Ahora EE.UU. le sacó la visa al periodista Lobo del Grupo Clarín
El periodista de TN Guillermo Lobo recibió el mismo trato que su colega Santoro pues los EEUU tambien le retiraron el permiso de ingresar al pais luego de que fuera sometido apenas pisó suelo norteamericano, en agosto del 2010 a un extenso interrogatorio por parte de autoridades de ese país, ante la presunción de que su faceta laboral abarcaba algo más que el periodismo.
INFOnews
¿Habrá agentes rusos trabajando en la Argentina? En principio el FBI cree que si y por eso le retiraron la visa para ingresar a EEUU al periodista de Clarín Daniel Santoro, quien ha sido considerado por los americanos como un agente al servicio de los servicios rusos.
La historia del trabajo de los agentes rusos en el exterior es extensa e incluye episodios que marcaron la guerra fria.
El día 9 de diciembre del año pasado, fue descubierta una placa conmemorativa de Harold "Kim" Philby en el cuartel general del SVR. Como se recuerda este doble agente inglés fue un importante funcionario del MI-6 y durante la década del cuarenta pasó información muy valiosa a los soviéticos.
Fue parcialmente descubierto, mejor dicho se sospechó fuertemente de él, por lo que en 1951 o 1952 tuvo que dejar el servicio, pero como no había pruebas concretas no se le pudo hacer nada. Consiguió trabajo en un diario londinense que muy pronto lo envió como su corresponsal a Beirut, donde pasó casi toda la década del cincuenta.
En 1963, a raíz de la fuga a Occidente de un importante oficial de inteligencia soviético o polaco, que estaba en condiciones de aportar evidencias concretas contra Philby, éste con ayuda de los rusos se escapó a Moscú, donde vivió hasta su muerte en 1988. Está considerado como uno de los "grandes espías" del siglo XX por lo que llama la atención que recién a 22 años de su muerte se realice esa ceremonia que tuvo alto voltaje político pues estuvieron presentes el Viceprimer Ministro Sergei Ivanov; el jefe del SVR, Mikhail Fradkov, y la viuda de Philby (ciudadana rusa). Se cree que el propósito de esta ceremonia fue enviar un mensaje claro de aliento y apoyo a todos los espías en el exterior, que de una u otra forma trabajan para Rusia.
El Coronel Shcherbacov era el responsable de la Dirección "S" -Inteligencia Ilegal- del Servicio de Inteligencia Exterior ruso (SVR). Dicha dirección comprende unos trece departamentos y es la responsable de la infiltración de agentes encubiertos en todo el mundo. El SVR invierte gran cantidad de recursos en el entrenamiento, documentación, apoyo y manejo de sus redes ilegales, y hasta la deserción del Coronel Shcherbacov la Dirección "S" tenía la reputación de ser un centro de excelencia operativa. Y ante esta situación, la duda de siempre: quién sabe cuántos agentes de inteligencia rusos (o de cualquier otra nación) andan subrepticiamente desperdigados por el mundo.
Pero Daniel Santoro no es el unico sospechado por el FBI de trabajar para los rusos. El periodista de TN Guillermo Lobo (cuyo alias era “El Halcón”) recibió el mismo trato que su colega Santoro pues los EE.UU. también le retiraron el permiso de ingresar al país luego de que fuera sometido apenas pisó suelo norteamericano, en agosto del 2010 a un extenso interrogatorio por parte de autoridades de ese país, ante la presunción de que su faceta laboral abarcaba algo más que el periodismo.
Después de numerosas preguntas, parece ser que Lobo confesó ser lo que los norteamericanos sospechaban: un espía ruso.
Guillermo Lobo quien esta casado con Karin Mila, se recibió de locutor en el ISER en 1993, año en el que ingresó al staff de TN para dedicarse al análisis y tratamiento de temas científicos, muchas veces ligados a la salud.
