A 20 años de la privatización menemista, el Ejecutivo enviará al Congreso un proyecto que expropia el 51% de la principal petrolera del país. Habrá una fuerte participación de las provincias. El gobierno español y Repsol amenazaron con juicios y represalias.
Por: Roberto Caballero Tuvieron que pasar 20 años para que Cristina Kirchner, agitando un tubo de ensayo con petróleo negro de la Patagonia, anunciara el retorno de YPF a manos nacionales y todos entendiéramos el significado concreto de la palabra soberanía, con algo o mucho de orgullo.
El articulado destaca la declaración “de utilidad pública y sujeto a expropiación el 51% del patrimonio de YPF”. En el futuro sólo se podrá revertir con el apoyo de dos terceras partes de los miembros del Congreso Nacional.
El ministro de Industria y el de Asuntos Exteriores fueron los encargados de verbalizar el malestar en el Ejecutivo. Dijeron que el anuncio argentino “rompe el clima de cordialidad y amistad” tradicionales entre ambos países.
Un amplio espectro de ejecutivos, desde las cámaras pymes hasta el titular de la Unión Industrial Argentina, respaldaron el anuncio de la presidenta Cristina Fernández. Expectativa por el precio de la nafta.
El secretario Guillermo Moreno cerró ayer un convenio con los establecimientos Las Marías y Molinos Río de la Plata para garantizar el abastecimiento del producto a valores razonables.
El hermano de la víctima presentó información que relaciona el caso con el Banco Ambrosiano, quebrado en 1982. El padre de la menor era mayordomo en la Santa Sede y murió en 2004 creyendo que su hija estaba viva.
La iniciativa que propone expropiar a Repsol el 51 por ciento de las acciones de YPF ingresó en la Cámara Alta y desde hoy se tratará en un plenario de comisiones. El Frente para la Victoria quiere avanzar con el proyecto de ley y busca llevarlo al recinto la semana próxima.
La empresa denunció ante la Comisión del Mercado de Valores de España que la decisión del gobierno argentino es “manifiestamente ilícita y gravemente discriminatoria”. La empresa añadió que se reserva todos los derechos legales.
Dicen que, a diferencia de las mujeres trans, que suelen quedar excluidas del sistema laboral, ellos andan “camuflados” en la sociedad. “Nos consideraban lesbianas masculinizadas, pero no lo somos.” Piden una ley que los reconozca.
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