Miles de usurarios de las redes sociales se despiden de sus amigos o familiares fallecidos con mensajes y recuerdos que publican en sus perfiles. INFOnews consultó a especialistas para analizar una tendencia que muestra que los cortejos fúnebres dejaron de ser actos solemnes y formales, de asistencia obligatoria; mientras los espacios virtuales ganaron terreno convirtiéndose en canales colectivos de expresión
“Gracias por todo lo que me enseñaste; gracias por tu fuerza de diez mil huracanes. No hay un día en que no te dedique una lágrima”, apareció escrito en el muro de una bailarina, cuando se cumplía un mes de su partida. Y en el de un joven fallecido recientemente, podía leerse, con motivo del Día del amigo: “Cuñado hermoso! Feliz día para vos también que me regalaste mil sonrisas y consejos!!!! Estoy seguro que hoy en el cielo hay joda ajajaja”.
Esos recuerdos, hechos públicos en las redes sociales de personas que ya no están, forman parte de una batería de mensajes que se publican a corazón abierto una vez que los usuarios de esas cuentas fallecen. Parecería ser que el pésame en la casa de los deudos, el luto y los extensos velatorios forman parte del pasado: hoy miles de usurarios de las redes sociales se despiden de sus amigos o familiares fallecidos con mensajes y recuerdos que publican en sus muros.
“Lo grupal ayuda a sostener al individuo en el enorme esfuerzo que tiene que hacer para sobrellevar el duelo”, aseguró a INFOnews la psicóloga social, Liliana Guido. Aunque muchas veces, esas expresiones de afecto se convierten en sobreexposición, “pero es como todo. Las tecnologías están a disposición, depende de quién y cómo las utilice”, consideró la especialista. La fuerza de lo colectivo
El duelo, de acuerdo a la psicóloga Liliana Guido, es uno de los procesos que pone a prueba los cimientos psíquicos de las personas, por lo que es fundamental en ese momento contar con la fuerza de lo colectivo, “que no es lo mismo que lo masivo”. Y al publicar frases, canciones, poemas, y recuerdos en el muro de quien ya no está, el sujeto se "siente parte del sufrimiento humano".
Las expresiones emotivas en las redes sociales colaboran para remediar “el foco de impotencia” que siente todo hombre ante el dolor. “¿Por qué a mí?” es la pregunta que surge de manera inevitable ante situaciones extremas; pero cuando “se comparte, todo se hace más tolerable”, señaló Guido.
Flores. Otro símbolo que va cayendo en desuso
Una de las ventajas de este tendencia, es que expresiones mediatizadas no son “tan terribles o dolorosas como lo presencial”, lo que facilita su flujo, analizó Guido. “Durante los ritos funerarios de los aborígenes toda la comunidad participaba, y compartían el sentido de la pérdida. Poner en común el dolor siempre suma, ayuda en la elaboración”, manifestó la psicóloga.
"¿Por qué a mí? es la pregunta que surge ante situaciones extremas; pero cuando el dolor se comparte en las redes sociales, se hace más tolerable”
La informalidad de la muerte
Los duelos –que no sólo se producen por la pérdida de un ser querido- atraviesan tres etapas, y cualquiera que haya sobrepasado alguno podrá identificarlas con facilidad: resistencia, sufrimiento y resignación, “que no es la aceptación pasiva de la pérdida, sino su resignificación, encontrarle un sentido”, explicó Guido.
En el marco de todas las etapas que constituyen un duelo, la socióloga Lucrecia Arzeguet, también vio con buenos ojos la tendencia a canalizar el dolor de la pérdida a través de las redes sociales. De acuerdo a su lectura, este fenómeno evidencia que la muerte perdió ese marco de formalidad que la recubría, y que obligaba a los familiares de las persona muerta a permanecer durante quince días después de fallecido el familiar, para recibir el pésame.
“Ya casi nadie usa el luto y en los avisos fúnebres los deudos aclaran: no se recibirán visitas de pésame. Además con el asunto de la cremación se terminó la tradición de ir al cementerio, de cambiar el agua de las flores. Creo que todo esto es positivo porque todas esas ceremonias son antiguas, ridículas, obsoletas. La muerte es una cosa lógica, natural entonces ¿Por qué hacer tanto espamento?”, se preguntó la licenciada en sociología, al tiempo que aclaró: “distinto es cuando muere un niño, o un joven”.
Ahora bien, ¿todos esos cambios se deben a la introducción de las nuevas tecnologías? “No sólo eso. Se han producido muchos cambios en los hábitos sociales. Ya sea por la televisión, por la inseguridad o por el costo de movilizarse, lo cierto es que hoy la gente sale menos de su casa”, y esa tendencia se pone en evidencia al momento de la pérdida. Familiaries de usuarios: los herederos
Si los mensajes de recuerdo y dolor abundan en el muro de cualquier persona que en vida fue querida; esas expresiones se multiplican ante el deceso de una figura pública.
“Se nos fue un gran Amigo y buen consejero, además de sus cualidades profesionales y excelente escritor. A la familia del Dr. Héctor Tizón mis sinceros saludos de dolor”, puede leerse en el perfil del recientemente fallecido escritor. @fotoI@
Pero, un interrogante se abre ante la partida de quien supo ser usuario de una red social: ¿Qué sucede con esa cuenta? “Lo mismo que sucede con la cuenta bancaria, o con el puesto de trabajo”, explicó a INFOnews, el abogado especialista en derecho informático.
Los usuarios, al crear sus perfiles, adhieren a un contrato en el que hay cláusulas que refieren a cómo proceder una vez que la persona fallece. “Todos sabemos que la muerte se produce, lo que no sabemos es cuándo; entonces los efectos jurídicos que figuran en el contrato de adhesión comienzan a regir una vez” que el deceso se produce.
Como cualquier otro bien, las cuentas en las redes sociales se encuentran reguladas por el sistema sucesorio argentino, de modo que ante la muerte, pasan a depender de los herederos. Ahora bien, si ellos quisieran hacerse cargo de ese espacio virtual deberían hacerse de la titularidad, mediante la declaratoria de herederos. @fotoW@
“Por lo general sucede que la cuenta queda a disposición y ante el aviso de muerte se da de baja en un plazo determinado”, precisó el abogado; tiempo suficiente para que quienes aprecian a la persona que partió, expresen su dolor por la pérdida y pongan en común los recuerdos de quien ya no está. Una curiosa, pero no por ello menos sentida, manera de procesar el dolor de la partida.
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