En ese mismo año comenzó a conducir el programa 'TN Ciencia". Según la investigación del FBI, esa cercanía al ámbito científico favorecía el contacto de Lobo y "ValeryJl, agente ruso quien en octubre de 1997 lo reclutó para trabajar como espía del servicio del SVR, por lo que ya lleva más de trece años en esa tarea. Esa continuidad en el tiempo derivó en el hecho de que sus 'contactos' rusos fueran cambiando, a "Valery" lo siguió "Alexander", y así sucesivamente hasta nuestros días en los que es "Sergey" quién le suministra los requerimientos de información, y a su vez recibe el producido de su trabajo y le abona el correspondiente sueldo, gratificación que el periodista seguramente no declara ante la AFIP.
En el mes de abril de 2005, Lobo viajó con su familia a España. En territorio español, agentes de la Federación Rusa le entregaron un pasaporte español con otra identidad, documentación que fuera utilizada con el fin de viajar con destino a Moscú. En esa ciudad fue donde el especialista en periodismo científico recibió un curso intensivo de capacitación de inteligencia. Al término de este aprendizaje regresó a Madrid –siempre con pasaporte español-, para reunirse con su hija y volar - ya con identidad propia- a Buenos Aires.
Desde entonces los americanos siguen las actividades de Guillermo Lobo y su colega Daniel Santoro.
Para los americanos es una obsesión desbaratar las redes rusas en el exterior. En Junio de 2010 pusieron fin a lo que en su momento fue calificado como el caso de espionaje más grande y espectacular que Rusia llevó a cabo contra Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría. Se trataba de una vasta red rusa de los así llamados "agentes o residentes ilegales", compuesta por once agentes, seis hombres y cinco mujeres. En forma escalonada, en un período que abarca desde mediados de la década del noventa hasta el año 2008, fueron ingresando en los Estados Unidos. Salvo dos, que no ocultaron la ciudadanía rusa y una peruana, los demás se hicieron pasara por ciudadanos estadounidenses, con documentación personal de ese país y se fueron mimetizando en la sociedad estadounidense.
Tuvieron hijos, trabajos y con el correr de los años fueron vinculándose con distintos sectores de la sociedad estadounidense. Es que la misión de esa red no era llevar a cabo el espionaje en sí sino detectar (talent spotters) aquellos ciudadanos en los Estados Unidos, (locales y/o extranjeros), susceptibles a ser "contactados" y luego reclutados, por otros agentes. Ya sea para que sirvan como espías, ya sea como "agentes de influencia". O sea, en este último caso, influir sobre aquellas personas cerca del poder o del proceso de toma de decisiones. Y en este esfuerzo la red ya había logrado, mimetizando muy bien, desarrollar varios círculos de amigos y contactos en ambientes económicos, legales, científicos y académicos.
Todo iba bien, o "aparentemente bien", para esa red cuando de golpe fue desbaratada en los Estados Unidos en el mes de junio del año 2010. Se decidió abruptamente arrestar a diez de los once agentes justo días después que el presidente ruso Dmitri Medvedev dejara Estados Unidos luego de una visita muy publicitada. El undécimo agente ruso pudo escapar a tiempo. Se trataba del "cajero y proveedor de equipos de la red". Fue detenido en Chipre bajo el cargo de lavado de dinero, salió libre bajo fianza y con la promesa de presentarse días después a la policía. Cosa que no hizo, huyó y desde entonces no se sabe más de él.
Todos los diez agentes rusos comparecieron frente a un tribunal estadounidense bajo un cargo menor que el de espionaje. Es que ya habían comenzado las negociaciones entre Washington y Moscú para el "intercambio de espías". Algo muy usual en la actividad der espionaje en tiempos de paz pero no en tiempos de guerra. Es por eso que al muy poco tiempo hubo un "intercambio" en la pista del aeropuerto de Viena.
