lunes, 10 de octubre de 2011

La realidad pasó por encima a todos los actores

06.10.2011 | 18.18 Comentar | FacebookTwitter

Daichich + Blaustein
Entrevistas / Entrevista a Coco Blaustein y Osvaldo Daichich. Más que un cambio suena a una revolución. No es que sobre experiencia en ellas, pero por lo se supo leer, las que cambiaron los mapas sociales no fueron leídas como tales pese a que las acciones que movilizaron a favor y en contra daban a pensar todo lo contrario. Es lo que alguna vez Carlos Marx quiso definir al sentenciar que los hombres hacen la historia, pero no saben qué historia hacen.
Por Jorge Belaunzarán

Osvaldo Daichich: La Ley es un tema que cruza a todos los medios: a los gráficos, radiales, televisivos, a los nuevos medios, que es la difusión por Internet. Y al cine también. Este tipo de proyecto estructural de cambio comunicacional incluye a los grandes medios y a los nuevos. La ley 22.285 en el marco tecnológico de 1980 era otro mapa. Otro mapa mundial a nivel de comunicación. Por eso las modificaciones que se le hacen a esa ley en los 90 de alguna manera son para actualizar el nuevo acopio que hay, y así se fomenta la alta concentración y empieza la diversidad. O sea, hay concentración horizontal y verticalidad con los nuevos medios. Este marco llevado al consumo de hoy, habla de un estudiante secundario se le da una computadora en el programa Conectar Igualdad, que también Uruguay lo hace, en el sentido de que se piensa qué formato llena la computadara para que el alumno en el aula con el docente pueda acceder al conocimiento; de que la televisión digital abierta tenga la posibilidad de emitir 20 señales simultáneas, gratuitas y con antenas, a diferencia del cable, cerrado, con un abono. Es un nuevo mapa. Ese mapa, en la ley original de 1980, no está. En los cambios del inicio de la democracia, aunque como dice un diputado "en el fracaso alfonsinista", que se intentó consolidar la democracia desde lo comunicacional pero no se pudo dar. O sea que la crónica de los fracasos de la ley también son las crónicas de la concentración de los medios. Hoy los chiquilines están trabajando con Facebook y con Twitter. Hoy el mundo comunicacional, y con You Tube, en la película de los años 90 era imposible. Hoy un lanzamiento implica otras lógicas. Te mandan desde las provincias dónde pueden consultar on line el trailer, los avances, las fotos, ese material automáticamente tiene un préstamo entre colegas; donde el concepto de colegas se actualiza también. Hoy cualquiera desde su blog puede escribir, puede tener acceso a públicos. El tema es qué se escribe, cómo y quiénes lo consultan. Lo interesante y nosotros lo pensamos desde la ley a la hora de elegir el mapa federal, era el mapa no porteño, el mapa comunicacional alternativo, que es ese mapa con radios como La Ranchada que surgen en marcos legales donde estaban prohibidas, porque eran las famosas radios truchas. Ese nuevo elemento genera la posibilidad de que la gran concentración de telespectadores ciudadanos en Capital y Provincia de Buenos Aires pueda tener otras voces, otros sonidos y puedan tener, como el que dice el de Canal 10 de Tucumán, otras miradas con miradas nuestras. Esas miradas de Chaco, de Formosa, de Misiones, Jujuy, Salta, Neuquén, Río Negro no están desde el mundo porteño. Hoy el consumo promedio del televidente argentino promedio es de 7 horas. Es altísimo. Y son análisis hechos desde consultoras de afuera. La producción de imágenes y sonidos de Argentina es altísima a nivel mundial. Y tenés provincias con desniveles, asimetrías comunicacionales. Eso, en la ley de medios, es un gran punto horizontal de arranque para lo que viene. Esto está recién empezando. Y lo cinematográfico también discute. Discute qué lenguaje, qué tiempos y, una cosa interesante, en qué pauta: hoy lo que consumís en cable te mandan a la pauta publicitaria; o sea que pagás por un servicio en el que tenés tanda. El Canal Encuentro, el proyecto de lo que es Telesur son transmisiones que no van a tanda. De alguna manera es otra lógica. Pensar desde el derecho a la comunicación como derecho humano y no como un derecho adquirido a partir de consumidores. Es un nuevo mapa que genera un nuevo mapa. Una revolución cultural en ese sentido. Que implica, a nosotros como espectadores, como productores de imágenes, también ver dónde empezamos a poner foco en los nuevos lenguajes, en las nuevas estéticas y en los nuevos públicos. El elemento de difusión, distribución y exhibición de La Cocina rompe con el elemento clásico de que esté centralizado en un lugar de saber y de poder. Eso también es pensar la nueva ley de medios.

