martes, 18 de octubre de 2011

Entrevista a los profesores Eduardo Arzt y Florian Holsboer

“Estamos aquí por la importancia que le da este gobierno a la ciencia”

Publicado el 18 de Octubre de 2011

El biólogo molecular que dirigirá la sede local del Instituto Max Planck dice que habrá varios repatriados en el staff inicial. Para el científico alemán que coordinó el proyecto, “el interés argentino en la investigación es una garantía de éxito”.
Cuando el pasado 7 de octubre la presidenta Cristina Fernández inauguró el Polo Científico Tecnológico de Buenos Aires, no sólo puso en marcha un proyecto que cierra simbólicamente la etapa en que desde el Poder Ejecutivo se mandaba a lavar los platos a los científicos, sino que sentó las bases para la búsqueda de respuestas a las problemáticas que se plantea la ciencia mundial contemporánea. En ese contexto, una de las secciones del Polo albergará a la sede del prestigioso instituto alemán Max Planck, dedicado a la investigación de máximo nivel. Este instituto será la primera sede de esa comunidad de científicos en América Latina y, de hecho, es la tercera en el mundo fuera de Alemania.
El profesor Florian Holsboer –director del Instituto Max Planck de Psiquiatría, de Munich– fue el responsable de la coordinación por parte de esa sociedad de la concepción y construcción del nuevo Instituto Partner, dentro del Polo Tecnológico. “La instalación de la sede en Buenos Aires obedece en primer lugar al extraordinario nivel de la cultura y la ciencia en la Argentina –explica Holsboer–. La educación, no sólo la universitaria, tiene niveles muy altos, y creemos que eso es una garantía para el éxito de este proyecto. Además, lo determinante es el actual contexto de este país: tanto Daniel Filmus en su momento como Lino Barañao o la propia presidenta Cristina Fernández estuvieron varias veces en Alemania conversando con nosotros acerca de la importancia que este gobierno le asigna a la ciencia, y ese proceso se hizo permanente en el tiempo. Ese contexto de interés en la ciencia y la investigación determinó la elección del lugar.”
El Polo Científico Tecnológico, que funcionará en el barrio de Palermo, en el remozado edificio de las ex Bodegas Giol, será un centro de gestión y producción del conocimiento. Dará cabida al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y a sus organismos dependientes: el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, además de los centros de investigación binacionales, un auditorio y un museo de ciencia.
El biólogo molecular argentino Eduardo Arzt, quien trabajó años atrás en la sede central del Max Planck en Alemania, será el director del instituto binacional. “Para tender un puente, es necesario que haya dos puntos que se quieran unir, y con Eduardo aquí sabemos que el puente va a tener buen destino”, dice Holsboer.
Todo marcha según lo planeado, de manera que se espera que en menos de tres meses se termine de instalar el equipamiento en los laboratorios para que entonces arriben los primeros equipos, que de todos modos ya están trabajando en el país, en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
“El concepto general es el de un instituto de biomedicina, y lo fundamental es establecer una plataforma de conocimiento y trabajo para abordar las bases moleculares de las enfermedades”, explica Arzt. El científico revela que la metodología de trabajo constará de tres abordajes distintos: “Por un lado, hacemos modelado y simulación molecular por computación de las proteínas que participan de un proceso biológico o patológico.” Para eso se está armando un área muy fuerte de bioinformática, que va a estar conformada por el profesor Claudio Cavasotto, investigador repatriado del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Texas, experto en modelado molecular y bioinformática; y Patricio Yankilevich, un científico que retornará desde España. “Una vez que tenemos esos modelos –prosigue Arzt–, el segundo abordaje es probarlos en modelos celulares que tenemos en el laboratorio, líneas celulares que hemos desarrollado a lo largo de muchos años y algunas que hemos adquirido de otros laboratorios”. El Instituto espera también para febrero o marzo a otro repatriado, el investigador Mario Rossi, del Departamento de Patología de la New York University, que trabajará junto al grupo de Susana Silberstein, quien actualmente desarrolla su tarea en la UBA.
“El tercer abordaje es llevar esas pruebas a modelos experimentales. Ahí viene, por ejemplo, el trabajo de María de la Paz Fernández, que retornará desde Harvard, y que tiene un modelo de análisis muy importante sobre el comportamiento neuronal de la mosca Drosophila.”
El staff inicial será de 45 científicos, entre los cuales se encuentra Damián Refojo, quien ya trabaja en la sede de Munich del Max Planck. En su enorme mayoría, serán científicos que retornaron al país dentro del programa Raíces (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior), mediante el cual el Ministerio de Ciencia ya repatrió a más de 830 científicos que habían emigrado ante las malas condiciones para la investigación en nuestro país.
Durante el acto de apertura del Polo, la Presidenta recordó el empeño de Néstor Kirchner en este proyecto. “Fue durante su gestión precisamente cuando se lanzó la idea de reconvertir estas viejas bodegas, que eran realmente un oprobio para todos los argentinos, en este Polo Científico Tecnológico que ya constituye una referencia.”

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