Lamentablemente para Lobo y Santoro la Justicia argentina no prevee la conmutación de penas o el intercambio de espías como modo de evadir el cumplimiento de las condenas. Si el FBI y el Departamento de Estado tuvieron razón al sacarles la visa y restringirles el derecho a trabajar como periodistas en ese pais, a Lobo y Santoro no les espera el incondicional apoyo de sus colegas por este acto de ataque a la libertad de expresión sino el más amargo tránsito por los tribunales argentinos.
La historia del trabajo de los agentes rusos en el exterior es extensa e incluye episodios que marcaron la guerra fria.
El día 9 de diciembre del año pasado, fue descubierta una placa conmemorativa de Harold "Kim" Philby en el cuartel general del SVR. Como se recuerda este doble agente inglés fue un importante funcionario del MI-6 y durante la década del cuarenta pasó información muy valiosa a los soviéticos.
Fue parcialmente descubierto, mejor dicho se sospechó fuertemente de él, por lo que en 1951 o 1952 tuvo que dejar el servicio, pero como no había pruebas concretas no se le pudo hacer nada. Consiguió trabajo en un diario londinense que muy pronto lo envió como su corresponsal a Beirut, donde pasó casi toda la década del cincuenta.
En 1963, a raíz de la fuga a Occidente de un importante oficial de inteligencia soviético o polaco, que estaba en condiciones de aportar evidencias concretas contra Philby, éste con ayuda de los rusos se escapó a Moscú, donde vivió hasta su muerte en 1988. Está considerado como uno de los "grandes espías" del siglo XX por lo que llama la atención que recién a 22 años de su muerte se realice esa ceremonia que tuvo alto voltaje político pues estuvieron presentes el Viceprimer Ministro Sergei Ivanov; el jefe del SVR, Mikhail Fradkov, y la viuda de Philby (ciudadana rusa). Se cree que el propósito de esta ceremonia fue enviar un mensaje claro de aliento y apoyo a todos los espías en el exterior, que de una u otra forma trabajan para Rusia.
El Coronel Shcherbacov era el responsable de la Dirección "S" -Inteligencia Ilegal- del Servicio de Inteligencia Exterior ruso (SVR). Dicha dirección comprende unos trece departamentos y es la responsable de la infiltración de agentes encubiertos en todo el mundo. El SVR invierte gran cantidad de recursos en el entrenamiento, documentación, apoyo y manejo de sus redes ilegales, y hasta la deserción del Coronel Shcherbacov la Dirección "S" tenía la reputación de ser un centro de excelencia operativa. Y ante esta situación, la duda de siempre: quién sabe cuántos agentes de inteligencia rusos (o de cualquier otra nación) andan subrepticiamente desperdigados por el mundo.
Pero Daniel Santoro no es el unico sospechado por el FBI de trabajar para los rusos. El periodista de TN Guillermo Lobo (cuyo alias era “El Halcón”) recibió el mismo trato que su colega Santoro pues los EE.UU. también le retiraron el permiso de ingresar al país luego de que fuera sometido apenas pisó suelo norteamericano, en agosto del 2010 a un extenso interrogatorio por parte de autoridades de ese país, ante la presunción de que su faceta laboral abarcaba algo más que el periodismo.
Después de numerosas preguntas, parece ser que Lobo confesó ser lo que los norteamericanos sospechaban: un espía ruso.
Guillermo Lobo quien esta casado con Karin Mila, se recibió de locutor en el ISER en 1993, año en el que ingresó al staff de TN para dedicarse al análisis y tratamiento de temas científicos, muchas veces ligados a la salud.
En ese mismo año comenzó a conducir el programa 'TN Ciencia". Según la investigación del FBI, esa cercanía al ámbito científico favorecía el contacto de Lobo y "ValeryJl, agente ruso quien en octubre de 1997 lo reclutó para trabajar como espía del servicio del SVR, por lo que ya lleva más de trece años en esa tarea. Esa continuidad en el tiempo derivó en el hecho de que sus 'contactos' rusos fueran cambiando, a "Valery" lo siguió "Alexander", y así sucesivamente hasta nuestros días en los que es "Sergey" quién le suministra los requerimientos de información, y a su vez recibe el producido de su trabajo y le abona el correspondiente sueldo, gratificación que el periodista seguramente no declara ante la AFIP.
