jueves, 11 de octubre de 2012

¿Qué son y para qué sirven las impresoras 3D?

Permiten crear en minutos juguetes, piezas y repuestos de maquinaria a partir de un rollo de plástico y un archivo digital; en la Argentina se venden y hay un grupo que está haciendo una de diseño nacional
Por Guillermo Tomoyose | LA NACION
Parece ciencia ficción, pero es una tecnología que hoy está disponible, que está viviendo un boom de uso, y que está cambiando el mundo, pieza por pieza: es un equipo que ocupa parte de una mesa y un rollo de hilo plástico. E imprime objetos, tridimensionales, palpables y utilizables: la carcasa de un teléfono celular o las piezas del complejo engranaje de un juguete pueden ser creadas sin dificultad alguna en una oficina, sin necesidad de coordinar envíos costosos de modelos y maquetas a estudios de diseño en Europa.
Con la ayuda de una computadora, un software de diseño y una máquina creada usando patentes de uso libre, una empresa argentina se anima a fabricar las famosas impresoras 3D, que poco tienen de impresoras tradicionales: no dejan tinta sobre un papel, sino creaciones precisas de piezas cuyo único límite es la imaginación que tenga el dueño del equipo.
Video: Impresoras 3D

"Esta tecnología se asemeja a las primeras etapas de la computadora personal", cuenta Marcelo Ruiz Camauër, de Kikai Labs , un emprendimiento argentino que desarrolla estos equipos.
Dada su flexibilidad al momento de crear objetos, las impresoras 3D pueden estar presentes tanto en el ámbito profesional como en el hogareño. Sin embargo, quienes obtienen mayor provecho son los artistas y diseñadores industriales, que cuentan con la posibilidad de tener, de forma rápida y sencilla, una aproximación final de una obra o prototipo, sin tener que llevar los planos a un tercero para tener una versión palpable de su creación..
El equipo desarrollado por Kikai Labs está basado en la iniciativa RepRap , un proyecto libre creado por el ingeniero y matemático inglés Adrian Bowyer, que permite que cualquier persona pueda fabricar una impresora 3D.

Cómo nació la iniciativa RepRap en un time-lapse


Contrario a lo que podría resultar este tipo de emprendimientos, su fabricación no requiere de grandes inversiones de piezas, e incluso una parte de sus componentes fueron creados a su vez por otra impresora 3D.
Si bien su término suele traer aparejado alguna confusión respecto a su homólogo que utiliza tintas y papel como principales insumos, las impresoras 3D se asemejan a un torno de control numérico, las máquinas computarizadas que permiten crear piezas de precisión sobre un bloque metálico.
En este caso, las impresoras basadas en el proyecto RepRap que fabricó Kikai Labs funcionan mediante el depósito progresivo de un delgado filamento plástico que se acumula sobre una placa, pero no es la única tecnología en uso.
El tiempo de fabricación de una pieza puede ir de minutos a horas, según su tamaño. "Puede parecer un proceso lento si se lo mide en términos de inmediatez, pero supone un avance enorme en proyectos que demandaban la creación de un prototipo con procesos industriales lentos y engorrosos", agrega el responsable de Kikai Labs.
Santiago Testorelli y Maximiliano Bertotto, creadores de la impresora 3D nacional. Foto: LA NACION / Guadalupe Aizaga
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Hecho en la Argentina

"Nada impide que podamos fabricar estos equipos en el país. De hecho, los componentes del actual modelo fueron creados con un prototipo que elaboramos para poner a prueba esta tecnología", agrega. La empresa apunta a proveer estos equipos para el ámbito educativo, para que los estudiantes de distintos niveles puedan interactuar con la tecnología para elaborar sus propios proyectos, juegos y herramientas.
Un equipo de este tipo tiene un costo inicial de 7000 pesos
Las virtudes de esta tecnología, que permite la creación de cualquier tipo de objeto, son ilimitadas, al punto de generar conflictos en el área de los derechos de autor. Incluso la iniciativa Wiki Weapons Project para crear armas de fuego de plástico y en base a modelos colaborativos publicados en Internet no dejó de estar marcada por la controversia sobre cuáles son los límites de uso de las impresoras 3D.
La NASA analiza el uso de una impresora 3D en la Estación Espacial (como una manera más económica de tener repuestos para piezas que se rompan) mientras que el fabricante de sintetizadores Teenage Engineering permitirá que sus clientes impriman sus propios botones y perillas, porque la compañía no estaba conforme con los métodos disponibles para el envío de piezas de repuesto.
"Como ocurrió en la industrial musical, estos conflictos se resolverán sobre la marcha y a los golpes, como sucede ante la irrupción de Internet en diversos ámbitos", calcula Ruiz Camauër. A su vez, agrega que la posibilidad de fabricar los propios modelos de piezas o realizar las descargas libres y sin restricciones de derechos de los modelos 3D para quienes carecen del conocimiento para creación es una respuesta a este tipo de limitaciones.

Una impresora 3D con sello argentino

Fascinado por las posibilidades de esta tecnología, Maximiliano Bertotto se metió de lleno en esta tecnología para abocarse en el desarrollo de las impresoras 3D en la Argentina. De hecho, uno de los prototipos (que no usa los diseños de ReRap) fueron presentados en INNOVAR , el concurso nacional de innovaciones que promueve el ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.



"Hace varios años que me dedico al prototipado rápido; diseñe y construí varias fresadoras de control numérico, formé parte del equipo fundador de una empresa que se dedica a hacer prototipos y finalmente me metí en esta nueva tecnología de las impresoras 3D. Desde chico siempre me gustó desarrollar máquinas, para mi siempre fue como un juego", explica.
Bertotto y sus socios crearon Tridimaker , una empresa para comercializar impresoras 3D: desarrollaron el software de control, la interfaz de usuario y la parte electrónica, con la colaboración del estudio de diseño Idon Design .
"Lo que nos diferencia es la tecnología que usamos (también sobre plástico) que nos da gran precisión y excelente terminación superficial; es plástico pero queda como goma o cera, en un proceso similar a la estereolitografía", explica.
"Es un proceso que utiliza una resina líquida fotosensible que polimeriza o cura con luz capa a capa hasta obtener la pieza -aclara-. Es decir, a modo de ejemplo, si tengo que imprimir un vaso entonces debo iluminar sucesivos aros uno arriba del otro y finalmente un disco de luz para crear el fondo del mismo. De esta forma se obtiene una mejor terminación superficial junto a una mayor precisión dimensional. A su vez, es un proceso rápido, que permite componer cinco centímetros por hora sin importar la cantidad de piezas".
Por ahora la Tridimaker está en la etapa de prototipo, aunque esperan tener el diseño final en los próximos meses. La idea de Bertotto es posicionarla como "una impresora de media gama que pueda estar en la oficina, estudio o casa" para que (como el equipo que vende Kikai en la Argentina) sea posible imprimir máquinas, piezas de repuesto, juguetes, cubiertos, monstruos , objetos de diseño y otras ideas que puedan transformarse en un objeto concreto..

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