domingo, 19 de mayo de 2013

videla un hombre mediocre, opinion de gustavo lambruschini

Parece que hay que decir algo sobre Videla, un individuo completamente mediocre que ni siquiera se ajustó al tipo ideal del tirano. Sorprende el fervor y el empeño por ocuparse de este "sujeto" (como tal despreciable, débil y poco relevante) de viejos y conocidos "estructuralistas" y "sistémicos", cuando son (en este caso) las estructuras y los sistemas los grandes candidatos, que permiten más fácilmente, no sólo la evaluación moral y política del estúpido personaje, sino hasta la mera comprensión y explicación del fenómeno como fenómeno histórico y social. Se encuentran ciertamente más encaminados los que a propósito de este asunto han recordado a la Hannah Arendt de la banalidad del mal, pues a todas luces resulta difícil verlo como un "sujeto" en el sentido del tipo y más aún volverlo un personaje a retratar como hicieran los escritores de la antigüedad con otros malvados sustantivos.
 
Videla fue una pieza, un engranaje de la maquinaria mortífera y mortificante del Estado de clase, estructuralmente terrorista; más concretamente: una parte mecánica del aparato criminal de Ejercito y del célebre "Partido Militar". Fue por esa vía - y sólo por esa vía- que se transformó en vehículo y hasta en agente del capital (APEGE, Martínez de Hoz, el capitalismo planetario) y no porque lo pusiera en el puesto de "Dios" o de la "Patria": siempre el soldado timocrático siente desprecio y superioridad por burgués khrematista. Fue por esta calidad, que como al almirante Massera -poco tiempo antes y con el Teniente General Juan Domingo Perón vivo-, el peronismo en el Gobierno (un movimiento nacido de las entrañas del Ejercito y de la Iglesia católica que sedujo al proletariado argentino) lo nombró Teniente General y Comandante en Jefe. Fue por eso también que gozó del apoyo de todos los partidos políticos del Estado de clase, incluso de los "revolucionarios" y más aún de los "nacionales y populares"; por eso también lo apoyaron los mass media como aparatos ideológicos del Estado. También hay que decir (aunque suene políticamente incorrecto) que tuvo el apoyo de la "Argentina", de los "argentinos y argentinas", i. e., de los que se identifican con "lo argentino". Pero la clave hermenéutica del personaje no es la de haber sido un militar, un soldado del Ejercito y un oficial de infantería, sino aquello que le ha dado impronta y especificidad, a saber, el ser un católico y un padre de familia: el que se sintiera poseedor de verdades y valores absolutos, el que se creyera con una misión de Dios en este mundo, hace comprensibles y explicables sus palabras y sus acciones desde el principio hasta el final.

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