En el mes de abril de 2005, Lobo viajó con su familia a España. En territorio español, agentes de la Federación Rusa le entregaron un pasaporte español con otra identidad, documentación que fuera utilizada con el fin de viajar con destino a Moscú. En esa ciudad fue donde el especialista en periodismo científico recibió un curso intensivo de capacitación de inteligencia. Al término de este aprendizaje regresó a Madrid –siempre con pasaporte español-, para reunirse con su hija y volar - ya con identidad propia- a Buenos Aires.
Desde entonces los americanos siguen las actividades de Guillermo Lobo y su colega Daniel Santoro.
Para los americanos es una obsesión desbaratar las redes rusas en el exterior. En Junio de 2010 pusieron fin a lo que en su momento fue calificado como el caso de espionaje más grande y espectacular que Rusia llevó a cabo contra Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría. Se trataba de una vasta red rusa de los así llamados "agentes o residentes ilegales", compuesta por once agentes, seis hombres y cinco mujeres. En forma escalonada, en un período que abarca desde mediados de la década del noventa hasta el año 2008, fueron ingresando en los Estados Unidos. Salvo dos, que no ocultaron la ciudadanía rusa y una peruana, los demás se hicieron pasara por ciudadanos estadounidenses, con documentación personal de ese país y se fueron mimetizando en la sociedad estadounidense.
Tuvieron hijos, trabajos y con el correr de los años fueron vinculándose con distintos sectores de la sociedad estadounidense. Es que la misión de esa red no era llevar a cabo el espionaje en sí sino detectar (talent spotters) aquellos ciudadanos en los Estados Unidos, (locales y/o extranjeros), susceptibles a ser "contactados" y luego reclutados, por otros agentes. Ya sea para que sirvan como espías, ya sea como "agentes de influencia". O sea, en este último caso, influir sobre aquellas personas cerca del poder o del proceso de toma de decisiones. Y en este esfuerzo la red ya había logrado, mimetizando muy bien, desarrollar varios círculos de amigos y contactos en ambientes económicos, legales, científicos y académicos.
Todo iba bien, o "aparentemente bien", para esa red cuando de golpe fue desbaratada en los Estados Unidos en el mes de junio del año 2010. Se decidió abruptamente arrestar a diez de los once agentes justo días después que el presidente ruso Dmitri Medvedev dejara Estados Unidos luego de una visita muy publicitada. El undécimo agente ruso pudo escapar a tiempo. Se trataba del "cajero y proveedor de equipos de la red". Fue detenido en Chipre bajo el cargo de lavado de dinero, salió libre bajo fianza y con la promesa de presentarse días después a la policía. Cosa que no hizo, huyó y desde entonces no se sabe más de él.
Todos los diez agentes rusos comparecieron frente a un tribunal estadounidense bajo un cargo menor que el de espionaje. Es que ya habían comenzado las negociaciones entre Washington y Moscú para el "intercambio de espías". Algo muy usual en la actividad der espionaje en tiempos de paz pero no en tiempos de guerra. Es por eso que al muy poco tiempo hubo un "intercambio" en la pista del aeropuerto de Viena.
Lamentablemente para Lobo y Santoro la Justicia argentina no prevee la conmutación de penas o el intercambio de espías como modo de evadir el cumplimiento de las condenas. Si el FBI y el Departamento de Estado tuvieron razón al sacarles la visa y restringirles el derecho a trabajar como periodistas en ese pais, a Lobo y Santoro no les espera el incondicional apoyo de sus colegas por este acto de ataque a la libertad de expresión sino el más amargo tránsito por los tribunales argentinos.
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