LA
REGAÑINA DE ELEUTERIO FERNANDEZ HUIDOBRO
Por Federico Fasano*
Una vez más Eleuterio Fernández Huidobro,
con honestidad intelectual y valentía política, exhibe sin falsos pudores, una
verdad oculta en los pliegues de nuestra sociedad, contaminada por residuos del
pensamiento histórico hegemónico, que construyó pacientemente la oligarquía
uruguaya durante los dos últimos siglos.
Su diatriba contra el implacable
sanjuanino, Domingo Faustino Sarmiento, desató las iras de los sepulcros
blanqueados que pululan en las cátedras de la historia oficial.
Una historia oficial uruguaya, que abrevó
en las fuentes ideológicas de la oligarquía porteña, aliada al pensamiento de
la clase dominante montevideana, también portuaria, las mismas fuerzas
coaligadas que contribuyeron a la derrota y el exilio del protector de los
pueblos libres, pueblos que conformaban las Provincias Unidas del Río de la
Plata, a la que pertenecíamos todos, hasta que la pérfida Albión probó con
éxito en nosotros su plan de balcanización.
El vituperio de Eleuterio al “José Pedro
Varela de la vecina orilla”, como se lo denomina a Sarmiento en los cenáculos
de la historia oficial, es obvio que no se refiere a su rol de educador,
reconocido por tirios y troyanos. En ese ámbito, Sarmiento fue un genio de la
escolaridad primaria, sembrando semillas que germinaron en 1915 con más del 80%
de la población alfabetizada. Ese no es el punto.
Así como Faustino fue “el padre del aula”
en nuestras atrasadas comarcas, su elitismo arrogante, su aristocracia intelectual
y su violencia visceral puesta al servicio de la dominación, lo llevó a abrazar
las peores causas contra los pueblos que pretendía civilizar por la fuerza.
Fue así como en su carta a Bartolomé Mitre,
otro personero del antipueblo, genocida de la flor y nata de la población
paraguaya, Sarmiento lo instaba a la masacre de la plebe: “No trate de
economizar sangre de gaucho. Este es un abono que es preciso hacer útil al
país. La sangre de esta chusma criolla, incivil, bárbara y ruda es lo único que
tienen de seres humanos”.
Fue así que llegó hasta la traición a su
patria para combatir a quien en esa época defendía los intereses de los
gauchos, los mulatos, los orilleros, la chusma al decir de Sarmiento: Juan
Manuel de Rosas, el que derrotó a la mayor coalición imperialista de esos años,
Inglaterra y Francia, en la batalla de
la Vuelta de Obligado.
Y no contento con defender a ingleses y
franceses contra su propio pueblo, hizo una campaña en Chile, para que ese país
ocupara la Patagonia argentina, la mitad del territorio de su propia patria,
titulando sus artículos bajo el lema “La Patagonia es chilena”. Con la confesa
intención de construirle a Rosas un nuevo conflicto internacional que lo
hundiera definitivamente.
El pueblo uruguayo en su inmensa mayoría
apoya a Sarmiento y condena a Rosas. Porque aun es fecundo el vientre que parió
una historia oficial latinoamericana al servicio de los intereses oligárquicos.
Los grandes esfuerzos para desmitificar esa historia llevados a cabo por el
revisionismo uruguayo, en las cabezas pensantes de Vivián Trías, Carlos
Machado, Methol Ferré, Carlos Real de Azúa, Ares Pons, Lucía Salas de Touron, José
de Torres Wilson, José Claudio Williman, y los contundentes aportes
antropológicos de Daniel Vidart, no han sido suficientes para desnudar la
mentira del relato oficial tantas veces repetido y difundido en nuestras aulas.
Por eso una vez más, Fernández Huidobro,
tuvo la virtud con su diatriba, de ubicar un tema histórico en la agenda,
promover un inesperado debate en los medios y en las redes, y sembrar su
semilla y riego en el suelo reseco del revisionismo oriental.
Estoy de acuerdo con el vituperio de don
Eleuterio.
- Federico Fasano es abogado y periodista
argentino, radicado en Uruguay desde muy jóvebn, donde sacó 5 diarios
contra el avance del régimen militar en los setenta, estuvo exiliado en
Bs. As y en México donde dirigió Le
Monde Diplomatique, para latinoamérica y, a su retorno a Uruguay, fundó el
diario de izquierda, frenteamplista La República.
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