martes, 24 de septiembre de 2013

¿Qué pasa con la televisión abierta?

Marley. Con fecha y hora de estrenoAmpliar

Marley conduce desde ayer "Tu cara me suena", por Telefe.

 



NOCHE DE ZAPPING

¿Qué pasa con la televisión abierta?

  
      
No es un secreto para nadie que la televisión abierta ha disminuido notablemente su capacidad de convocatoria. Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que los programas líderes superaban a menudo los 30 puntos de rating promedio y, en general, no bajaban de 20 y pico. Hoy por hoy, quien promedia más de 15 lo celebra con champagne. El aumento de la cantidad de señales por cable, los servicios on demand y la posibilidad de ver ficciones on line son una competencia cada vez más dura para los canales abiertos. En la industria del entretenimiento, los hábitos de los consumidores están cambiando aceleradamente. Antes o después, la TV abierta tendrá que reinventarse para retener a su público. Las audiencias cautivas ya no existen. Y en un mundo de vértigo, los espectadores nos hemos vuelto impacientes: necesitamos productos novedosos que una vez atraída nuestra atención, no nos den respiro.
Anoche, hubo un estreno en la TV abierta: “Tu cara me suena”, un formato importado que en la Argentina, conduce Marley, por Telefe. El rating le resultó favorable, siempre dentro de las discretas cifras que se manejan en este año de vacas flacas. A mi modo de ver, es un ciclo bien producido, donde sus integrantes cumplen con corrección sus respectivas funciones. Pero no más que eso. Nada me resultó asombroso ni deslumbrante en “Tu cara me suena”. El formato me pareció una sumatoria de varios otros con una sola vuelta de tuerca.
¿En qué consiste “Tu cara me suena”? En un show musical donde ocho famosos (Carmen Barbieri, Lucía Galán, Laura Esquivel, Rocío Guirao Díaz, Pablo Granados, Campi, Benjamín Amadeo y Jey Mammón) aparecen muy bien caracterizados como distintas estrellas de la canción a quienes imitan interpretando un tema. Por caso, Lucía Galán jugó a ser Adele; Carmen Barbieri, Celia Cruz; Jey Mammón, Stevie Wonder, y así. El jurado (Cacho Castaña, Elizabeth Vernaci y Joaquín Galán) evalúa su desempeño y los califica. Hay un ganador por emisión (ayer fue Lucía Galán), pero nadie queda eliminado. Todos siguen compitiendo y cuando el ciclo termine, quien haya sumado más puntos, se consagrará como el gran vencedor. ¿El premio? Una suma de dinero semanal y otra, más suculenta, al final de la temporada; ambas destinadas a instituciones benéficas. En el medio, los tradicionales tapes de los participantes ensayando con sus coaches y recibiendo los consejos de Miguel Ángel Cherutti. Luego, las charlas, más o menos divertidas, con el conductor y los integrantes del jurado.
Ya ven, la clásica competencia de talentos entre celebridades, con el único agregado de que aquí, los famosos imitan a otros famosos, ayudados por un excelente trabajo de vestuario y máscaras. Dicho sea de paso, hasta el backstage del valioso trabajo de los diseñadores de máscaras es algo que hemos visto mil veces a partir de “Gran cuñado”, que se emitió por primera vez en 2001, en el “Videomatch” de Marcelo Tinelli.
Para mi gusto, “Tu cara me suena” es una propuesta bien realizada, pero nada que me lleve a esperar ansiosa la cita semanal con el programa. Nada que vaya a convertirme en su espectadora fiel. Nada que marque la diferencia que se necesita para que un televidente renuncie a ver en ese horario una buena serie o una buena película o un buen show en algún canal de cable o en la pantalla de la computadora.
Corren tiempos de grandes desafíos para la TV abierta, tanto en el rubro del entretenimiento como en el de la ficción. En el caso de las ficciones, el formato de la tira obliga a emitir cuatro o cinco capítulos semanales desde abril hasta diciembre, aproximadamente. Así, las situaciones que al principio son graciosas o intrigantes o emotivas terminan estirándose como chicles. Las historias empiezan a dar vueltas en redondo o saltos a tientas, según los casos. Y todo eso, cuando a un golpe de zapping, tenemos a disposición a la nueva estrella de la industria del entretenimiento: las series. Con un promedio de 10 a 13 capítulos por temporada, numerosas series se dan el lujo de sostener un ritmo narrativo que te mantiene en vilo todo el tiempo y una factura impecable. Es evidente que las condiciones de producción entre las tiras y las series son muy distintas. Pero a la hora de apuntar el control remoto, ése no es un problema nuestro.
A la larga, la TV abierta tendrá que hallar la forma de volver a deslumbrarnos. La planilla del rating demuestra, día a día, que para eso ya no alcanza con poner al aire figuras famosas o conductores carismáticos. En lo personal, deseo que ese cambio de rumbo llegue lo antes posible, porque soy una espectadora a la que siempre le ha interesado la televisión abierta. 

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