MEDIOS Y COMUNICACION
Más o menos juntos
Refiriéndose a las campañas
políticas a través de los medios, Marta Riskin asegura que en el afán por
proveer de cualidades inexistentes a los postulantes podría suceder que acaben
por exponer que un candidato es una gaseosa. Y sostiene que es allí cuando el
rescate de la memoria colectiva ofrece oportunidades al pensamiento crítico.
Por Marta
Riskin *
Ilustración y Razón
La Ilustración, época histórica y
movida cultural, se propuso iluminar las tinieblas de la ignorancia para que la
razón alumbrara la humanidad o, al menos, a Europa.
Desde entonces, educación y
riqueza se convirtieron en pares complementarios y se creyó, sobre bien
fundadas razones, que una mejor educación traería mejor distribución de la
riqueza y la mejor distribución de la riqueza permitiría educar ciudadanos
cultos, solidarios y responsables.
A pesar de avances trascendentes,
los resultados distaron de construir el mundo de justicia que soñaron aquellos
maestros y sea porque el pasaje de la teoría a la práctica exige incansables
ajustes o porque los grandes cambios confrontan principios y experiencias en el
poder; sea por costumbres de sumisión a normas injustas y sacrosantas academias
o por simples cuestiones de interés personal o de grupo, demasiados “señores de
traje y sombrero”, como diría María Elena Walsh, o en camperas sólo
simbólicamente transgresoras se apoderaron del control del conocimiento con pretensión
de reinstalar aristocracias o de instaurar otras nuevas.
Apandillados en corporaciones y
asociados en el Gran Hermano Mediático, continúan procurando la domesticación
de conciencias y despliegan, especialmente en tiempos de urgencias, electorales
por caso, un gran abanico de recursos y estéticas de alienación para captura de
subjetividades.
Máxime en la actualidad, cuando
no sólo se ven obligados a lidiar con solitarios luchadores por la recuperación
de derechos y sensibilidades culturales sino, y cada vez más, contra Estados
nacionales.
La razón de las ilustraciones
Las campañas políticas suelen
ocultar las intenciones de los candidatos, pero los objetivos resultan muy
evidentes si se contrata en patota a los mismos profesionales y se aplican idénticas
fórmulas de propaganda a las que otorgan valor y adhesión activa a cualquier
marca que zumbe y retumbe, semiótica mediante, sobre los hábitos audiovisuales
de los consumidores devenidos en ciudadanos.
Reconocibles usinas expertas en
producción y distribución de significantes vacíos de significados reúnen a los
mejores cientistas en mercadeo con clientes de ideologías afines y usan
herramientas de comercialización como armas de seducción, válidas para
cualquier producto, sea golosina o representante del pueblo.
Tampoco pueden hacer milagros.
Se trata de atender a muchos
clientes juntos con idénticos plazos de entrega y el mismo propósito de
reinstalar pasados injustos.
En el afán por proveer de
cualidades inexistentes a los postulantes y disimular sus proyectos opuestos a
los intereses populares u omitir prontuarios, podría suceder que la insistencia
en suministrarle cualidades efervescentes y espumosas acabe por exponer que un
candidato es una gaseosa. Más aún: las consignas desencantadas destinadas a promover
personajes dispuestos a ejercer como gerentes, también exteriorizan el
principal objetivo de los intereses que los promocionan. En palabras de Jürgen
Habermas, siempre se trata de apartarnos de la función liberadora de la memoria
y hoy más que nunca, el presente convoca a la historia.
Razón objetiva histórica
En esta precisa coyuntura, la
sustitución de proyectos por gráficas y emoticones es posible, gracias a los
privilegios que ha otorgado la “injusticia” al control tecnológico propietario
de los grupos concentrados.
Desde cada pantalla y cada hogar,
ellos se asumen como árbitros del voto popular, con derecho a sentenciar
criterios y juicios e implantar ilusiones y protagonistas para apropiarse de la
“Razón Objetiva Histórica”, mérito que ni siquiera Kant o Hegel se hubieran
atrevido a reclamar, por cordura o simple honestidad intelectual.
Los dirigentes “+ o -” ya no
golpean la puerta de los cuarteles, pero registran, en palabras del general San
Martín, cuando “la biblioteca destinada a la educación universal es más
poderosa que nuestros ejércitos” y que el control que ejercen sobre el
imaginario social va cediendo al ritmo que se profundiza la redistribución de
la riqueza y la educación.
El rescate de la memoria
colectiva ofrece, una y otra vez, oportunidades al pensamiento crítico. Y
lecciones, como las que aporta la significativa similitud entre los
acontecimientos padecidos en Europa por un presidente democrático de América
latina hace tan sólo unas semanas, y la detención y requisa que sufriera don
José de San Martín en el puerto del Havre, desde el 23 al 29 de abril de 1824,
por motivos casi idénticos.
Apenas dos hechos separados por
200 años, cuya comparación ilumina el presente y manifiesta que aún se sigue
eligiendo entre los herederos ideológicos de Rivadavia y los protagonistas de
la Asamblea de 1813.
* Antropóloga UNR.
