lo que pensabas?
–Sí, porque es un grupo muy viajador. Viven de evento en evento. Guille por ahí se va a Indonesia, Coco a Europa a ver fútbol... Yo pensaba: ¡duramos tres programas, los cinco juntos no vamos a poder mantenernos! Pero evidentemente se divierten mucho. Y tienen un buen rebote entre la gente. Eso los anima a darle bola al programa. Porque no es joda juntar a estos tipos, ¿eh? Sin embargo, a la hora señalada, siempre los tenés acá.
–¿Hay roles en la mesa?
–Sí, pero tienen sus días también. Hay días en que alguno viene más jodón. Y tienen distintas dinámicas. Bambi, por ejemplo, no toma. Guillote, en cambio, se deshinibe un poquito con el champagne. Cachito, si le hablás sólo de fútbol, lo dejás afuera y, cuando pasa eso, voy para el lado de la música para compensar. O tiro el pie de una anécdota que ya tengo en la cabeza para que alguno de ellos se luzca en ese momento. Mi laburo es ese. Los que brillan son ellos.

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