domingo, 1 de julio de 2012

quE desnuda el discurso del miercoles

El camionero mostró bronca, control y sinceridad

A través de sus gestos, Moyano dijo mucho más que lo expresó verbalmente durante el acto en Plaza de Mayo. Además, busca sacar rédito de la falta de respuestas del Gobierno.

Por Sergio Rulicki
01/07/12 - 12:22
El camionero mostró bronca, control y sinceridadSeñales. El sindicalista no mostró indicios de estar sufriendo estrés mientras hablaba a la multitud, salvo cuando en un momento se acomodó los anteojos mientras decía: "No venimos a competir con nadie".

El objeto de esta nota es analizar la confrontación entre el Gobierno y la CGT a través del análisis de la comunicación no-verbal de sus protagonistas. Este análisis es posible debido a que la política, como dice Giovanni Sartori, se ha convertido principalmente en “telepolítica”. El lenguaje de la televisión tiene una influencia determinante: hay una tendencia creciente a que predomine el estilo sobre la sustancia, y la emoción sobre la información fáctica, ya que el encuadre televisivo permite ver a los políticos de cerca, como si estuvieran presentes en nuestra propia casa, y hace que hasta sus más pequeños gestos, que antes pasaban desapercibidos, adquieran ahora una nueva relevancia.
En este contexto, resulta muy interesante hacer un estudio comparativo entre la comunicación no-verbal de Hugo Moyano y la de Cristina Fernández de Kirchner. Ambos tienen repertorios gestuales y posturales diferentes, pero así como existen diferencias, también existen similitudes que vale la pena destacar, sobre todo en el aspecto de la comunicación no verbal denominado paralingüística, que se enfoca en el tono, el volumen, las pausas y las fallas en la dicción, cuya naturaleza está más ligada a las emociones que a la semántica de las palabras.
El rasgo más representativo del estilo retórico de la Sra. Presidente se encuentra en su manera de enunciar. CFK parece siempre convencida y afectivamente comprometida con lo que dice. Pero lo mismo es válido para Hugo Moyano (a pesar de que “se coma las eses” y no sea tan articulado como Cristina). Ambos comparten una cualidad oratoria que se logra a través de una melodía similar a la del lamento, en la que las frases se terminan en un tono más agudo de aquel con el que se comienzan, y que se refuerza con la creación de tensión dramática a través de la repetición de palabras clave y pausas más prolongadas que lo normal. Este estilo, tradicional en la política argentina, constituye para los seguidores de cada bando una confirmación de la sinceridad de sus líderes.
Debido a que los gestos y las posturas constituyen el canal privilegiado para la representación de las intenciones, la comunicación no-verbal es una parte esencial de la telepolítica. Si los gestos y las posturas son congruentes con el mensaje verbal, éste parecerá más auténtico y será más persuasivo. En cambio, si las señales no-verbales crean disonancia con el mensaje hablado, la eficacia comunicacional descenderá.
En términos de este tipo de eficacia, tanto en su discurso durante el paro del miércoles 27, como en sus presentaciones mediáticas previas, Moyano mantiene un comportamiento no-verbal estándar que es indicativo de una gran capacidad para el autocontrol emocional.
A pesar de los fuertes intereses en juego, no produce señales de emoción incongruentes con el sentido del contenido verbal de su discurso.
Dentro de su característico estilo de clase trabajadora, se muestra lógicamente coherente y mantiene el nivel de exaltación dentro de parámetros acotados. A través del manejo de la entonación, incrementa y reduce la intensidad emocional de manera deliberada, ofreciendo alternativamente señales de dominancia y señales apaciguadoras.
No produce sonrisas narcisistas (de costado), uno de los indicadores fundamentales de intenciones de engaño, aunque también es cierto que Moyano sonríe muy poco.
No muestra un incremento respecto de su comportamiento estándar en términos de manipulaciones del rostro, que constituyen las principales señales no-verbales de estrés, como rascarse el cuello o el cuero cabelludo, pasarse la mano por los cabellos, o tocarse la nariz, los ojos o la boca.
Al no mostrar señales de estrés, Moyano da impresión de sinceridad cuando afirma el descontento y el escepticismo creciente con el Gobierno de los votantes de clase trabajadora. Sin embargo, durante su discurso en Plaza de Mayo hubo un momento en el que Moyano muestra el mayor nivel de estrés que puede leerse en su comportamiento no-verbal. Cuando dice: “No venimos a competir con nadie”, se acomoda los anteojos (gesto de acicalamiento auto-pacificador) y se pasa los dedos por la boca (gesto que representa la necesidad inconsciente de limpiar una suciedad corporal, como un resto de comida). Dado que en su comportamiento estándar la frecuencia de este tipo de gestos es muy baja, su aparición resulta un indicio muy significativo.
Por otro lado, Moyano comete un acto fallido del habla que delata lo que verdaderamente piensa cuando dice: “La adversidad nos favorece…”, y se corrige: “… nos fortalece.” Esto significa que Moyano juzga las acciones negativas del Gobierno (soberbia, falta de atención a los reclamos de los trabajadores, etc.) como positivas para sus aspiraciones políticas.

Los representantes del Gobierno, por su parte, amén de insistir en argumentos débiles, como una supuesta actitud misógina por parte de Moyano hacia la Presidente, han producido durante sus apariciones mediáticas mayor proporción de actos no-verbales de insinceridad. Por ejemplo, Aníbal Fernández, en el reportaje que le realizó Alejandro Fantino en su programa “Animales Sueltos” del día 20/6, produjo numerosas señales de manipulación: al tratar de mostrarse como una persona que habla con sinceridad mediante la exhibición de las palmas de sus manos, el “marco de exhibición de los gestos”, no fue el apropiado. En su forma natural como manifestación de sinceridad, las palmas abiertas se exhiben normalmente a la altura de los codos flexionados, y no más arriba. Cuando esto ocurre, es producto del encogimiento y elevación de los hombros que representa la búsqueda de protección de la cabeza, como reflejo condicionado ante la falta de objetividad, que desde una perspectiva adaptativa, constituye un riesgo para la propia supervivencia.
En la telepolítica, el resultado de las próximas elecciones está siempre en juego, y por este motivo los políticos deben estar siempre en campaña. El discurso ideológico se ha convertido en un recurso mediático, más allá de que los políticos crean o no en él, dado que lo más importante es resultar atractivo para el mayor número posible de televidentes. La telepolítica también realza la utilidad del ataque personalizado a los adversarios, ya que este responde a la estrategia del escándalo mediático que genera rating.
El Dr. Peter Collett, psicólogo y experto en el análisis de la comunicación no-verbal de los políticos, expone lo siguiente: “La cuestión central de la actividad política son las apariencias – es tan importante para los políticos ser capaces de convencer a los votantes de que actúan de acuerdo a ciertos principios–, como lo es ocultar el hecho de que están siempre preparados para abandonar estos principios en favor del poder, el dinero o la popularidad. Los políticos han reconocido este rasgo de la política desde siempre. En muchos casos, es precisamente esta condición lo que parece haberlos atraído a esta profesión en primer lugar.”
*Lic. en Antropología y Dr. en Comunicación Social. Endorser Científico para Latinoamérica para la serie Lie To Me.

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