Blaustein: A mí me pesa mucho algunos comentarios críticos sobre Cazadores de utopías que decían que era una pelíula para iniciados. En el caso de Botín de guerra era hacer pública la vida privada de las Abuelas, de cómo la dictadura había empezado a cambiar su vida privada y cómo finalmente la había cambiado. Y esta tenía que ser una película pedagógica que de alguna manera instalara y continuara el debate por la ley y pudiera servir para garantizar su sustentabilidad. No sé si lo logramos, pero en el último corte, un debate que se nos dio, que era el tema del público internacional de la película. De todas maneras la película quiere buscar una forma de invertir el razonamiento: acá hay una agenda porteña que a millones de argentinos le rompe soberanamente las pelotas; y queremos mostrarle a los 14 o 16 millones de argentinos de la zona urbana de Buenos Aires que hay otro mundo y que entiendan que sigue habiendo otro mundo.

Daichich: Las horas de televisión y las horas de ciudadanos que pudieron participar en esa construcción ciudadana de la ley y que lo que se aprobó es histórico. Desde la ley de Aerolíneas Argentinas a la ley de Audiovisuales se pueden enumerar y analizar, con más consenso político o menos, pero eso era inédito también en la discusión parlamentaria de la década del 90, donde la gestión era por decreto. No era una discusión dialogada hasta las madrugadas. Es un cambio que hoy se naturaliza muy rápido o quizás en los grandes medios no sale pero en la microeconomía comunicacional cotidiana de esos lugares asimétricos tiene una gran potencialidad. Y por otro lado, que es fundamental, estas asimetrías en los lugares que fuimos a rodar, las conocen, saben, y a partir de esa sabiduría accionaron con la ley desde los foros, cosa que en los grandes medios tampoco circulaba. El conocimiento de la ley como herramienta en los pequeños pueblos de las provincias es increíble; porque esos actores sociales sostuvieron la ley más allá de la coalición que fue el gran vértice que nucleó todo. Pero con una decisión política, una decisión parlamentaria y actores sociales que sostenían, ya la ley es carne; y era costumbre más allá de ser ley. Son elementos centrales que uno no lee en los grandes medios pero en esas geografías están. Y quizás no hay señal de celular o no hay wi-fi. Por ejemplo en la radio de Ceferino. En Aluminé no tienen ninguno de los dos elementos, sin embargo la radio te previene a nivel salud la preservación del colectivo social y te dice que perdiste el caballo que lo encontró tal vecino y lo podés venir a buscar. En el mundo porteño es impensable. Es otra lógica.

Blaustein: Algunos colegas piensan que el cine documental en la Televisión Pública le quita prestigio. Y uno sigue pensando que el cine lo hace para las mayorías.

