martes, 9 de octubre de 2012

Clases de teatro y otros trucos del marketing para ser un político moderno

Expertos aseguran que una buena idea representa el 15 por ciento de un político exitoso; el resto queda en manos de asesores en actuación, protocolo y otras técnicas; ¿la clave? no caer en excesos
Por Valeria Vera | LA NACION
"El éxito depende más de la estrategia global que del talle de zapatos", asegura a LA NACION Lucio Guberman, consultor y director del posgrado en Comunicación Política de la Universidad Nacional de Rosario al reflexionar sobre las nuevas prácticas en las que incurren los políticos de hoy para asegurarse un voto, un aplauso, o simplemente un lugar en la mente del electorado.
En esa conquista, en la que todo vale sin caer en excesos, se combinan viejos consejos con técnicas de lo más variadas, que suelen escapar del ámbito propio de los funcionarios. Así, disciplinas como el teatro y la asesoría de imagen, además de la oratoria y el protocolo, integran el podio de las opciones más buscadas para seducir al público y fortalecer el nexo una vez vencida la batalla de las urnas.
Mauricio Macri y Juliana Awada apelan a la sencillez y la calidez en términos de imagen. Foto: Archivo
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La atracción por las tablas

Con la mirada puesta en el escenario político, son varios los funcionarios que se inclinan por el teatro para mejorar su llegada. Eligen a reconocidos actores o directores para que los entrenen en la compleja tarea de captar y mantener la atención, aunque sólo sea por un breve instante.
Para Lito Cruz, quien colaboró meses atrás con el jefe de gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta, "no existen fórmulas mágicas" en la tarea de guiar. Si bien reconoció a LA NACION los beneficios que reúne este arte, opinó que muchas disciplinas, como el baile y el canto, permiten "soltarse".
Horacio Rodríguez Larreta. Foto: Archivo

Al trazar un paralelismo entre el orador y el actor, precisó que "la mirada del otro" ayuda a medir el impacto y poder actuar en consecuencia. En ese sentido, insistió, que la práctica diaria es tan fundamental como tener claro qué se quiere transmitir. "El cuerpo encuentra la manera inmediata de hacerlo, mucho más en el caso del político -que se basa en sus propias ideas- que en un actor -que lo realiza en función de un guión aprendido", aseguró convencido.
Entre los funcionarios que se animaron a subirse a las tablas también figura Francisco de Narváez, quien siguió de cerca las recomendaciones de Cecilia Maresca. Además, trascendió que Andrea del Boca orienta en secreto a Máximo Kirchner en sus exposiciones públicas.
¿Qué esperan llevarse del entrenamiento? "Una buena dicción, una voz impostada, un sentido de la síntesis; incluso claridad en la comunicación", enumeró a LA NACION Agustín Alezzo. El director de las obras Los Justos y Jettatore advirtió que la voz es un instrumento único "que puede estropearse si se lo utiliza en forma abusiva", y criticó en ese sentido a los funcionarios que "gritan para lograr la adhesión de la gente".
Con su ironía recurrente, José María Muscari, autor y director de la obra 3 mitades , consideró que los políticos buscan "aprender a mentir, ganar credibilidad aún en lo irreal, desarrollar la oralidad y extremar el propio encanto".

El peso de los gestos (y de los silencios)

La importancia de cultivar una buena comunicación no verbal y poder atenuar los efectos negativos de gestos inconcientes integran la lista de indispensables dentro "la industria" de vender bien a un candidato.
Cristina Kirchner. Foto: Archivo

"Muchas de las estigmatizaciones son producto de un lenguaje no dominado o bien exagerado. En algún momento son parte de la identidad y no molestan, en otros sí producen efectos adversos, todo ello en un mundo donde la política es más vista que sentida", sostuvo a LA NACION el consultor Mario Riorda, experto en estrategia y comunicación política en América latina.
En tanto, la asesora de imagen Karina Vilella, directora del Centro de Diplomacia que lleva su nombre, expuso a este medio que en la actualidad se considera exitoso a quien utiliza el 85% de su ingeniería humana (o marketing personal). "Según estudios de Harvard, esto involucra su oratoria y su lenguaje no verbal conjuntamente con su vestimenta. El resto, el 15%, refiere al conocimiento en la materia que por supuesto deberá sostener", puntualizó.

El poder de la imagen

La preparación de los políticos incluye, además, un trabajo integral de la imagen en el largo plazo. Sobre las prácticas más comunes, Vilella comentó que se proponen cambios en la vestimenta, en el peinado, en la manera de caminar, de moverse y hasta de hablar, para poder enviar mensajes favorables que luego se traduzcan en votos.
Riorda hizo hincapié en que la imagen "no es sólo un concepto visual, sino la construcción y fusión de muchos elementos que hacen público lo que alguien representa". Desconocerlo, planteó, lleva a actuar con irresponsabilidad y a ridiculizar al político.
Respecto a esto último, Guberman insistió en la necesidad de que la persona se muestre auténtica desde el principio para diferenciarse, aunque tendrá que hacerlo con cautela: "Cuando la impostura es detectada, desacredita".

Los nuevos aliados

Ravi Shankar. Foto: Archivo

Acciones como la de convocar y traer al país a líderes influyentes, como sucedió el mes pasado con el fundador del Arte de Vivir, Sri Sri Ravi Shankar, y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, representan estrategias válidas de asociación en un contexto de política hiperpersonalista, coincidieron los expertos consultados.
En palabras de Guberman, "las personalidades reconocidas expresan valores o atributos positivos y la cercanía de un político a esas personalidades eventualmente le permitirá asociarse a ellos en la mente de los votantes".
Aquí no interesa tanto la realidad que muestran, sino más bien la posibilidad de convertirse en noticia. "Es un modo de transformar la política en un asunto público para el consumo de los ciudadanos", reflexionó Riorda.

La necesidad de tener "algo" que decir

Tener algo que comunicar no puede representar una opción descartable dentro del menú de técnicas, sino más bien una prioridad para el político de estos tiempos.
"Es precisamente la clave de toda comunicación exitosa, más allá de si fue improvisada, guionada o editada", planteó Guberman. Para ello es recomendable tener en claro cuál es el mensaje que se quiere dar, repetirlo de diferentes modos y volver a conectarse con el público hacia el final del discurso.
Dentro de las premisas básicas del asesoramiento, la de comunicar ideas se perfila como la principal. "Muchos se preocupan por ver cómo llegar al poder, pero una vez que acceden no saben qué hacer con él. Por eso, el tener una idea, un proyecto de gobierno, un mito de gobierno, es una garantía de coherencia, (no sólo retórica o discursiva) que, aún con contratiempos o disensos, aportan legitimidad, estabilidad y método a una trayectoria elegida", enfatizó Riorda.

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