MEDIOS Y COMUNICACION
Las redes sociales en
la política
Para Marcos Muñoz, un proyecto
político no puede alimentarse sólo a través de las tecnologías de información y
comunicación, porque la política necesita del cara a cara y porque las TIC no
pueden suplantar la política del compromiso intersubjetivo.
Por Marcos
Muñoz *
Desde Neuquén
Hacer para mostrar. Reflexionar
para hacer y luego mostrar. Hacer y luego reflexionar para volver a hacer.
Discutir. Debatir. Salir, hacer calle, hablar y escuchar, escuchar, pensar y
hablar. Poder explicitar el sentido político de las acciones y las ideas. De eso
tratan la militancia y la política. Y mostrar lo que se hace, eso, es legítimo.
Y si lo podemos mostrar por medios propios, mejor. Aprovechar las herramientas
que brindan las nuevas tecnologías e Internet. Por ejemplo, los costos se
abaratan, y mucho. El acceso a las nuevas tecnologías es diverso, es amplio,
hasta suele afirmarse que es masivo. Los celulares, Facebook y Twitter se
instalaron a un ritmo vertiginoso, lo que da la pauta de su alcance.
¿Para qué incorporamos estas
herramientas? ¿Qué hacemos noso-tros con ellas? ¿Qué hacen esas herramientas
tecnológicas con noso-tros? ¿Qué puente se genera entre estas herramientas y la
política? ¿Puede la política, un proyecto político, sostenerse en base a estas
tecnologías? No. No puede sostenerse sólo en/con ellas.
Digo esto sabiendo que, de todas
formas, mantener una posición única, una posición cerrada, inflexible, no es
aconsejable para entender un fenómeno que sigue sorprendiendo por los ecos al
por millón que generan ciertas noticias en las redes sociales.
Retomo: un proyecto político se
sostiene, justamente, porque en él confluyen sujetos, proyectos, acciones, que
lo hacen legítimo.
La acción territorial, el poder
–y el querer– hablarle a la gente en períodos más prolongados de lo que dura
una entrevista radial o televisiva son elementos de suma consideración en la
actualidad. Y esto, a contramano del fervor con que subimos todo, a veces
ciegamente, a las redes sociales, para que el mundo lo vea, para decir acá
estamos, aparecemos.
La política en la calle, la calle
en la política –en la búsqueda de compartir ideas, sensaciones– y escucharse
son claves para que un proyecto político se haga carne en la gente y para que
la gente pueda volver carne el proyecto político (este planteo no es sólo una
mirada, sino también una experiencia que comparto. Y cuando escribo esto, lo
hago desde un caso situado en la provincia de Neuquén). Las redes sociales, los
mensajes de texto, las páginas personales, adquieren sentido, relevancia e
impacto si está, si existe, ese transitar de la política en las calles, de la
calle en la política. En treinta años de democracia estamos transitando la
recuperación de la palabra y de la práctica política.
Y, como la calle, aunque en
distintas formas, las redes sociales tienen su retórica: hay que decidir qué
decir, qué imágenes mostrar y estar preparados para la diversidad de las
interacciones posibles, entre otras leer comentarios en todos los tonos.
Puede resultar curiosa esta
perspectiva de la comunicación política. De lo que hablo es que en la medida en
que los actores de la política puedan seguir fomentando la escucha y el diálogo
con la militancia y trabajar esa relación a lo largo del tiempo, se potenciará
el sentido de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC),
mientras se potencia, simultáneamente, la formación de los militantes. Lo no
aconsejable sería privilegiar las TIC por sobre la política. Es lo que hizo el
neoliberalismo y lo que siguen haciendo las expresiones actuales de la política
más retrógrada, la que pone la tecnología por encima de los sujetos y de los
proyectos colectivos. Aunque este mundo fuera expresable –que no lo es– en las
relaciones entre 0-1 de los lenguajes computarizados, nada suplantará la
primera relación, ese primer vínculo, entre las personas.
Política y militancia logran ser
manifestaciones creíbles cuando los sujetos hablamos cara a cara y nos
escuchamos, cuando nos sentamos a una mesa o hacemos una ronda para vernos las
caras. Cuando suman vecinos, cuando suma gente joven a la ronda de la
conversación, cuando suman militantes de otras épocas. Todo esto puede
fortalecerse a través de las TIC, pero las TIC no pueden suplantar la política
del compromiso intersubjetivo.
En fin, el nuevo paradigma
cultural de la comunicación en Argentina no sólo afecta a los medios
concentrados, sino que nos llama a todos a la reflexión sobre qué lugar pueden
ocupar –qué lugar les damos– las redes sociales en un proyecto político. Sobre
todo cuando se trata de un proyecto político que busca ser parte de las
expectativas de un pueblo y responder a ellas, trabajando para despertar del
letargo medieval producido por otras formas de hacer política, las de la
violencia, la división y los infinitos dolores, privados y públicos.
* Licenciado en Comunicación
Social. Egresado de la Universidad Nacional de Cuyo. Secretario de Extensión de
la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue, provincia de
Neuquén. marcosnqn@hotmail.com
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