miércoles, 23 de julio de 2014

El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión

EXPEDIENTES MAGLIETTI EN BENDITA TV

El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión analizó el fragmento del programa Bendita TV, titulado Expedientes Maglietti, y emitido por canal 9 de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 10 de abril de 2014.
El fragmento es presentado por el conductor del programa Beto Casella, como un informe periodístico, en ocasión de un nuevo aniversario del cuádruple femicidio cometido por el odontólogo Barreda en 1992, cuando asesinó a su esposa, su suegra y a sus dos hijas.  El informe Maglietti relata los hechos del caso superponiendo al menos dos registros discursivos: uno verbal informativo (la voz de la panelista Alejandra Maglietti leyendo la crónica de los hechos) y otro visual y sugestivo (con imágenes sensuales e insinuantes de la propia panelista).
En efecto, la lectura “neutra” de los hechos, relatados por Maglietti, es acompañada aquí de imágenes muy sugestivas  de la panelista, tomadas como en un streep tease con efectos de edición visuales y sonoros  (música sensual, luces  rojizas, etc), con el objeto de generar humor. La superposición y la mezcla de registros discursivos no constituyen una novedad sino que consiste en un recurso corrientemente utilizado por los comunicadores sociales.
En este caso particular, desde el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión consideramos que el tratamiento brindado por Bendita TV al caso Barreda resulta contrario a la normativa nacional e internacional en vigor. En este marco es preciso señalar que la Ley N° 26.485 de “Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales” establece diferentes tipos de violencia. Entre ellas, la violencia simbólica, que a través de “patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos” trasmite y reproduce “dominación, desigualdad y discriminación en relaciones sociales”. De la misma manera, una de las modalidades sobre las que la ley prevé que puede manifestarse esta violencia es a través de los medios de comunicación (violencia mediática), cuando se “injurie, difame, discrimine, deshonre humille o atente contra la dignidad de las mujeres” legitimando o construyendo “patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres”.
Los múltiples reclamos llegados a este espacio revelan que el mensaje pretendidamente “humorístico” del segmento Expediente Maglietti fue decodificado en forma reactiva por un amplio sector del público, en un contexto en el cual la violencia de género constituye un fenómeno que cobra cada vez mayor visibilización y deja en evidencia las terribles consecuencias que tiene en nuestra sociedad. Asimismo, además de los debates en torno al tema por parte de la ciudadanía, la normativa vigente nos obliga a atender y tomar determinadas responsabilidades desde el lugar desde el cual nos toca desenvolvernos. Los medios de comunicación no están al margen y son parte fundamental, por lo que sería de real importancia su contribución para erradicar la violencia de género a partir de otro tipo de tratamiento informativo.
Por lo expuesto, consideramos que la aproximación humorística a un caso de cuádruple femicidio como fuera el perpetrado por Barreda, no aporta reflexión a la problemática sino que banaliza la violencia ejercida en este caso particular y con ella, a la violencia hacia las mujeres.
Por otro lado, autores como Rafael Núñez (1) señalan además que el mensaje humorístico crea una imagen de su autor, dejando entrever su posicionamiento ante la realidad, su valoración de los grupos humanos (en este caso preciso el de las mujeres) y su actitud ante los conflictos y problemas de la sociedad.
En esa línea, invitamos a reflexionar sobre la importancia de asumir otros roles y formas de proponer al público temas sociales como éste que implica cuatro femicidios.

Por último, les hacemos llegar las recomendaciones formuladas por este Observatorio en el marco de unMonitoreo sobre violencia contra las mujeres en programas de televisión realizado durante el año 2013 y disponible en nuestra página web www.obserdiscriminacion.gob.ar

RECOMENDACIONES
La violencia contra las mujeres es una problemática social y de interés público, por tanto su cobertura no debe entronizar el relato del episodio individual, personal y aislado, teñido de matices sensacionalistas.
 En tanto que la violencia contra las mujeres es una problemática de derechos humanos, en su tratamiento debe ser prioritario respetar que las imágenes o relatos no afecten su dignidad.
 Omitir discursos audiovisuales que representen una imagen erotizada de las mujeres víctimas de violencia de género.
 Evitar los detalles escabrosos, las descripciones morbosas y todo otro tipo de elementos o utilización de recursos que pudieran configurar un tratamiento sensacionalista desde la musicalización, y las reconstrucciones o infografías.
 No ofrecer motivos o justificaciones de la violencia contra las mujeres como caminaba por una calle oscura”, “se vestía de modo provocativo”, “era muy linda y extrovertida”, etcétera. No hay justificación posible a los actos de violencia que deriven de las conductas de sus víctimas.
 No apelar a construcciones tales como “Otro caso de violencia…”, “Nuevo caso de…”, puesto que su frecuente reiteración, además del tratamiento aislado de la problemática, conduce a un efecto anestesiante que banaliza la gravedad del problema.
 En algunos casos puede ser ofensivo para la victima nombrarla con diminutivos, apócopes, apodos, etc. ya que esas formas suelen infantilizarlas y subestimarlas.
 Solicitar capacitación o sensibilización sobre la problemática a los organismos del Estado pertinentes o a organizaciones sociales reconocidas que trabajen esta problemática.
 Evitar que las personas afectadas por los delitos de trata y explotación sexual sean convertidas nuevamente en víctimas –esta vez, de los medios de comunicación– en el momento de ser contadas sus historias.
 Tratar de indagar en las causas – sociales, culturales y económicas– por las que han sido sometidas, así como en las consecuencias sobre su salud física y psíquica, evitando estigmatizaciones a menudo vehiculizadas mediáticamente. Su exposición pública a través de los medios puede implicar nuevos riesgos para ellas.
 Diferenciar claramente entre el/la explotador/a y la/s víctima/s. A fin de evitar todo efecto de revictimización, eludir todo juicio de valor sobre la situación de estas últimas, tratando de omitir los detalles de los sometimientos sexuales que padecieron.
 Evitar aquellos modos del relato habitual como “Ejercía el oficio más viejo del mundo” que produce a menudo efectos de justificación, o “Conseguía plata fácil”, que podría provocar un efecto de reculpabilización de personas en situación de prostitución. 
 Adjuntar siempre información útil que facilite la denuncia de situaciones de violencia contra las mujeres.
 Difundir mensajes que fortalezcan y colaboren con la equidad y el tratamiento igualitario de mujeres y varones.
 Utilizar un lenguaje no sexista.
 No recurrir al uso de estereotipos, mitos o creencias que supongan relaciones de subordinación o dominación de las mujeres por parte de los varones o que resulten degradantes y reductoras. No situar a las mujeres en posición de inferioridad o dependencia.
 Cuidar el tratamiento de los temas que involucren a las mujeres, evitando acentuar prejuicios e ideas naturalizadas o degradantes.
 Abordar las noticias propiciando un tratamiento con perspectiva de género y enfoque de derechos.


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