domingo, 29 de junio de 2014

El hombre que le pegaba a la pelota con chanfle de tinta china

Calé: Humor desde el tablón, en la casa nacional del bicentenario.

El hombre que le pegaba a la pelota con chanfle de tinta china

 La muestra dedicada al mítico autor de Buenos Aires en camiseta expone una cincuentena de piezas que dan relieve a una parte de su obra que tiene relación con el fútbol y cuyos trazos pueden ser vistos como un adelanto del arte pop. 

Horacio Bernades
El hombre que le pegaba a la pelota con chanfle de tinta china
 En primer plano, la suela del botín se aplasta contra el rostro de un rival, convirtiéndolo en un guiñapo cuyos rasgos se aprietan y deforman, como en un óleo de Francis Bacon. Poder de síntesis, total expresividad muda, resolución en un único cuadrito y sin necesidad de otro color que no sea el blanco y negro: Calé puro. Innominada, como muchas de las piezas de este artista popular que hacía de cuenta que no lo era –prefería ejercer el oficio de ilustrador asalariado y sobreocupado–, la viñeta es parte de la exposición Calé: Humor desde el tablón, dedicada al fabuloso autor de Buenos Aires en Camiseta, que la Casa Nacional del Bicentenario lleva adelante hasta el 3 de agosto. Exposición dedicada a parte de su obra, en verdad: aquella que tiene relación con el fútbol. ¿Efecto del virus mundialista que recorre la Argentina? No parece. Calé no necesita de ningún Mundial para justificarse a sí mismo. 
"Calé santificó lo 'mersa' o lo 'cursi', como emblemas que había que rescatar del desprecio o humillación social que recorre con persistencia la cultura nacional", dice Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, que poco tiempo atrás también le dedicó al vecino de Villa Real --barrio de casas bajas que limita con Villa Devoto– una muestra llamada Trapitos al sol. La obra de Calé, nacido Alejandro del Prado el 14 de diciembre de 1924, es inconmensurable y se conserva casi en su totalidad, gracias a la pasión conservacionista de su viuda María Ester Pérez y su hijo mayor, el periodista deportivo Horacio del Prado (el menor es el conocido cantante Alejandro del Prado). Su obra dedicada al fútbol es casi igual de inconmensurable, teniendo en cuenta que Calé dispuso para vertirla no sólo de los diarios Democracia y La Época y las legendarias revistas PBT y Rico Tipo, sino de la revista que leía como un loco cuando era pibe: la hace rato fenecida revista River. 
1953 fue el Gran Año Calé Universal: en ese año empezó a publicarse Buenos Aires en Camiseta, su columna fija en Rico Tipo y, al mismo tiempo con colaboraciones sueltas, de regularidad semanal, para la revista del equipo de sus amores. En ambas publicaciones lo haría, con algunas intermitencias, hasta su muerte. Autor de una obra tan vasta y diversa como consumada, Calé murió de un infarto el 3 de mayo de 1963. Tenía apenas 39 años. Había empezado a publicar en el '46: son miles y miles de cuadritos en menos de 20 años. Según los estudiosos de su obra, un creciente y cada vez más obsesivo perfeccionismo tuvo que ver con ese infarto. "En los últimos tiempos vivía en compañía de dos frasquitos", informa Horacio del Prado. "Uno era el de Pelikan. El otro, el de Actemin." Paradójicamente, el Actemin no logró salvarlo. La tinta Pelikan, a la larga, sí. Prueba de ello es la muestra de la Casa Nacional del Bicentenario. 
De su vasta producción, la casa de Riobamba al 900 expone una cincuentena de piezas. "Sus trazos son un muestrario imperdible de geometrías, texturas, grosores y curvas, en una suerte de pop adelantado", señala Judith Gociol, directora del Programa Nacional de Investigación en Historieta y Humor Gráfico Argentinos, que depende de la Biblioteca Nacional, y curadora de Calé: Humor desde el tablón. Entre los imperdibles de la muestra no puede dejar de mencionarse la página "La pelota funcional" (Rico Tipo Nº 738, 22-4-59), donde da rienda suelta a una de sus vetas clave: el absurdo desaforado. La página presenta distintos modelos de pelotas de fútbol: una para patear penales, que tiene dibujado un blanco sobre los tientos, una atravesada de cadenas, para cancha barrosa, una cuadrada como un dado y llamada "La Mayoritaria" (porque "hoy por hoy, la mayoría de los jugadores la ven así") y una genialidad casi arltiana, el modelo "Fotogenia", que viene con un dispositivo especial que permite que el jugador calce en él la punta del zapato y la lleve literalmente "puesta". 
Si el expresionismo (ver el rostro aplastado por el botín rival) y el absurdo era dos de sus principales vetas creativas, el ojo crítico era la tercera. En un cuadrito llamado "Dirigente", un gordo muy bien alimentado, con traje de tres piezas y cadena de oro cruzándole el chaleco, posa para la "foto", abrazando a unos sacrificados muchachos del tablón. La denuncia de una señera tradición nacional y canchera (el acomodo) aparece en un cuadrito sin título (Buenos Aires en camiseta, Rico Tipo Nº 630, 27-3-57), en el que un tipo, totalmente sacado, les grita cosas a los jugadores desde el palco de periodistas. "¿Y este coso dónde escribe? ¿En qué pared?", se pregunta Calé. El lunfardo y, en términos amplios, el habla de la calle, son herramientas expresivas claves en el Mundo Calé, que tenía una serie llamada Fatos y columnas de nombre Fóbal, Desde la Popu y Muzzarella Deportiva, todas firmadas con el seudónimo de "Tablonacho". 
Ah, sí: además de dibujar como un maestro consumado, don Alejandro del Prado escribía. Solía hacerlo en la ya mencionada Rico Tipo, en donde tenía una página fija (la columna "El seguidor y fiel", firmada por Alejandro, el Fana) en la revista River. Lo curioso es que mientras algunas notas publicadas en la segunda de esas revistas son celebratorias (en la exposición hay una nota-cargada a los jugadores de Boca, después de un triunfo de River, que es bien de hincha), muchas son insólitamente críticas. Críticas del periodismo deportivo trucho, de los jugadores troncos, de los dirigentes millonarios (no en este caso en la acepción que tiene que ver con "ser de River") e incluso de los propios hinchas, que así como silban

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