Daichich: Volvamos al marco histórico del 80. Plena Guerra Fría, algunos satélites, ni los primeros celulares ladrillo, teléfono de línea y télex y televisor. Otro diseño. Pongamos 2010: la diferencia tecnológica y comunicacional ya implica un nuevo marco de ley. Ahora, si esta ley viene retroalimentandose de los distintos fracasos, como dice Delich, por un lado, de infinidad de actores (políticos, culturales, comunicacionales, académicos, eclesiásticos), por otro, y si de alguna manera también propone un cambio tecnológico con el sistema de televisión digital abierta (cada país va a adoptar la norma que elija a partir de la discusión técnica que se haga en la región); es más que una diferencia tecnológica y comunicacional. No hablamos de gestión, pero ya ahí hay sectores que la solventan. Y por otro lado tenés un antecedente de televisión de calidad como Canal Encuentro en Argentina, tenés el antecedente informativo de Telesur a nivel regional. La pregunta es: la ley que quedó desde el proyecto que presenta Cristina en el Teatro Argentino al que se aprueba con más de 100 modificaciones, el famoso libro azul que fue ganando artículos a diferencia de los otros proyectos que iban perdiendo, toda esa retroalimentación, que es para arriba, y Ecuador, Uruguay, Brasil empiezan a verla como ley emblemática para la comunicación en su propio mapa, ¿puede ser mejor? Sí, todo es perfectible, pero es un mapa que viene con un montón de casilleros a favor que es una coyuntura quiénes la votaron o se pusieron de acuerdo hoy. Y creo que la realidad pasó por encima a todos los actores. Y los va a pasar, porque hoy la comunicación, con las distintas generaciones, están mezclados los que son de la generación analógica con lo que son de la digital, tienen una acervo de Balck Berry que no lo teníamos nosotros. Lo tecnológico ya está. Conectar igualdad no es vanguardia cultural: es necesidad educacional. Todos esos elementos si uno no los pone en una balanza de un tamiz más o menos equilibrado hace parecer que la ley es la vanguardia cultural, y la ley es una necesidad que los actores la toman como propia y la empiezan a activar. Entonces me parece que la ley se sostiene sola. Hoy sacás a todos los actores y a las pasiones políticas, y la respuesta es sola. Ahora cómo esto sigue para adelante depende de la participación ciudadana. Y ahí la película dice: ojo, hay asimetrías, hay acervos que tenés que terminar de socializar; son puntas que te están hablando de esa asimetría. Ahora, la ley es el punto de arranque para equilibrar esa asimetría, el punto de llegada es la posibilidad de poder seguir aplicandolá. Y eso implica ir contra de los tiempos administrativos, los tiempos de cuadros de gestión, los tiempos presupuestarios, contra los tiempos supuestos, que era el discurso de la oposición: decidamos en diciembre porque esto se cae. Y la política del tiempo largo le jugó a favor a la ley: esos nuevos actores ya están emitiendo. En muchas provincias ya estaban pensando en los concursos del Incaa, y después nos enteramos que no daban abasto los cuadros técnicos y artísticos en cada uno de los lugares. O sea que la asimetría hizo que se vuelquen a producir y faltaban tipos. Y no era que iban los porteños, faltaban los del lugar. O sea que veías que el cambio ya se estaba produciendo mientras nosotros hacíamos la película.

Blaustein: Incluso grupos mediáticos importantes se pusieron a participar de esos concursos. Y la ley es muy buena. Hay una generación de académicos de 50 años que sabe muy bien su oficio, que aprovecharon la voluntad política de Cristina, los foros creo que la mejoran, el trabajo en comisión también, y el debate en Diputados lo mismo. Los aportes de Proyecto Sur, los Socialistas, Francisco Delich claramente la mejoran. El otro sector de la oposición sólo tira piedras. Incluso ahora que la ley está sancionada hay un sector de la oposición que no se integra al Consejo Federal, a la Comisión Bicameral y a la de Administración de los Medios Públicos donde podrían participar como minorías. Lo único que le falta a la ley es garantizar su aplicabilidad que eso es responsabilidad del Estado pero también de la sociedad civil hacer que se cumpla. Y si bien sé que es una chicana, prefiero que las historias de cada lugar las cuente su misma gente a que las cuente Mario Markic.

Daichich: En Buenos Aires, ¿cuándo escuchás la tonada cordobesa, salteña, santiagueña? *

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